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Pedro Javier Sáenz, docente riojano e investigador en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, acaba de ser galardonado con una beca de la fundación Alfred P. Sloan. JOSEPH CLAMPETT
Un riojano entre los científicos más prestigiosos del mundo

Un riojano entre los científicos más prestigiosos del mundo

Pedro Javier Sáenz ha sido distinguido por la fundación Alfred P. Sloan: «Me siento muy afortunado, es una beca muy competitiva»

Martes, 21 de febrero 2023, 01:00

Conseguir una de las becas científicas más prestigiosas del mundo es complicado, pero no imposible. Requiere, en parte, de mucha vocación, creatividad, esfuerzo y tesón, que el riojano Pedro Javier Sáenz ha desplegado a lo largo de toda su trayectoria y que le ha llevado, hace escasos días, a ser distinguido por la fundación Alfred P. Sloan. Todo, tras ser nominado por otros compañeros científicos por la investigación que lleva a cabo en la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, sobre cómo las leyes de la mecánica clásica pueden racionalizar comportamientos que antes solo se creían posibles en la mecánica cuántica.

«Me siento muy afortunado, porque supone un reconocimiento, que la sociedad y tu entorno valoran el trabajo y la pasión que llevas poniéndole a lo que haces durante tantos años», asegura este viguereño que, más que sentirse orgulloso por sumar este nuevo logro a su currículum, está satisfecho por su familia. «Mis padres no tienen estudios; creo que muchas veces no son capaces de comprender lo que hago. Por eso, al recibir este reconocimiento, siento que somos capaces de compartir algo que es muy importante para mí, como es mi carrera y mi pasión por la ciencia. Me hace feliz ver que están orgullosos».

Sobre todo, porque la importancia de esta beca va más allá de la dotación económica, ya que hay otras, como la que recibió el pasado año de la Fundación de Ciencia Americana, que proporcionan una mayor financiación. «Es más el prestigio que la dotación económica. Es una beca muy competitiva, que se otorga a los científicos que han tenido mucho éxito, por lo que recibirla me hace sentirme orgulloso». En total, recibirá 75.000 dólares para realizar su investigación, que empleará «para financiar los trabajos de los alumnos o adquirir equipos para el laboratorio si fuesen necesarios».

«Esta beca es una anécdota más en el camino; hay muchos logros y premios que quiero conseguir»

Pedro Javier Sáenz | Docente e investigador en EE UU

No solo eso. Este prestigioso reconocimiento también le servirá para demostrarle a los miembros de su grupo de investigación de la universidad estadounidense que, con mucho trabajo, esfuerzo y pasión, pueden conseguir todo aquello que se propongan. «Me permitirá darles un ejemplo tangible de que lo he conseguido trabajando mucho durante años y gustándome mucho lo que hago. Será una herramienta que me ayudará mucho en una labor educacional para ayudar a que mis estudiantes, que son nuevos investigadores, consigan esta beca u otras cosas muchísimo más importantes».

«Es solo el inicio»

Su currículum apabulla. Hijo de una familia humilde –su padre, natural de Viguera, es ganadero; y su madre, de Lugar del Río, obrera–, este licenciado en Ingeniería Mecánica e Industrial por la Universidad de La Rioja decidió mudarse a Escocia para aprender inglés, pero terminó haciendo un doctorado en la Universidad de Edimburgo con una beca de la Fundación Caja Madrid. «Pensaba que no era suficientemente bueno para esta universidad, pero rápidamente me di cuenta de que tenía la capacidad de hacer un doctorado en el extranjero y que se me daba bien la investigación».

Fue entonces cuando descubrió su vocación científica, que empezó a llevar cada vez más lejos. «Quise llegar desde el lugar más pequeño, desde un pueblo de La Rioja, hasta la mejor universidad del mundo: el Instituto Tecnológico de Massachussets, donde están los científicos más importantes del planeta». Su trayectoria no se quedó ahí. Ya en 2019, empezó a trabajar en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, donde fundó su propio laboratorio y, desde entonces, compagina su labor como docente e investigador. «Mi día a día está entre dar clases de Matemáticas en la universidad, investigar y dirigir mi grupo de investigación».

Pero haber recibido esta prestigiosa beca es solo el principio de una trayectoria que parece no tener fin. «No quiero vivir del pasado, hay muchos logros y premios que quiero conseguir, y que mi grupo de investigación crezca, porque eso significa que hacemos una investigación adecuada». «Esta beca es solo el inicio, otra anécdota en el camino, porque nos quedan muchísimas cosas por conseguir. Esa es la belleza de la ciencia, que siempre puedes mejorar, crecer, esforzarte más y tener una mayor pasión por tu trabajo».

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