Pioneros con 60 velas en el derribo de barreras

Sin canas ni achaques. Igual a Ti cumple el próximo miércoles 60 años de edad. Llega en plena forma, pletórica de músculo y agilidad y decidida a mantener el paso firme con el que hace seis décadas empezó a derribar barreras, a visibilizar una desigualdad injusta y a lograr las conquistas que merecían las personas con discapacidad intelectual, hoy admitidas socialmente como seres humanos con distintas capacidades.

Un grupo de padres y madres riojanos decidió levantar los visillos y persianas, abrir de par en par puertas y ventanas y hacer saltar por los aires los muros de silencio y, a veces, de vergüenza que condenaban a sus hijos de por vida. Su unión alumbró el 31 de enero de 1964 la Asociación Riojana Pro-Personas con Discapacidad Intelectual (ARPS). Un año después nacía en Logroño el colegio Los Ángeles, al que siguieron en 1975 la residencia de semana y los centros laborales de la capital riojana y, en 1979, el desembarco en La Rioja Baja, con la delegación en Calahorra.

Eran años, sin el apoyo de las administraciones públicas, de penurias económicas y sacrificios. Con rifas, loterías, bailes y eventos –novilladas, partidos de pelota, combates de boxeo...–, la entidad empezó a conquistar las conciencias ciudadanas e inició un lento crecimiento a la sombra de uno de sus símbolos, el 'Pozo sin fondo', para la recaudación de fondos. Hoy, bautizada desde 2016 como Igual a Ti, luce un armazón envidiable.

Con 426 socios –230 numerarios y 296 protectores– y un equipo profesional integrado por 190 personas, atiende a más de 600 usuarios. Además del Centro Privado Concertado de Educación Especial Los Ángeles, que cuenta en sus aulas con 80 alumnos de entre 3 y 21 años, Igual a Ti despliega una poderosa estructura de atención integral formada por los Centros de Atención Diurna (centros de día y ocupacionales) Domingo Ochoa en Logroño y Áncora en Calahorra, con sus respectivos centros especiales de empleo; los servicios de vivienda con 59 plazas –Los Valles en la capital riojana y el calagurritano Valle del Cidacos– que se ampliarán en breve con pisos tutelados; los servicios de Promoción de autonomía personal y los generales...

Una senda de esfuerzo, pelea sin tregua y metas conquistadas pero con un largo trayecto aún por recorrer. E Igual a Ti quiere aprovechar el recodo de los 60 años para, bajo el lema Contigo, coger aire para seguir. Por ello, sus centros de Logroño y Calahorra, en el arranque de un amplio calendario de eventos, se vestirán de gala este próximo miércoles para brindar con música, tarta y las actuaciones del coro de la entidad y de Bárbara Reina de la Pantaloneta por el pasado, el presente y, en especial, el futuro. en las que además de la alegría se brindará por la ilusión, la firmeza en la lucha y en la reivindicación, ejes clave en un calendario de eventos diseñado para maridar el agradecimiento a todas las instituciones, entidades y colaboradores que han caminado junto a la asociación junto a la necesidad de mantener el foco sobre la injusticia de la desigualdad e implicar a la ciudadanía en la batalla.

«Hay un compromiso por parte de esta organización de apoyo integral desde que llegan a nosotros. Aquí nadie se queda en el camino y no hemos dejado a nadie fuera», se enorgullece Santiago Urizarna, presidente de Igual a Ti, quien saca pecho por las fortalezas de una entidad que «desde su nacimiento y durante toda su trayectoria no ha dejado de ser pionera, porque siempre se han dado pasos: primero fue el colegio, luego los talleres ocupacionales, después residencia...».

Tras recordar que «las juntas directivas, que eran generalmente los padres estaban muy concienciadas, y pese a no tener dinero, porque las administraciones daba poco, lograron fondos para crear puestos de trabajo y dar protección y futuro a las personas con discapacidad», Urizarna se mantiene fiel en esa vía abierta a golpe de esfuerzo: «En esa senda seguimos, innovando, visibilizando y avanzando», asegura para advertir de que «tenemos que hablar más de personas y menos de discapacidad».

Con la vivienda y el trabajo como retos claves, junto a la formación, el presidente admite que no siempre es fácil. «La administración tiene toda una serie de normativas y nuestros servicios salen a concurso y después hay convenios. Antes no nos quería nadie, no se presentaba nadie, pero ahora compites con empresas privadas puras y duras. Generalmente nos sale bien, pero cada vez tenemos que sujetar mas los precios y eso es complicado y cada vez que sale el concurso estás temblando», explica, para, no obstante, defender la buena relación con los poderes públicos, afianzada «por nuestro buen trabajo y porque jamás hemos pedido lo que no se nos puede dar».

«Todo ha cambiado, aunque ha sido muy poco a poco, para bien pero, evidentemente, falta mucho por hacer y hay que pedir más, en primer lugar a la administración y también, por parte de las familias, a la propia asociación porque debemos seguir mejorando», asegura, por su parte, Isabel Sanjuán, miembro desde hace un año de la junta directiva de Igual a Ti, aunque vinculada a la asociación, como toda su familia, desde que hace 50 años su hermana pequeña llegó, con 5 años, a la sede de la asociación que «en nada se parecía a la de hoy».

A sus 66 años, José Antonio lleva 48 años en Igual a ti, la asociación a la que llegó en 1975 con la mayoría de edad recién cumplida para empezar en el centro ocupacional en diversas labores, entre las que recuerda los trabajos de encuadernación para Unipapel. En 1999 entró al Centro de Empleo de la entidad, donde acaba de cumplir un cuarto de siglo. «Ahí nos amoldamos a todo el trabajo que nos traen, ahora sobre todo estamos con tornillos, pero lo que nos llegue hacemos, somos un multiusos», asegura con orgullo este hombre que en unos meses se ganará un merecido retiro. «Para mí la asociación lo ha sido todo, en mayo me jubilo y gracias a ella voy a tener una jubilación, no es mucho, pero bueno. Mi vida no hubiese sido igual sin Igual a ti, así que, claro, siempre estaré agradecido», concluye.

Jesús Manuel llegó a Igual a Ti hace ya más de medio siglo siendo un niño de 10 años. Hoy a sus 64 años habla con orgullo de su trabajo en el centro ocupacional y de una asociación a la que ha visto crecer. «Le debo todo, absolutamente todo. Mi vida no hubiese sido igual sin ella y seguiré aquí hasta que pueda o hasta que me dejen», anticipa con su permanente sonrisa. Además de su horario en el centro, de 9 a 17 horas, Jesús Manuel es un entusiasta de cualquier actividad – «Hacemos un periódico y estoy en el club de lectura»–, aunque se le ilumina el rostro sobre todo al hablar del programa Viajar en el CAD, lo que le ha permitido conocer otros países, culturas y asociaciones. «He estado, por ejemplo, en Colombia y en Rumanía», recita, para confesar «me lo paso mejor de lunes a viernes que los fines de semana, cuando no puedo venir».

Alicia cumple este año 19 años y esta en el colegio Los Ángeles de Igual a Ti en el segundo curso de transición a la vida adulta. «Llegué aquí hace dos años y me va muy bien, mucho mejor que en los anteriores centros en los que estuve, porque aquí sí he podido hacer muchos amigos», asegura convencida y con el objetivo y el deseo de poder trabajar en un futuro próximo con niños. «Me gustan mucho los niños pequeños, no sé todavía qué seré de mayor, me da igual, pero con niños». Muy «agradecida a la asociación», la joven sale cada tarde del colegio a las cuatro y desde hace un tiempo coge ella sola el autobús para regresar a Murillo, donde vive con sus padres. Junto a sus estudios y otros cursos, sus dos aficiones principales, son el baile y la natación, pero no se ve en el coro de la entidad: «Una cosa es cantar y otra bailar», bromea.

Igual a Ti cambió la vida de Antonio cuando ya era adulto. Entró a los 31 años, hace ya 36, cuando su padre se jubiló y abandonó las labores de pastoreo en las que le ayudaba Antonio. «Vine a la asociación y desde el principio sentí un cambio profundo, porque hasta entonces iba con mi padre con las ovejas y desde que llegué aquí pude empezar a trabajar», recuerda orgulloso. Igual a Ti le ha dado la felicidad, tanta que cuando hace nueve años, al cumplir los 58, le comunicaron que podía jubilarse perdió la alegría y la ilusión. «Estaba aburrido y en cuanto me enteré que podía entrar en el centro ocupacional Áncora de Calahorra lo solicité y ahí sigo», explica. «¿En casa qué hago? Pues el indio», prosigue convencido, para admitir que está deseando de que pase el fin de semana y empiece el lunes «para volver a lo mío, porque ahí me siento útil y feliz».

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