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Oficios entre la tradición, el arte y las tendencias

Ceramistas, pasteleros, bisuteras, alpargateros, canteros... Artesanía de La Rioja integra a 280 particulares y empresas que mantienen viva una romántica forma de producción

Lunes, 26 de agosto 2024, 07:09

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En tiempos de la fabricación en masa, de millones de productos clónicos y 'sin alma' repartidos por el mercado global y de consumismo impulsivo, a veces, viene bien tomar una pausa, apreciar aquello elaborado de otra manera, dar valor a la tradición de los oficios clásicos y manuales. Alo artesano. La pandemia marcó un punto de inflexión, puso la mirada de muchos en lo hecho a mano, en unos casos como aprendizaje casero, en otros, orientando nuevos caminos al consumo. EnLa Rioja, el registro de Artesanía distingue a 280 empresas y particulares con un sello que aglutina numerosas realidades y oficios con el objetivo de diferenciar la excelencia de los artesanos de la región.

Ceramistas, pasteleros, ebanistas, modistas, apicultores, canteros, miniaturistas, pintores, alpargateros, queseros... La Rioja cuenta con una importante muestra de oficios que mantienen ese romanticismo artesano que trata de escapar a lo que todos hacen, buscando la diferenciación, encontrando sus propios caminos e inspiraciones. Siendo, en origen, artistas. Todo ello, sin dejar de prestar atención a la actividad comercial, que será finalmente la que permita al artesano ganarse la vida con su pasión.

Son 82 los particulares que ofrecen en la región esa visión más idealista de lo que es ser artesano. Además, el registro incluye a 71 empresas artesanas, 116 artesanos que forman parte de una empresa y 11 honorarios, los ya jubilados. Sin duda es una muestra representativa de la región, con inscritos en cincuenta municipios, entre los que destaca Logroño, con 54, por delante de Navarrete (25), Santo Domingo de la Calzada (16), Cervera de Río Alhama(15) y Quel (15).

El peso de la agroalimentación es mayoritario bajo el sello de Artesanía de La Rioja, comprendiendo 17 ocupaciones y reconocidas viandas:embutidos, conservas, mieles, helados, chocolates... Aunque algo menos numerosa, más variada es la artesanía artística y tradicional, con 34 oficios. Algunos comunes, como alpargatero o alfarero, otros, más especializados y únicos:una pirograbadora, un fabricante de marcos, unas muñequeras, una diseñadora de almazuelas, un vidriero, dos guarnicioneros, un estuquista, una decoradora de telas... Incluso un tapicero y un restaurador de muebles. Riqueza artesana que valorar.

Ana Belén García Cabezón (Tierra de Gaia) Ceramista

Una cerámica viva, natural y emocional

«La cerámica está muy relacionada con las emociones, tu mente, tus manos, te van llevando. No es solo dar forma a un trozo de barro». Ana Belén García Cabezón transmite verdadera pasión por su oficio. Habla con cariño y franqueza, con palabras sinceramente profundas. Tierra de Gaia es el estadio actual de un recorrido artístico y artesano de casi quince años, desde que una circunstancia personal y el flechazo que sintió por la cerámica diesen un volantazo a su vida.

Ana Belén era criminóloga, pero siempre había dedicado su tiempo libre a trabajos manuales:«Hice encuadernación, cosas con cuero... hasta que descubrí la cerámica y me enamoré de ella». Desde entonces, su camino es otro, entre el barro y el horno, con un estilo en evolución aunque definido:«Siempre he seguido la misma ruta; la naturaleza es mi musa. Las flores, el bosque, el océano...». Con esa inspiración da forma a pendientes, tazas, platos, jarrones, esculturas... Recalca que todas sus piezas son únicas: «Odio trabajar en serie. Aunque sea de la misma colección, siempre cambio algo».

Para ella, más que una certificación, «ser artesana es el trabajo del día a día, mis peleas con el horno, la frustración de que una pieza se rompa por una pequeña burbuja tras un mes de trabajo, la paciencia, el constante aprendizaje...». Y es que una de las cuestiones en las que más insiste Ana Belén García es en el crecimiento y la evolución:«La cerámica está viva, no puedes parar. Todos los días encuentras maestros, gente que te asombra. También se descubren más cosas, surgen diferentes tipos de barro, como uno que han sacado ahora que emula el cemento...».

También se formó durante ocho años para ofrecer cursos y talleres, una nueva senda que desembocó el pasado año en Gaia Studio, su actual punto de encuentro para quien quiera acercarse a este mundo, algo, que sin duda está de moda: «Vas a cualquier tienda donde antes no había cerámica y ahora encuentras mogollón. Está en auge, gusta, y hay muchísima gente que se está acercando, que quiere hacer cerámica».

Cristian Terroba Escultor y tallista de piedras y mármol

Un escultor que da vida a deidades

Cristian Terroba es un amante de la escultura, que comenzó a tallar con 20 años y fue aprendiendo la labor poco a poco. A día de hoy sueña con poder dedicarse enteramente a la artesanía. Por ello, tras mudarse a Haro desde Ribafrecha, decidió comprar una parcela y desde hace ocho años ha construido él mismo un taller para poder desarrollar su labor.

Este escultor trabaja en la obra de marmolista, colocando fachadas y piezas, y muchos de los materiales que luego utiliza son reciclados de esas labores. Emplea todo tipo de piedra y mármol y explica que ahora está experimentando con distintos materiales. Sus trabajos suelen estar relacionados con el cuerpo y su especialidad son las cabezas. «Yo las llamo deidades», afirma. Para este tipo de obras no suele necesitar un boceto previo: «Las cabezas me salen solas, yo cojo la piedra, veo de dónde le puedo sacar la nariz y de ahí saco toda la figura», explica.

Cristian también realiza cuerpos, algunos con formas femeninas, y ha realizado esculturas inspiradas en la natalidad a raíz del nacimiento de uno de sus hijos.

Sin embargo, Terroba considera que La Rioja no es una comunidad en la que se le da el valor suficiente a los artesanos. «La artesanía es muy amplia y es distinto el mundo de la alimentación, la destilería o la bisutería, que igual sí les va bien. Yo me he recorrido muchas ferias pero es complicado vender obras ya que tienen que ser pequeñas y las vendes por unos 20 o 30 euros», afirma.

«Yo creo que la gente no lo aprecia tanto como en otros países, en donde sí se apoya a un artista joven. La ilusión la tengo, pero llevas 20 años queriendo dedicarte a esto, intentando poder vivir a tiempo completo pero no encuentras la fórmula», señala. «Aun así no voy a dejar de intentarlo, no voy a rechazarlo porque es mi vida, no puedo vivir sin ello, pero no veo que en el mercado se valore la artesanía» afirma Terroba.

Magdalena Berenguer Soto (Lady Wine) Pintora

El vino que se pinta y contempla

Aunque todo parezca inventado en el mundo del vino, que ha explorado en los últimos tiempos su valor cultural y turístico, todavía surgen iniciativas que van más allá, como la de Magdalena Berenguer Soto, Lady Wine. En su estudio, el vino no se bebe, se pinta. No se degusta con el olfato o el gusto, se hace con la vista. Esta pintora no utiliza óleos o acuarelas, emplea tintos de tempranillo o garnacha para dibujar un arte que, como el propio vino, tiene vida propia y evoluciona.

Todo empezó con la observación de algo tan cotidiano en tantas casas riojanas como es una mancha de vino en un mantel. «Me pareció curioso, interesante, y empecé a probar», explica Magadalena. Cogió los pinceles, un poco de vino joven de Lagunilla del Jubera y no paró.

Lady Wine nació durante la pandemia, como otros muchos sueños de confinamiento, y desde entonces ha ido tomando forma y creciendo. «Se trata de otra manera de trabajar el vino, de conocerlo. Los tintos jóvenes ofrecen tonos violáceos que van tendiendo al sepia, los crianzas son más cobres... las tonalidades también van envejeciendo», explica Magdalena. Con unas pocas gotas da vida a retratos, a rincones típicamente logroñeses o a paisajes regionales. Su recorrido, hasta el momento, es ascendente, y es que Lady Wine es cada vez más visible, no solo en las tradicionales ferias de artesanía, sino en colaboraciones con bodegas o con festivales como, recientemente, Camprovinarte o el MUWI.

«Sí que existe cierta vuelta a la artesanía, se valora mucho, pero debería promocionarse más, apostar por lo local y de calidad, y brindarle una mayor visibilidad. Cuando la gente lo ve, le gusta, pero debe conocer que existen otras opciones, que en vez de ir a comprar un regalo a una gran superficie puede ir a la tienda de artesanía», subraya Magdalena Berenguer, que demanda, especialmente en Logroño, un espacio permanente para los artesanos. Por su parte, compagina Lady Wine con su trabajo para ONG, aunque «me gustaría dedicarme solo a esto, pero necesito más impulso y combinarlo con otras cosas, como la formación», concluye.

Sonia Silvestrini García (DOC Design) Cosmética natural

Cosmética surgida de la naturaleza

Después de trabajar en varias empresas de cosmética, alimentación y productos químicos, la calagurritana Sonia Silvestrini decidió en 2008 montar un taller propio de cremas y tratamientos estéticos naturales. Todos ellos sin derivados del petróleo, siliconas, parabenos o colorantes, y elaborados de manera artesanal. Cuatro años después, en 2012, comenzaba a vender sus productos a través de la firma DOC Desing, con sede en Calahorra. «Quería hacer algo lo más seguro posible» en base a su propia experiencia, porque «mi piel es alérgica», explica Sonia, que es licenciada en Químicas por la Universidad de Zaragoza. A partir de ahí fue confeccionado un catálogo de lo más completo con cremas corporales y faciales, exfoliantes, geles refrescantes o mascarillas a base extractos de uva, de olivas, manteca de Karité, cítricos y remolacha.

Los beneficios de la uva en una línea específica con esta fruta, seña de identidad de La Rioja, le abrieron pronto las puertas a uno de sus principales clientes. La cadena hotelera Castilla Termal conoció su trabajo, y en consonancia con la apuesta de esta firma por la sostenibilidad, comenzó a desarrollar productos de cosmética para sus clientes. «Realmente eso es lo que me dio el empujón», señala Sonia, que elabora para la cadena una línea con extracto de uvas de la Ribera del Duero. «Como se suele decir. nadie es profeta en su tierra», bromea, a la vez que precisa que «sí que tengo un cliente en La Rioja Alta».

Al contrario que para otros artesanos los mercados no son su fuerte. «No suelo participar en muchos, porque veo que el público 'desconfía' un poco del tema de la cosmética en estos sitios», dice Sonia, quien por otro lado cuenta con estudios probados para sus productos. Por ejemplo, «'El Bálsamo de Juan' de Family Cream, con quien también trabajo, funciona muy bien». Controlar el buen estado de cada crema es otro de sus valores. Por ello «fabrico siempre pequeñas cantidades (50 kilos por lote) para tener el producto muy estudiado y que no se me acumule».

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