La esperanza se viste en Logroño de color rosa

Logroño echaba de menos una exhibición de solidaridad como la que este domingo por la mañana se vivió en sus calles. Nueve mil mujeres volvieron a ponerse la camiseta rosa en la matinal del domingo para andando, paseando o corriendo plantar cara al cáncer y contagiar esperanza a toda la ciudad en la Carrera de la Mujer.

Lo hicieron abonando una cuota de inscripción que irá destinada, íntegramente, a sufragar los gastos de la investigación contra una enfermedad que cada año se cobra la vida de muchos riojanos y que causa un enorme desgarro en muchos otros. Con las aportaciones de otros años, cuatro jóvenes investigadores riojanos ya están trabajando en La Rioja (en la Universidad y en el Cibir) en otros tantos proyectos que tienen un mismo objetivo, luchar contra el cáncer; además, y con idéntico fin, el doctor Oteo también desarrolla otra investigación con un equipo multidisciplinar. Con la demostración de solidaridad femenina de este domingo, la AECC La Rioja tendrá la oportunidad de seguir contribuyendo económicamente a mantener esa investigación de la que no sólo se benefician las mujeres.

Pero además, las nueve mil mujeres (en la mayor concentración deportiva de carácter femenino que se celebra en La Rioja) quisieron expresar su apoyo a las enfermas que en estos momentos libran su particular batalla contra el cáncer y demostrarles que no están solas en el frente de batalla. «El cáncer es una enfermedad que se padece en grupo», declaraba una enferma, reconociendo que también afecta –y mucho- al entorno del paciente.

La Carrera de la Mujer y por la Investigación nunca ha sido una carrera al uso, y por ello, en la multitudinaria línea de salida de Vara de Rey se podía ver a mujeres de toda edad y condición dispuestas, a su modo y manera, a mostrar su apoyo a una causa que no sólo es la de ellas, sino la de todos. Los representantes institucionales acudieron a la línea de salida para el protocolaria acto de cortar la cinta. Luego algunos, como la presidenta autonómica, se sumaron a la marea rosa para aportar su grano de solidaridad; otros, como por ejemplo el alcalde, tuvieron que conformarse con permanecer en las aceras y aplaudir, admirando lo que las mujeres riojanas son capaces de hacer cuando se unen haciendo causa común.

Sólo un puñado de mujeres realizó el recorrido de, aproximadamente 5.000 metros, corriendo. La mayoría lo hizo andando lejos de la velocidad con la que lo cubrió Cristina Clavijo, que sólo tardó 15 minutos. Pero a medida que esa marea rosa iba avanzando por algunas de las principales arterias de la ciudad, Logroño se iba impregnando de un optimismo contagioso. Las mujeres asumieron el papel de portar la esperanza que cambió este domingo de color y en lugar de verde, al menos en la capital riojana, una vez al año se tiñe de rosa.

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