Una médica riojana en primera línea del frente
La logroñesa Ana Sáenz de Pipaón ha viajado con la ONG Rescuebike a Jarkov para formar a militares en atención sanitaria de urgencia
Durante la primera semana de junio un equipo de la ONG Rescuebike viajó a Jarkov, en Ucrania, para formar a los militares que combaten en el frente en atención sanitaria de urgencia. Entre el personal que acudió al país en guerra, dentro de la misión humanitaria Off Road First, se encuentra Ana Sáenz de Pipaón Soba (Logroño, 1993), conocida como futbolista (campeona de Europa Sub'17) y médica especialista en Emergencias que ejerce en Urgencias de Atención Primaria en Gijón.
El equipo de Rescuebike permaneció allí ocho días, tras viajan en avión hasta Varsovia (Polonia), pasar una noche en Leópolis (Ucrania) y, finalmente, cruzar el país en tren hasta Jarkov. «El panorama era desolador porque la ciudad fue bombardeada. A lo lejos aún se escuchaban las bombas y asustaban. Había poca gente en la calles y en todo momento estábamos escoltados por militares», relata Ana Sáenz de Pipaón. Una vez llegado a su destino, el objetivo por parte de los médicos españoles era formar a los soldados del frente para poder auxiliar a sus compañeros ante posibles heridas de guerra.
«Formamos a militares en primeros auxilios, sobre torniquetes, amputaciones, disparos... todo heridas probables en territorio bélico», explica la médica logroñesa, formada específicamente en Medicina en Territorio Hostil. Realmente, cuenta Sáenz de Pipaón, allí cuentan con material pero no con conocimientos, que además son difíciles de aplicar en momentos de tensión. Un simulador propio que llevaron hasta Ucrania les ayudó a ejemplificar las atenciones. «Empezamos con civiles voluntarios y en cuanto nos vieron nos reclamaron otros», señala.
«Solo hemos estado ocho días pero si han valido para salvar una vida, habrá merecido la pena»
Cierto es que más de cuatro meses después de que estallara el conflicto bélico Ucrania parece haber pasado a un segundo plano informativo, sin embargo, el problema continúa. «La situación es preocupante, lo están pasando muy mal. Ahora ya no llegan las noticias, se habla menos, pero la realidad es que están mal. Hay necesidad en todo», describe Sáenz de Pipaón. Tal es así que no querían que los voluntarios de Rescuebike se marcharan. «Querían que nos quedáramos, y nosotros queremos volver. Pierden seis ambulancias diarias porque son tiroteadas. La formación es precaria, hay mucha gente voluntaria que no ha dado tiempo a formar, y quizá se incide más en lo táctico y militar que en lo sanitario», explica la médica.
«Gente que puede morir»
En esta primera expedición, que costó alrededor de 2.000 euros, no les llegaron los fondos para poder trasladar hasta allí un camión medicalizado del que disponen y con el que podrían haber ayudado más, así que su deseo es regresar con él. Para ello necesitan más donaciones económicas con las que poder sufragar, sobre todo, el alto gasto en gasolina. «Hay muchas ONGs que ayudan pero quizá no tanto como nosotros porque no hemos conocido a nadie así ni habían tenido formación hasta ahora», asegura Sáenz de Pipaón.
Algo que le sorprendió a esta joven logroñesa de los ucranianos es su resistencia. «Son gente muy resiliente. Un edificio bombardeado es desescombrando enseguida, una carretera la parchean rápido», describe. Por eso ha sentido especialmente volver a España, porque sabe que hay gente allí, cuyos nombres ahora conoce, para la que su ayuda es especialmente crucial.
«Hemos empatizado con gente que puede morir. Da mucha pena ver familias destrozadas, jóvenes que volvían al Donbás con los que se te rompe el alma, pero allí te sientes muy útil. Solo hemos estado ocho días pero si han valido para salvar una vida, habrá merecido la pena», concluye.
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