El logroñés que ofrece su casa de Varsovia a los desplazados por la guerra de Ucrania

Diez años después de llegar a Varsovia, el logroñés Álvaro Figuero es uno más en la capital polaca, en la que puso en marcha una academia de español para jóvenes y en la que vive con su mujer, de origen polaco. «Hay mucho interés por el idioma, más que por el francés o el alemán», explica tras una conversación en la que reconoce que el pueblo polaco tiene «una especie de alarma interna que salta cuando ocurre algo con Rusia». La guerra, obviamente, lo ha hecho. No solo eso, ha despertado una ola de solidaridad con un pueblo, el ucraniano, «muy querido» en Polonia. Una especia de alianza entre países demasiado acostumbrados a sufrir.

Hace unos días Figuero publicaba en un grupo de Facebook de Logroño que abría las puertas de su casa a Marcos, riojano residente en Odesa (Ucrania) y que trataba de huir del país junto a su pareja. No solo a él: «Tenemos nuestra casa abierta a quien la pueda necesitar y al ver que un chico de Logroño estaba tratando de huir del país puse en el grupo un anuncio ofreciéndole nuestra ayuda. No me ha dado señal, pero creo que ha salido por otra ruta», apunta. La próxima semana acogerá a dos ucranianos que huyen de la guerra.

«Polonia y Ucrania son dos países muy hermanados, nunca han tenido ningún conflicto. Hay una comunidad muy grande de ucranianos trabajando, hay quienes han puesto en marcha aquí sus empresas... En general, el nivel de vida es algo más alto y esa relación es la que hace que los polacos estén muy involucrados. Todos tenemos un conocido, un amigo, alguien que es de Ucrania», explica a través del teléfono.

Figuero incide en esa faceta solidaria del pueblo polaco frente a la imagen antieuropea que en ocasiones destila su Ejecutivo. «Es un pueblo que ha sufrido muchísimo por su independencia, muy nacionalista, sí, pero muy solidario. Realmente estoy sorprendido con todo lo que están colaborando y ayudando», destaca reconociendo que, pese a todos los avatares históricos que ha sufrido Polonia, Rusia concita de manera mayoritaria los resquemores de la población. «Mucho más que a Alemania», dice. «Siempre hay alarmas con que Rusia pueda mirar hacia Polonia. Quizá por eso se hayan volcado en la ayuda. Es una situación más tensa aquí que lo que pueda ser en España o en Francia ya que siempre temen que los rusos tengan la idea de recuperar el viejo territorio de la URSS».

Así, «todo el mundo está pendiente de lo que sucede» y en Varsovia reina «una sensación de decaimiento y de tristeza», asegura. El mejor ejemplo, lo encuentra en sus clases de español. Con alumnos de todas las nacionalidades, en una de niños de 10 años, una pequeña de origen moldavo se puso a llorar. «Había bielorrusos y ucranianos y empezaron a hablar de la guerra y ella empezó a llorar. Les tenemos que transmitir tranquilidad. Están viviendo algo muy fuerte», completa Figuero.

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