La ley ladradora que pasa a ser poco mordedora vista en La Rioja

La reforma de la Ley de Bienestar Animal ha logrado poner de acuerdo a PSOE, PP, Cs y Vox, frente a la oposición de Unidas Podemos, para que no solo los perros de caza, también los de trabajo y deporte queden excluidos de, por ejemplo, la obligatoriedad de ser esterilizados. También se excluye a las aves rapaces empleadas en cetrería y a los cetáceos de zoos y delfinarios.

De momento, el acuerdo sobre la modificación ha pasado por la Comisión de Derechos Sociales y Agenda 2030, todavía debe ser aprobada en el Congreso. La Real Federación Española de Caza defiende la distinción entre mascotas y perros de actividades específicas como la caza, señalando que incluir a todos bajo la misma protección podría provocar la desaparición de rehalas y modalidades específicas de la actividad cinegética. En cambio, asociaciones protectoras como Galgos 112 reclaman la inclusión de los perros de caza en la ley puesto que consideran que son estos, razas como los galgos y podencos, los más maltratados y que más protección necesitan.

Aunque la atención se ha centrado en los perros de caza, la reforma también excluye a los animales empleados en actividades deportivas reconocidas por el Consejo Superior de Deportes, los pastores y los utilizados profesionalmente (rescate, intervención asistida, búsqueda, etc). A nivel regional la modificación no ha agradado del todo a nadie, ni a los sectores supuestamente beneficiados, por su escasa concreción.

Aunque Eduardo Cornejo cree acertado que se excluya a los perros de caza, es consciente de que aún quedan muchos aspectos por aclarar. «Entiendo que habrá una regulación que marcará las normas, que habrá que registrar los perros de caza y para ello, tener licencia», expone Cornejo, porque se ha aclarado esto. Cornejo defiende que un perro de caza no debe estar desprovisto de protección y cuidado, pero cree no se debe regular con esta ley sino con otra específica, como en La Rioja se ha aprobado una autonómica.

«La caza se vería seriamente amenazada si un animal no puede acosar a otro, y no solo por los perros, también por las aves de presa», advierte. «Ahora todos los perros tienen la misma regulación, deben tener microchip y su cartilla veterinaria al día. Además, los de caza disponen de un seguro de responsabilidad civil. A mí me gusta hablar de perro de cazador, no de caza», matiza Cornejo, quien distingue también entre animales de actividad y de compañía, aunque admite que la relación de las personas con los animales ha cambiado y hay que regular esa convivencia.

En el extremo opuesto están las asociaciones protectoras, en contra de la exclusión. «Me parece fatal porque los animales que se utilizan para caza no van a ser protegidos como el resto, cuando son los mismos, es como distinguir a gallinas ponedoras de ornamentales, ¡si son iguales! Va a ser un coladero», opina Beatriz Martínez.

Tan cierto es que muchos cazadores cuentan con perros de caza que, a la vez, son de compañía, como que no hace falta ser cazador para maltratarlos, pero las protectoras aseguran que las cifras hablan. «El 98% de los animales que están en las perreras públicas por abandono pueden ser catalogados de caza, la mayoría setters, podencos, bracos... mientras que razas como pincher, chihuahua o york shire no son ni un 2%», advierte Martínez. «Los perros de caza siguen siendo perros que necesitan mantenimiento», concluye Martínez.

Los perros de pastoreo y guarda son esenciales en la ganadería. María José González asegura que la labor de un perro equivale a la de varias personas, su trabajo de defensa dice no tener precio. «Por supuesto que hay abuso y maltrato, pero de quien sea. Y camadas indeseadas, pero si la perra está en celo, la cierras para que no la preñen. Hay mucha gente que hace lo que quiere pero no solo con los animales, también con las personas», expone González, quien celebra la exclusión de los perros pastores de la ley, aunque ella va más allá.

«Con una población de gente con dos dedos de frente no deberíamos llegar a los extremos. Yo aquí no he visto ningún perro abandonado, y si encuentras a uno de caza perdido, llamas al dueño y viene a por él», asegura González. Y en cuanto a la esterilización, explica que los ganaderos, como los cazadores, se conocen y si uno tiene una perra embarazada otro le pide un cachorro. «Siempre los hemos regalado, nunca con ánimo de lucro», afirma González.

Ana Rodríguez realiza terapias asistidas con perros y cree que, si bien los animales de trabajo merecen un apartado específico, hay puntos incompatibles porque necesitan, igualmente, protección, y sus responsables, obligaciones.

«Estos perros ejercen una labor social, algo bonito, pero también necesitan cuidado. Hay muchas obligaciones pero ningún derecho», expone Ana Rodríguez, que no entiende cómo es posible que se permita entrar a un perro en un centro comercial pero no se amplíe el horario para soltarlo en un parque. Pero cree que solo el debate es bueno. «Si así se frena un poco la cría masiva, bien, pero queda mucho por concretar, como regular qué perros son de trabajo y quiénes ejercen la asistencia», señala.

Ángel Sáenz trabaja con perros truferos y la ley le parece absurda. «El que quiera maltratar a un perro lo va a seguir haciendo igual. Para mí el perro es mi principal herramienta de trabajo, sin ellos no podría ejercer mi profesión», asegura Sáenz, que ha elegido a sus perros truferos por sus cualidades, no por su raza, y cuando ha tenido camadas ha regalado a los cachorros que no se ha quedado.

«Ahora, la manera de poder tenerlos sin esterilizar será registrándolos como de trabajo y guardando una línea genealógica. Al final parece que es solo cuestión de dinero», opina.

María Marín ha competido en el Europeo de canicross y, como veterinaria y deportista, cree que la ley original podía provocar la desaparición nuevas razas, como greyster, alaskano y eurodog. «Correr puede correr casi cualquier perro, pero a alto nivel se seleccionan cruzándolos», explica María Marín.

«Es todo un poco ambiguo y difícil, y lo quieren encuadrar todo en lo mismo. Al final no va a cambiar gran cosa porque ya está todo regulado por la federación», apunta Marín. Eso sí, la conclusión es clara. «Se ha hecho con muy buena intención pero poco asesoramiento», opina.

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