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De izquierda a derecha: Hugo Rodríguez, Andrés Labad y Javier Navaridas, tres jóvenes emprendedores. L. R.

La aventura de tres jóvenes riojanos que fundaron sus negocios sin ningún apoyo

Emprendedores que montaron sus propias empresas antes de cumplir la treintena, sin ayudas ni respaldo institucional, comparten cómo han evolucionado sus negocios años más tarde

Juan Marín del Río

Logroño

Jueves, 10 de julio 2025, 07:23

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No hay una edad mejor que otra para emprender, pero hacerlo antes de cumplir los treinta sigue siendo una decisión poco común. Frente al camino habitual de buscar un trabajo o realizar estudios superiores, hay quienes deciden asumir riesgos y convertir una pasión, una idea o una necesidad en un proyecto empresarial. Lo hacen con pocos recursos, muchas dudas y, casi siempre, sin ayudas. Aunque estos valientes se hayan iniciado en el negocio sin el apoyo de ninguna entidad, la FER (Federación de Empresas de La Rioja) y la ADER (Agencia de Desarrollo Económico de La Rioja) ofrecen varios programas de apoyo para jóvenes emprendedores; una en cuestiones de asesoramiento y otra con ayudas económicas.

Tres jóvenes riojanos decidieron dar ese salto y pasados dos o tres años desde entonces, comparten cómo ha sido el trayecto: la dificultad de los primeros meses, la forma de conseguir la confianza de sus clientes o el apoyo con el que estas personas contaron para iniciar su aventura. Hugo Rodríguez cambió las aulas por el Mercado del Corregidor de Logroño, Andrés Labad abrió su tienda de ropa vintage tras regresar de Canadá y Javier Navaridas montó una empresa de gestión de apartamentos turísticos.

Sus experiencias revelan que emprender en España sigue siendo una tarea cuesta arriba, donde el talento y el trabajo duro se enfrentan a una burocracia lenta y a una sociedad que, en ocasiones, mira con recelo al que se sale del camino tradicional. Pero también muestran que otro modelo de futuro es más que posible.

Propietario del negocio de venta de setas 'Tierra Hugo'

Hugo Rodríguez 21 años

Propietario del negocio de venta de setas 'Tierra Hugo'

Cuando los jóvenes cumplen los 18 años, se les presenta un mar de dudas sobre su futuro: no saben si estudiar una carrera, un ciclo de formación profesional, buscar un trabajo o dedicar un año a aprender inglés en el extranjero. Esa era la situación de los amigos de Hugo Rodríguez, un joven de Daroca de Rioja que decidió tomar otra decisión totalmente diferente a la de sus compañeros de clase.

Aficionado «desde muy pequeño» a la micología, Rodríguez, que «ya había ahorrado un dinero», montó un puesto en el Mercado del Corregidor de Logroño en 2022, haciendo realidad su «sueño» de dedicarse a lo que más le gusta. 'Tierra Hugo', como llamó a su negocio, va a cumplir tres años y su propietario está «muy contento» con cómo está yendo un proyecto cuyos comienzos «no fueron fáciles», pero que ya empieza a asentarse en el comercio del centro logroñés.

Durante los primeros meses de vida de 'Tierra Hugo', las setas que Rodríguez ofrecía a su clientela eran las que él mismo recogía en su zona natal, muy prolífica para el crecimiento de este manjar, sin embargo, ahora ya tiene que proveerse de otros recolectores para poder satisfacer la demanda que él mismo ha conseguido en El Corregidor. «El éxito ha sido algo progresivo. Empecé vendiendo lo que iba cogiendo yo y ahora surto a bastantes restaurantes, no solo de aquí de La Rioja, sino en comunidades próximas como Navarra o País Vasco», explica Rodríguez con una sonrisa de satisfacción por lo que ha conseguido con su propio esfuerzo.

«He hecho realidad mi sueño de dedicarme a lo que más me gusta»

Hugo Rodríguez

'Tierra Hugo'

Es que la ubicación elegida por Rodríguez para instalar su negocio es un mercado con una actividad que nada tiene que ver con los de Patricia, Milicias o Múgica, otros céntricos espacios que poco a poco han ido viendo cómo sus puestos iban desapareciendo.

El mérito de este joven emprendedor es evidente, pero la forma en la que se inició en esto tiene aún más valor, porque Rodríguez no solicitó «ninguna ayuda ni económica, ni de asesoramiento» a entidades como la FER o ADER, que ofrecen apoyo para el desarrollo de proyectos y negocios. De esta manera, «con un hobbie que se convirtió en trabajo», Hugo Rodríguez vende setas «de todo tipo», productos derivados de las setas, trufas, miel y hasta vino; la oferta de este negocio es muy completa, «con todo tipo de productos del campo».

Propietario de la tienda de ropa 'Drippin Vintage'

Andrés Labad 32 años

Propietario de la tienda de ropa 'Drippin Vintage'

La sostenibilidad es una de las mayores preocupaciones de las empresas del siglo XXI; unas porque contraen un compromiso sincero con el medioambiente y otras por conservar su reputación cuidando la responsabilidad social corporativa. En el caso de Andrés Labad, un logroñés que migró a Canadá en busca de un futuro mejor y que ahora ha vuelto a su ciudad, esa responsabilidad es totalmente buscada, no impostada.

Con su animado ambiente y variada oferta, la avenida de Portugal es uno de los grandes ejes comerciales de Logroño, además de «tener algo que otras calles no tienen». En el número 28, el logroñés Andrés Labad abrió su negocio 'Drippin Vintage', una pequeña tienda de venta de ropa de segunda mano, «hace ya un año y medio», cuando acababa de cumplir la treintena. Su «mayor amenaza» no es Amazon, Shein u otra gran plataforma, sino «Vinted, que al ser una aplicación de venta de segunda mano, puede suponer un problema para este negocio», dice este comerciante del centro logroñés, aunque la experiencia de comprar en una tienda como esta «no tiene nada que ver con la compra por internet».

La idea surgió a raíz de otro proyecto que venía desarrollando tiempo atrás, aunque de forma 'on line', a diferencia de su actual reto. «Hace un tiempo, cuando vivía en Canadá, tenía una cuenta llamada 'Drippin' en Depop, una aplicación similar a Vinted para vender ropa y sacarme un sobresueldo», señala Labad echando la vista atrás con cierta añoranza.

«Me gusta atender a la clientela y pasar un rato charlando con ellos»

Andrés Labad

'Drippin Vintage'

Pasado un tiempo, le «tocó volver a casa» y trató de compatibilizar el trabajo que había conseguido en Logroño con la venta de ropa a través de la web. «Quería sacar un extra, pero llegó un momento que me tocó pagar impuestos y hacerme autónomo. Entonces dije: Bueno, pues de perdidos al río y ya voy con todo», indica Labad asegurando que «fue una decisión acertada». Al igual que en todos los gremios, «los inicios fueron duros, era evidente que no iba a ser fácil, pero como se suele decir, sarna con gusto no pica», bromea Labad. «A mí esto me gusta, es algo que disfruto y lo llevo bien. Me encanta venir todos los días a abrir la tienda, atender a la clientela y charlar un rato con ellos», comenta orgulloso de formar parte del tejido empresarial logroñés.

Al igual que Hugo Rodríguez, Labad no solicitó ninguna ayuda ni económica, ni de asesoramiento. «Salvo el descuento de los dos primeros años de autónomo, no he solicitado ninguna ayuda», indica Labad resignado por la complejidad burocrática de estos procesos. «Quise obtener el kit digital pero por las condiciones que tenía esta iniciativa no pude optar a él. Ahí decidí tirar para adelante con lo que tenía y ya está», concluye el comerciante.

Copropietario de la gestora de apartamentos 'Clabao'

Javier Navaridas 32 años

Copropietario de la gestora de apartamentos 'Clabao'

El caso del emprendedor Javier Navaridas es diferente. Él no se inició en solitario en el mundo empresarial, sino que lo hizo junto a su amigo y socio Carlos Pascual. 'Clabao' es una «miniempresita que se empieza a consolidar» y que se dedica a la gestión de apartamentos turísticos.

Con «más de 350 pisos de los que 150 están en Logroño», 'Clabao' realiza un «servicio integral» en los inmuebles que gestiona. «Me encargo de la recepción de las llaves, el check-in, el check-out, la limpieza, el mantenimiento y la optimización del precio», comenta Navaridas que busca «llevar el apartamento turístico a un nivel hotelero».

Esta empresa fundada «hace unos tres años», cuando él tenía 28, ya cuenta con 35 empleados «entre oficina, gestores, atención al cliente y mantenimiento», pero para llegar a este punto, Navaridas tuvo que «pelear mucho» porque no recibió «ningún tipo de ayuda en la vida».

Navaridas estudió Administración y Dirección de Empresas y Marketing, un doble grado que le sirvió para adquirir los conocimientos que hoy aplica en su negocio y para conocer al que ahora es su único socio en 'Clabao'.

«He tenido que pelear mucho porque no he recibido ayuda alguna»

Javier Navaridas

'Clabao'

Tras «trabajar en el Diario El País y en Caja Rural de Navarra», Navaridas detectó una oportunidad y decidió que cambiar de gremio era una buena idea. Este logroñés dice ser «muy analítico», por lo que una vez completadas sus obligaciones laborales, se empezó a interesar por el alquiler turístico tradicional, dándose cuenta de «la capacidad de optimización de procesos que había».

A día de hoy, 'Clabao' es «una empresa que funciona muy bien», asegura Navaridas, pero lo que más le «preocupa es que este sector esta en boca de todos». El problema que enfrentan muchos riojanos por la dificultad que entraña buscar un piso en alquiler a un precio asequible hace que empresas como la de Navaridas «reciban muchísimas críticas» .

«Siento una presión constante porque en cualquier momento puedo quedarme sin empresa», advierte, porque «la posibilidad de que se cancelen licencias en el Casco Viejo –incluso con carácter retroactivo–s una amenaza real y ese temor constante es lo que hace tan complicado seguir adelante», expresa con cierto temor este joven emprendedor.

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