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Una madre del colegio se despide de una de las trabajadoras del centro. MIGUEL HERREROS
Despedida y cierre del San Francisco

Despedida y cierre del San Francisco

Sin grandes discursos ni visitas oficiales, el colegio celebra su último día de clase con un discreto acto con familias y una 'paellada'

África Azcona

Logroño

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Lunes, 27 de junio 2022, 20:09

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Despedida y cierre. Los alumnos y profesores del San Francisco celebraron este lunes la fiesta de fin de curso más emotiva de sus 35 años de historia. Ni unos ni otros pudieron disimular la tristeza por el cierre de un colegio que ha sido ejemplo de convivencia y que se ha convertido para la mayoría de sus niños –ha habido hasta 51 nacionalidades– en su segunda casa, como señalaban a pie de puerta sus padres, mucho de ellos también alumnos de este centro que desde mañana mismo empezará a sacar su muebles para dar cabida al próximo centro formativo de adultos Plus Ultra. Atrás quedan años de esfuerzo, dedicación docente y mezcla de culturas. Y, claro, de preparación académica, aunque no exclusivamente.

A los alumnos de este centro, que abrió sus puertas para acoger al alumnado del colegio San Bernabé, les han proporcionado a veces otros aspectos importantes para sus vidas: alimentación, calzado... De aquellos primeros años, cuando se impartían talleres de cocina, higiene y costura da fe la exposición fotográfica expuesta en el hall y que arremolinó a un buen número de alumnos y extrabajadores que se acercaron al centro para celebrar «en la intimidad» el final de la actividad académica, que se vivió con un sabor agridulce.

Exempleadas, durante su reencuentro en el colegio.
Exempleadas, durante su reencuentro en el colegio. M. HERREROS

«No nos vamos a engañar, lo estamos viviendo con mucho dolor, estamos cerrando un colegio...», comentaban anónimamente algunos profesores para quienes este cierre es solo el preludio de otros que están por llegar. No están siendo días fáciles para la comunidad educativa, pero profesores como Evelyn, de Inglés, sólo querían ver la parte positiva. «Yo pedí expresamente trabaja en este cole, y lo que he recibido ha sido mucho más de lo esperaba. Ha habido días difíciles, pero la gratitud que transmitían los alumnos con sus miradas lo han compensado todo. Las aulas se cierran, pero ellos siempre formarán parte de nosotros, son parte de nuestra familia», resumía al borde de las lágrimas nada más concluir el discreto acto académico que de puertas adentro celebró el colegio, lejos de grandes discursos y sin visitas oficiales.

«Ha habido días difíciles pero el agradecimiento que transmitían los alumnos con su miradalo compensaba todo»

Evalyn, profesora

«¿Qué debo al colegio? Le debo lo que soy, lo que no me han dado en otros sitios lo he encontrado aquí»

hajar | Exalumna y madre

Dentro de la semana cultural que iniciaron la semana pasada, el día comenzó para los escolares con actividades lúdicas: juegos, yincana y el 'tragantúa'. Hasta las dos, hora en la que el colegio empezó a recibir a padres y antiguos trabajadores para participar en una 'gran paellada' que tuvo lugar en el patio, y se maridó con ricos manjares exóticos que llevaron los padres, como el té y el pastel de chocolate al estilo marroquí que llevó Hajar, con tres alumnos en el centro: Zacorir, Taha y Abdulla, Los abrazos y las primeras lágrimas no tardaron en llegar. Yoli, Pilar, Margarita y Leyre, antiguas monitoras del comedor que no se veían hace tiempo, protagonizaron en el hall el reencuentro más emotivo.

Pero hubo muchos más momentos para el recuerdo: Los alumnos volvieron a las aulas que les han visto crecer para tener su última despedida con sus profesores. Fue también en la intimidad y a puerta cerrada. El ambiente fue pretendidamente festivo y familiar: «No queremos que sea un día de duelo, nuestros alumnos se merecen despedirse con el mejor sabor de boca». Y así fue, pese a que en el ambiente reinaba la tristeza por el cierre del cole, padres, profesores y empleados, ayudados por no pocos exalumnos que no quisieron perder el último día del San Francisco, exhibieron su mejor sonrisa. Todos arrimaron el hombro para desplegar las mesas y las sillas para que nadie se quedara sin un sitio y un plato. Azucena y Arturo, padres de Jonás Borja Jiménez, se encargaron del despliegue de las mesas. «Nos da mucha pena, porque los profesores eran como de la familia, nuestro hijo no para de llorar, está contento de ir al Navarrete, pero a la vez no deja de llorar por su cole».

Y es que para la mayoría de familias el cierre del San Francisco, enclavado en el verde entorno del parque logroñés del Ebro, es como decir adiós a su segunda casa. «Aquí estudié yo y ahora mi hija, son incontables las horas que he pasado aquí y todas felices», se sinceraba Nerea Echeverría. «¿Qué le debo al colegio? Le debo la persona que soy, lo que no he encontrado en otros sitios me lo ha dado el colegio, aquí he aprendido a leer y a escribir, y he recibido mucho cariño», se sinceraba Hajar, de origen marroquí.

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