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Un grupo de profesionales de la Unidad de Medicina Intensiva del San Pedro, ataviados aún con el material de protección, posan sonrientes. L.R.
Coronavirus en La Rioja: Cuatro heroínas de la unidad admiten el rebrote de la esperanza por la extubación del primer paciente, «la primera alegría entre tanto dolor»

Un «chute de energía» tras el horror

En la UMI ·

Cuatro heroínas de la unidad admiten el rebrote de la esperanza por la extubación del primer paciente, «la primera alegría entre tanto dolor»

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Miércoles, 1 de abril 2020, 07:33

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Dolor, desesperanza, impotencia, muerte... Han sufrido, han derramado lágrimas y, sobre todo, han trabajado sin descanso y conjurados para no rendirse. Tras casi tres semanas de desengaños y derrotas, los héroes y heroínas de la UMI del hospital San Pedro volvieron a llorar el lunes, fue una congoja incontenible, un llanto de alegría y esperanza por la recuperación del primer paciente de coronavirus, el vecino de Santo Domingo extubado esa mañana, cuya sonrisa barrió como un huracán de esperanza toda la primera planta del complejo hospitalario. Queda mucho por hacer, pero el primer «chute de energía» ya ha llegado al servicio, según confesaban ayer cuatro de sus trabajadoras a Diario LA RIOJA.

«Ahora estamos un poquito más esperanzados porque los comienzos fueron muy duros, todo lo veíamos negro, no hacía más que bajar gente para intubar y murió mucha gente. A mí me recordaba totalmente a un hospital de guerra porque era imposible atender a los pacientes con los criterios de calidad a los que estamos acostumbrados en un servicio de élite como es la UMI», explicaba Ana Belén. «Esa extubación ha sido el único momento de alegría que hemos vivido entre tanto dolor, pero además parece que ha empezado a disminuir la afluencia de pacientes al servicio. Ojalá no sea un espejismo», añadía la enfermera, que achaca los éxitos «al esfuerzo del personal, de todos los profesionales, que estamos quitando horas a nuestra vida y a nuestras familias; sobre todo nuestra supervisora, Pilar Espinosa, que ha trabajado como una jabata mañana y tarde de lunes a domingo para organizar todo y que no nos faltara material de seguridad».

«Te llevas todo a casa»

Agradecida con los mensajes y los aplausos de ánimo –«Un chute de energía brutal»–, Ana Belén confiesa que han pasado del «horror de los primeros días a la esperanza», un periodo en el que «la mezcla de sentimientos es brutal, porque a todo eso se suma el miedo a un fallo humano por el que puedas infectarte y contagiar a tu familia».

«Yo, cuando traspaso la puerta del hospital siempre me hago la misma pregunta: ¿Habré dejado todo dentro? Siempre está el miedo de llevar algo a casa, a los tuyos y ese es un estrés añadido, claro», coincide su compañera Nuria, quien también traduce la extubación del primer paciente como «un chute de energía tras muchos días durísimos en los que por más esfuerzos, trabajo y pruebas que se hiciesen los pacientes se estancaban y no mejoraban o fallecían».

Con todo el personal volcado en la pelea, Nuria admite la recarga extra de los buenas noticias: «Ver cómo por fin alguien se recupera es muy emocionante, se te pone la piel de gallina», quien no duda en situar en el debe «la desesperanza de no poder empatizar con las familias, darles información, animarles... Eso es muy duro y muchas familias van a tener unos duelos muy complicados».

«El que fallece es porque no se ha podido hacer más; por suerte, en la UMI no estamos sobrepasados y hay medios suficientes»

Un grupo de profesionales de la Unidad de Medicina Intensiva del San Pedro, ataviados aún con el material de protección, posan sonrientes. L.R.
Un grupo de profesionales de la Unidad de Medicina Intensiva del San Pedro, ataviados aún con el material de protección, posan sonrientes. L.R.
Con prendas y material de protección, muchos de ellos donados por empresas y particulares, y los carteles que agradecen su labor . L.r.
Con prendas y material de protección, muchos de ellos donados por empresas y particulares, y los carteles que agradecen su labor . L.r.

«Para nosotras esto es muy difícil también por mucha experiencia que tengas. ¿Que si he llorado? Desde luego», confiesa, por su parte, María Eugenia, también enfermera en la UMI del San Pedro. «El lunes recibimos un chute de energía porque por fin ves que todo lo que se está haciendo sirve para algo después de semanas muy muy duras por tanta gente que perdíamos sin poder hacer nada, porque eso sí que puedo decirlo, se está haciendo todo y el que fallece es porque no se ha podido hacer más, porque, por suerte, en la UMI no estamos sobrepasados y tenemos medios suficientes».

«Yo lloré, no me da vergüenza admitirlo, para mí fue muy emocionante», admite también Carmen, auxiliar en el nuevo área habilitada como UMI donde se recupera el primer paciente extubado al que ha cuidado unas cuantas noches. «A ver si salimos de esto pronto, porque jamás había vivido algo así. En el hospital no tienes tiempo para pensar en el miedo ni en nada, pero luego te llevas todo esto a casa. Yo antes era capaz de desconectar cuando salía, ahora no».

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