Cabimonteros, para entrar a vivir
La asociación Refugios Libres Dignos rehabilita la cabaña de la Sierra la Hez, la segunda en La Rioja tras la de Bonicaparra, con el fin de hacerla más habitable
Los refugios de montaña son pequeñas construcciones habilitadas para protegerse de las inclemencias del tiempo o descansar. A pesar de que el senderismo se ha popularizado notablemente en los últimos años, estas casetas han caído en desuso, por lo que muchas están abandonadas, incluso vandalizadas. Sin embargo, la asociación Refugios Libres Dignos se ha propuesto recuperarlos y ya ha reacondicionado dieciséis, dos de ellos en La Rioja, las cabañas de Bonicaparra y Cabimonteros, con la colaboración de la Federación Riojana de Montañismo.
«Somos un grupo de siete amigos de Aragón a quienes nos gusta la montaña y hacemos uso de los refugios. Todo empezó con el de Lalarri (Ordesa), al que le dimos un toque cuando fuimos a utilizarlo y fue muy bien recibido, así que creamos la asociación», explica Pablo Simón, de Refugios Libres Dignos. Aunque algunos de los refugios ya los conocen y los han restaurado por iniciativa propia, otros han sido sugerencia de federaciones, clubes o montañeros. «El deterioro, habitualmente, es por abandono y vandalismo, de hecho hay dos refugios, como el de Lalarri, en los que ya hemos intervenido dos veces. El objetivo es hacerlos acogedores, que inviten a entrar», expone Pablo Simón.
En algunos, como en el de Cabimonteros (1.391 metros), la cima más alta de la Sierra la Hez, ni siquiera se podía colgar un abrigo y Refugios Libres Dignos ha instalado una cocina básica, una pequeña biblioteca, leña, botiquín, una guitarra, un extintor y un libro de visitas. Ahora sí, más habitable, dan ganas de quedarse, mientras que, hasta la restauración, apenas era un local destartalado por el que pasar de largo. «Antes los refugios tenían más uso por el pastoreo, la ganadería. Ahora quizá somos más cómodos y no ha habido mantenimiento», considera Pablo Simón.
El primero que arreglaron en La Rioja fue el de Bonicaparra (1.264 metros), en plena Sierra de la Demanda, Ezcaray. «Los refugios son para pernoctar o comer, ahora los usan cazadores y seteros. Más que en desuso, no se les ha dado la importancia que tienen y es importante que se respeten», declara Daniel Rey, presidente de la Federación Riojana de Montañismo, que ya tiene en mente poder intervenir en los de Urbión y el Camero Viejo. «Me puse en contacto con la asociación y les planteé recuperar algún refugio en La Rioja, así que pedimos permisos a los ayuntamientos y presentamos los proyectos», recuerda Daniel Rey.
Para arreglar el de Cabimonteros, además, se empleó una aportación del club de montaña Emetebe de Pradejón, que en mayo celebró una marcha senderista por la Sierra la Hez. Una de las condiciones para poder aspirar a que un refugio sea rehabilitado es que tenga acceso con vehículo, para poder transportar el material de construcción y el mobiliario que se aporta. «Reparar goteras si las hay, el tirador de la chimenea, y en Cabimonteros hasta han colocado cortinas, lo han dejado muy curioso», destaca Rey. Y, sobre todo, una vez que estos refugios cobran nueva vida, desde la Federación Riojana de Montañismo reclaman respeto y cuidado.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión