Las atenciones de Cáritas se disparan en La Rioja por el impacto de la crisis del COVID

Un 37% de personas atendidas más que en 2019, hasta 5.477 -con 10.863 beneficiados, incluidos familiares y allegados-, un 38% (1.409) de usuarios nuevos y Logroño como principal punto de referencia, donde casi se dobló la cantidad de acogidos. Son las grandes cifras de la memoria 2020, la del año de la pandemia, de Cáritas Diocesana.

Fernando Beltrán, director de la entidad, José Andrés Pérez, delegado diocesano de Acción Caritativa, y Caridad Garijo, responsable de Comunicación Cristiana de Bienes, presentaron este viernes el balance del muy difícil 2020, no solo para los más necesitados, sino para la propia entidad. La memoria económica arroja un déficit de medio millón de euros que ha tenido que aportar Cáritas pese al destacable incremento de la solidaridad de los riojanos: «Las donaciones han aumentado el 55%, tanto de instituciones, como de entidades y personas privadas, por lo que no podemos estar más que agradecidos, pero nosotros somos los ayudantes de los 'últimos' y no podemos dejar de atender a la gente que lo necesita», aclaró Beltrán.

José Andrés Pérez aseguró que «nos hemos enfrentado a muchas limitaciones en un año tan especial, pero, a pesar de todo, estamos razonablemente satisfechos». No es para menos, la pandemia ha sido todo un reto para los ciudadanos, pero también para los profesionales de Cáritas y sus voluntarios. La entidad ha tenido que ir adaptándose a las circunstancias, como cuando tuvo que recurrir a voluntarios más jóvenes para evitar la exposición de los más mayores: «Hemos tenido que reinventarnos casi cada mes. En abril, con el duro confinamiento, vimos que había niños de familias que no tenían medios tecnológicos para seguir las clases y aparecieron profesores voluntarios y donantes de material; a final de verano, vimos que esto no se acababa con una primera ola y tuvimos que centrarnos en ayudar en las tramitaciones telemáticas de los ayudas sociales», recordó el director de Cáritas.

La adaptación no quedó ahí, sino que el alargamiento de la pandemia les hizo tomar nuevas decisiones: «En La Rioja tenemos 11.000 personas en exclusión severa y 13.000 en exclusión moderada, que son nuestros usuarios habituales, pero también 47.000 en inclusión precaria y a las que teníamos que dar una respuesta», aclaró Beltrán.

De ahí nació una nueva línea de ayuda de microcréditos, a interés cero que, a 31 de diciembre, habían aliviado a 43 personas con 50.000 euros prestados: «Han servido para pagar alquileres o manutención por retrasos en los ERTE u otras ayudas pendientes y ya se ha devuelto el 68% de la cantidad prestada». «Creemos que ha sido una nueva línea de ayuda más que útil y eficiente».

Fernando Beltrán aportó también datos de la evolución de las atenciones en 2021, afortunadamente en descenso a medida que las vacunaciones y la apertura económica aumenta: «Si comparamos el primer trimestre con los datos de 2020, entonces sin pandemia, la cuantía de ayudas entregadas sigue la misma progresión ascendente, pero miramos al futuro con esperanza porque en marzo ya se estabilizan y en abril descienden».

En definitiva, Cáritas ha demostrado ser más necesaria y flexible que nunca ante la crisis. Dicho incremento de las atenciones del 37%, se traduce en la distribución de ayudas por valor de 636.813 euros en el conjunto del año pasado, es decir, más del doble que en 2019 (291.968 euros), con especial atención a la partida de ayudas a alquileres: «Hemos pasado de 63.191 euros a 263.663 euros en 2020 y es que, como venimos denunciando, el problema de la vivienda es muy acuciante y, de hecho, en los momentos más duros atendimos a muchas personas que se veían en la calle», explicó Beltrán.

Más datos. Comenzando por el pilar fundamental en la atención de Cáritas como es su acogida parroquial -que en 2020 tuvo que realizarse directamente en las sedes principales- se ofreció en toda La Rioja atención de primera necesidad a 3.742 personas, de las cuales 1.409 fueron nuevos usuarios. De estas atenciones se beneficiaron 9.058 personas y se desarrollaron 29.967 respuestas, mientras que el resto vinieron por otros programas no parroquiales. «Casi un 38% de las personas que atendimos eran nuevas, muchas de ellas de ese grupo de inclusión precaria y que con la crisis su estabilidad se tambaleó», concluyó Beltrán.