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Un alumno manipula un teléfono inteligente en clase . I. A.
El análisis | Educación y pantallas

Aliados o dardos envenenados

Dispositivos en el aula. Un uso adecuado, incluso personalizado, puede enriquecer el proceso de enseñanza y aprendizaje, según expertos de UNIR

Domingo, 24 de marzo 2024, 11:20

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Solo cuatro comunidades –Madrid, Castilla-La Mancha, Galicia y Castilla y León– regulan ahora mismo la utilización del móvil en las aulas. Pero el tema está en el aire: diversas organizaciones ya han reclamado un Pacto de Estado para limitar su uso, y el del resto de pantallas, en los centros. Pero ante una sociedad digitalmente avanzada hay expertos que los ven, por el contrario, necesarios. Y que inciden en poner el foco en el uso que se hace de ellos en las aulas.

«Desde la implantación de las pantallas, la tecnología ha ido avanzando a pasos agigantados. Quizá el problema reside en que esa implantación se ha llevado a cabo demasiado deprisa, sin pararse a analizar las consecuencias, tanto positivas como negativas, que pueden llegar a tener, así como los beneficios para el aprendizaje y el desarrollo de los estudiantes». Lo explica así Patricia Sáenz Valiente, pedagoga y coordinadora del área TIC de los grados de Magisterio y de la especialidad 'Tecnología e Informática' del Máster de Profesorado en UNIR. Es ahí donde ella encuentra el principal error; no pensar en «cuáles son los objetivos educativos y las metodologías pedagógicas en las que se puede incorporar». Y apuesta por la formación para los docentes en el uso de los dispositivos, ya que son «los responsables de utilizarlos de manera correcta».

Equilibrio

Esa falta de preparación y de equilibrio ha contribuido, en su opinión, a «una percepción negativa», pero que es «totalmente solventable». Por ello, aboga por «la formación continua del profesorado en herramientas digitales» para saber cómo implantarlas adecuadamente en el aula. Sáenz Valiente alerta de que los cursos de competencias digitales son herramientas «muy potentes cara al aprendizaje».

Equilibrio y utilización correcta, porque para Patricia Sáenz Valiente «no podemos separarnos de la tecnología» y el móvil permite el acceso a recursos educativos, «fomenta la comunicación entre estudiantes y promueve el aprendizaje activo». Para ella, posee un potencial tan grande para personalizarlo y ajustarlo según las necesidades individuales de cada estudiante que «no podemos dejar de aprovecharlo».

«La tecnología es un recurso más y no podemos no aprovecharlo»

Patricia Sáenz Valiente

Pedagoga y docente experta en UNIR

Esa personalización del aprendizaje podría conseguir una mayor motivación de los estudiantes a través de herramientas interactivas y recursos multimedia, además de formarles en el uso correcto de los dispositivos digitales. La pedagoga de UNIR no obvia las desventajas, entre las que cita «la distracción, falta de interacción social, fatiga visual o exposición a contenidos inapropiados». Pero cree que con una correcta supervisión y un correcto acompañamiento desde la parte educativa y familiar «se pueden solventar».

«No es el todo o nada», reitera. Incluso dentro de los métodos tradicionales se puede usar la tecnología. «Es un recurso más; cómo no vamos a aprovechar su potencial». Son, por tanto, los docentes formados los que deben valorar en qué momentos es adecuada o con qué alumnos es más recomendable. «No debe ser algo impuesto, sino que debemos saber cuándo puede ser positivo» y también cuándo formar a los alumnos para un uso responsable. Ese manejo responsable correspondería a su finalidad educativa y pedagógica. «Lo mismo que en clase no se puede jugar con el balón, el móvil tiene sus momentos. Como cualquier otro recurso para la educación dentro del aula, no puede utilizarse de manera indiscriminada».

Estefania Hita.

Un manejo responsable ligado a la formación y a los valores

Estefanía Hita, docente de la Facultad de Educación de UNIR, coincide con Patricia Sáenz Valiente al destacar la importancia de que el docente reciba una formación continua en herramientas digitales y en cómo implantarlas de manera precisa. «Se están desarrollando cursos que tratan de paliar las carencias que pueda tener en esta área» porque la formación en este ámbito nunca es suficiente.

Para Hita es crucial promover también la cultura de la innovación para entender «por qué es necesario educar en ese uso correcto de la tecnología y su implantación dentro de las aulas». Ya que para la docente este desconocimiento está detrás «de que nos pongamos un poco en contra de ella».

El mayor reto reside en «mantener el equilibro entre el tiempo frente a la pantalla y fuera de ella, pero también en saber a qué tipo de contenidos acceden y si son adecuados o no para su edad». En la educación pasaría por que se adapte a las nuevas exigencias y competencias clave demandadas.

La figura del docente «es la más significativa de todo este cambio, son las personas más importantes en el proceso de educación de los niños y son irremplazables». Ayudan a los estudiantes a crecer tanto en lo personal como en lo académico y se encargan de poner en práctica esas acciones educativas que «realmente reten a los alumnos a desarrollar su pensamiento crítico y a que tengan interés por aprender». E igual de principal es que «se reten a ellos mismos y que pierdan el miedo a innovar». Los padres deben involucrarse también en transmitir ese manejo responsable de las tecnologías, porque el uso que den los hijos dependerá de «los valores inculcados».

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