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Danny Garcovich y su esposa en la tumba de su hija, Dafna, y su yerno, el guipuzcoano Iván Illarramendi en Kissufim. M. Ayestaran

Un búnker para el recuerdo de Iván y Dafna

La familia política del guipuzcoano asesinado en el kibutz Kissufim conserva el refugio donde él y su esposa fueron acribillados a balazos para que nadie olvide lo que pasó

Mikel Ayestaran

Enviado especial. Kissufim

Miércoles, 8 de octubre 2025, 00:18

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Imposible acceder a Kissufim. La Policía bloquea el acceso mientras unidades militares se despliegan en la zona. Las explosiones retumban en el cielo de esta comunidad agrícola situada a las puertas de Gaza. Este fue uno de los lugares golpeados por Hamás la mañana del 7 de octubre de 2023 y aquí fueron asesinados, entre otros, la israelí de origen chileno Dafna Garcovich y su esposo Iván Illarramendi, nacido en Zarautz (Gipuzkoa). Sólo se permite pasar en compañía de alguien del kibutz y Danny, padre de Dafna, se acerca al control policial para acompañar a este enviado especial hasta el cementerio donde descansan los restos del matrimonio. Son días repletos de homenajes a los 1.200 caídos el sábado negro, días en los que todos miran a Egipto a la espera de un acuerdo que permita el regreso seguro a casa de los 48 rehenes que quedan en la Franja, al menos 20 de ellos vivos.

Iván y Dafna en una foto familiar.

«Me gustaría recibirte en otro lugar y en otras circunstancias más alegres, es un momento doloroso», explica Danny camino de la sepultura, donde su esposa cuida las flores y quita el polvo de la fotografía de la pareja, una imagen dulce de ellos besándose. «Las heridas se reabren cuando llega el aniversario, los echamos tanto de menos…», explica la madre sin poder contener el llanto, «los extrañamos tanto».

Pasados dos años, la situación de seguridad se mantiene tensa en la verja de separación. El Gobierno pide a los residentes que regresen a la zona, «pero no es seguro porque los terroristas siguen vivitos y coleando, intentan infiltraciones y lanzan cohetes», lamenta Danny, que trabaja como responsable local de Bomberos. Sin esperar a las ayudas del Ejecutivo, el matrimonio Garcovich se puso manos a la obra desde el primer momento en la reparación de su vivienda en Kissufim, que resultó dañada el 7 de octubre, y «terminamos de arreglar la casa del todo, pero con todas las explosiones de Gaza se han roto los cristales y agrietado las paredes. Las explosiones son muy fuertes, aquí no se puede volver y menos si tienes niños, esa es mi respuesta cuando las autoridades me piden que regrese. Nadie esperaba un ataque como el que sufrimos hace dos años, y si te quemaste una vez con agua caliente, le coges miedo al agua tibia».

«Las explosiones de Gaza son muy fuertes, aquí no se puede volver y menos si tienes niños»

En el cementerio, junto a la tumba de Dafna e Iván, se encuentra la de Shlomo Mansour, vecino de 86 años que fue secuestrado, cuya muerte se confirmó en febrero y el cuerpo entregado durante los intercambios de comienzos de año. En el ataque de Hamás murieron 16 personas en el kibutz, seis de ellas trabajadores tailandeses llegados a Israel para dedicarse a las labores del campo. Imposible olvidar las horas eternas en las que decenas de milicianos islamistas camparon a sus anchas en las calles de esta pequeña comunidad agrícola de apenas 300 habitantes. Esas horas en las que Iván y Dafna se encerraron en el cuarto de seguridad donde fueron acribillados a balazos. Las puertas de estos cuartos no están diseñadas para recibir balas sino para proteger de la explosión de un misil.

El matrimonio sujetaba la puerta con todas sus fuerzas para impedir que los milicianos la pudieran abrir. Cayeron acribillados. La muerte fue instantánea. Los milicianos trataron de llevarse los cuerpos, pero no les dio tiempo porque llegó el ejército y prendieron fuego a la casa antes de escapar. Los cuerpos de la pareja quedaron calcinados y en un primer momento se les incluyó entre los secuestrados y desaparecidos, hasta que el 8 de noviembre de 2024 un equipo forense, tras el análisis de ADN de las cenizas recogidas en la casa, confirmó que nunca llegaron a estar secuestrados por Hamás.

M. Ayestaran
Imagen principal - Un búnker para el recuerdo de Iván y Dafna
Imagen secundaria 1 - Un búnker para el recuerdo de Iván y Dafna
Imagen secundaria 2 - Un búnker para el recuerdo de Iván y Dafna

«Ningún terrorista vivo»

«No vamos a dejar ningún terrorista vivo en Gaza. Si no lo hacemos así tendremos el mismo problema dentro de unos años porque la mentalidad de ellos es así. Si los eliminamos será bueno también para los palestinos que quieran vivir en paz y no bajo el control de los terroristas, es mi deseo para bien de la humanidad», reflexiona Danny en voz alta, antes de arremeter contra España por su política de apoyo a los palestinos.

El calor aprieta y el matrimonio tiene nuevos compromisos en Omer, el pueblo donde viven todos los vecinos del kibutz desplazados de sus hogares desde el 7 de octubre, muy cerca de Beerseba. Aquí llegaron después de una temporada viviendo en un hotel a orillas del mar Muerto. Danny conduce cada día 45 minutos para visitar Kissufim, dentro de su área de trabajo en la frontera con Egipto.

Pasa por delante del lugar donde estaba la casa de Iván y Dafna, una casa que «ha sido demolida porque no tenemos intención alguna de conservar estos recuerdos trágicos dentro de una zona de vida, a la vista de los niños. Hemos demolido todas las casas calcinadas y allí levantaremos nuevas viviendas. Lo que hemos guardado es el refugio donde fueron acribillados a balazos, está bien guardado para que forme parte en el futuro del lugar que construiremos para el recuerdo, un memorial dirigido a que generaciones futuras no olviden nunca lo que nos pasó. Allí estarán presentes Iván y Dafna».

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Un búnker para el recuerdo de Iván y Dafna