Fallece Íñigo Salvidea a los 63 años

Fue pelotari de envergadura desde mediados de los setenta hasta principios de los noventa. Zaguero guipuzcoano recio y de golpe constante. Devolvió su primer rebote de zurda en Santo Domingo en 1979 y él mismo lo contaba como gran hazaña al término de aquél partido en un escenario en el que jugaba casi todas las semanas de la mano de la empresa Eskukari. Finalizaba su vida deportiva cuando un tal Titín III daba sus primeros pasos en el profesionalismo y ambos llegaron a jugar un par de partidos juntos en septiembre de 1992 en las fiestas de Baños de Río Tobía.

Íñigo Salvidea ha fallecido esta mañana a los 63 años víctima de un cáncer contra el que mantenía un trabajoso mano a mano. El entonces pelotari de melena larga dejó paso a la generosa frente y a una visión moderna del deporte. Como él entendió en los inicios de Eskukari y la ruptura del monopolio de Empresas Unidas, de la mano de José María Fraile, con el tiempo participó de la fundación de la empresa Asegarce en 1992 junto a otros pelotaris de larga trayectoria y gran cartel como Salva Vergara, Vergara II o Vergarilla y junto a Roberto García Ariño, García Ariño IV.

Bajo el paraguas de la potencia mediática de Arguiñano y Pedro García y Aseguinolaza, enseguida se puso manos a la obra en la modernización de este deporte con tantos puntos de anclaje en el pasado.

La presencia constante de las televisiones en los frontones, el cambio de color de las paredes, que los pelotaris vistieran de azul y rojo... Detalles que, hoy por hoy, parecen simples, entonces parecían terremotos.

A Íñigo Salvidea le tocó el papel de convertirse en la cara visible de su empresa en su ingrato papel de gerente cuando tuvo que lidiar con la aparición de la empresa Aspe (1998) o tuvo que negociar en Logroño una rebaja de tipo impositivo con las apuestas o los costes de uso del frontón, tensiones que derivaron en que la feria matea de 2009 se celebrara en el frontón de Las Gaunas.

Salvidea jugó infinidad de partidos en Santo Domingo cubriendo las espaldas de Bengoetxea III, Vergara II, Aguirre, García Ariño IV y otras grandes figuras y se batió en pulsos de alto voltaje en la zaga con astros de la talla de Martinicorena, Lajos, Gorostiza o Maíz II.