El Logroño pone la quinta marcha hacia Europa

El Ciudad de Logroño fue de menos a más. Comenzó muy espeso ante un Benidorm que abrió de primeras su defensa, con Vujovic en el avanzado. Al equipo franjivino le costó atacar el 5-1 y se contagió del ritmo lento del visitante, que optó por atacar con siete hombres.

Fue a partir del cuarto de hora cuando los hombres de Miguel Ángel Velasco empezaron a ver la luz, a imponer su velocidad y a abrir los primeros huecos del partido. Mucho tuvo que ver Xoan Ledo. El portero gallego empezó a parar balones y aprovechando que el rival estaba sin guardameta, a lanzar desde su área. Hasta cuatro goles marcó en esa primera parte el cancerbero del cuadro riojano, que se marchó a los vestuarios con nada menos que diez paradas en 18 lanzamientos. Bestial. Y ocho de ellas, en los últimos nueve tiros.

A partir de entonces, el Ciudad de Logroño empezó a volar. Con goles rápidos, desgastando a un rival que quedó golpeado después de chocar con el arquero, el conjunto riojano ensanchó su renta hasta los ocho goles (16-8) antes de pasar por los vestuarios. Mucho tenía que cambiar el partido para que se escapasen los puntos.

El Benidorm no llegó a asustar a los riojanos después del paso por vestuarios, pero dejaron una sensación rara en el Palacio de los Deportes en los primeros compases de esa segunda parte. Los alicantinos no variaron su fórmula y aprovecharon esos instantes de vulnerabilidad que tienen los equipos mortales para acercarse a los cuatro goles. La treintena de aficionados venidos desde tierras levantinas empezaron a creérselo.

Pero fue un espejismo y el Ciudad de Logroño volvió a tener el control del partido, esta vez con menos protagonismo de Ledo. Fue la defensa la que incomodó a Nacho Valles, Moscariello, Durovic y Colo Vainstein. Esto provocó que el conjunto local corriese menos que en los primeros treinta minutos. Con buenas defensas y un resolutivo Ismael El Korchi, el bloque riojano volvió a manejarse en rentas de siete y ocho goles.

El Benidorm intentó ponerle freno a la sangría y siguió batallando hasta los últimos diez minutos en los que pareció resignarse y claudicar. Los jugadores alicantinos ya evidenciaban el desgaste físico de atacar con siete jugadores y defender en 5-1.

En los minutos finales, y con el partido ya sentenciado, Velasco hizo jugar a los menos habituales. Y Abdoula Modi aprovechó ese momento para anotar en su cuenta tres goles desde los nueve metros, haciendo gala de su impresionante altura y su buen brazo derecho.

Al final el Palacio se despidió de sus jugadores como antaño, con una sonora ovación en el último minuto de una victoria que acerca más Europa a Logroño.