Os envidio

El corazón se encoge, la garganta se reseca y el vello se eriza... sois unos elegidos, unos privilegiado

Eloy Madorrán

Lunes, 16 de marzo 2015, 20:34

Yo os envidio. Así de claro. No sé si existe eso de la 'envidia sana'. Y tampoco acierto a discernir si la mía es de esa. Lo que sí sé es que yo os envidio.

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Cuando acudo al Palacio de los Deportes y el Naturhouse salta a la pista, me gustaría ser uno de ellos. Veo a Juanín y a Albert Rocas realizar los ejercicios de calentamiento y me dan ganas de saltar la valla y hacer junto a ellos pases en salto, en bote, de cadera, de pronación, por la espalda. Y os envidio.

Compruebo el desparpajo de jóvenes como Cacheda, Ángel Fernández, Miguel o Pedro y siento un deseo irrefrenable de contarles que España está llena de chavales de su misma edad que entrenan con las mismas ganas o más, y nunca tendrán la oportunidad de jugar en Asobal, y mucho menos, en Liga de Campeones. Y yo os envidio.

Atisbo desde lejos el gran físico de Garabaya, Javi García y Ángel Romero. Me miro en el espejo y vuelvo a preguntarme por qué el mundo está tan mal repartido. Y yo os envidio.

Veo a Gurutz y Jorge detener balones imposibles ante el aplauso generalizado y convertirse, por momentos en héroes, por momentos en villanos. Y yo os envidio.

Thiagus, Stenmalm y Eilert saltan con facilidad por encima de la defensa y marcan gol. Parece fácil pero no lo es. Hay que tener unas cualidades físicas determinadas para poder hacerlo, y yo os envidio por tenerlas.

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Voy al bar del Palacio y escucho a unos niños que juegan a marcar goles en una portería imaginaria. Uno dice que es Víctor Vigo y reparte juego y además asiste al pivote con un pase por la espalda. El otro quiere ser el Luisfe riojano, y contagiar sus ganas y su raza al resto de compañeros. Y yo os envidio.

Es un tipo de envidia especial. Quiere contaos que sois unos elegidos, unos privilegiados. Que ganarse la vida jugando a balonmano debe ser una de las cosas más bonitas que existen. Y en Logroño, de las más agradecidas. Es un mensaje lleno de autoestima. Debéis sentiros especiales. Lo sois. Tenéis a mucha gente pendiente de vosotros. Gente que se pone en pie en el último minuto de partido contra el Veszprem y reconoce vuestro esfuerzo, y os lo agradece con una emocionante ovación. Y el corazón se encoge, la garganta se reseca y el vello se eriza. Ese sentimiento lo generáis vosotros. Y por eso os envidio.

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