Mauro Entrialgo. CRISTINA CANDEL
Mauro Entrialgo | Humorista gráfico y escritor

«La derechización del debate político ha ocurrido en parte por el malismo»

El historietista vitoriano debuta como ensayista con un libro sobre la neoirreverencia como propaganda comercial y, sobre todo, política

J. Sainz

Logroño

Sábado, 26 de octubre 2024, 13:30

Mauro Entrialgo (Vitoria, 1965), uno de los humoristas gráficos de mayor prestigio en nuestro país, presentó este viernes en Logroño su primer ensayo, 'Malismo. La ... ostentación del mal como propaganda' (Capitán Swing). En él describe 'malismo' como «el mecanismo propagandístico que hace ostentación de acciones o deseos tradicionalmente reprobables con la intención de obtener beneficios sociales, comerciales o electorales». Su teoría de la neoirreverencia advierte del riesgo –nada gracioso– de que especialmente los políticos pierdan los escrúpulos y sean capaces de decir grandes burradas sin inmutarse. Esa incorrección que a lo largo de la historia ha sido un recurso satírico contra los poderosos se ha convertido ahora en un arma peligrosa en manos de estos.

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– Dice que obedece a una estrategia de propaganda. ¿Es solo una pose o verdadera maldad?

– Las dos cosas. Hay algunos que cometen maldades y ahora ven que ni siquiera necesitan ocultarlo. Y otros que, como está tan de moda parecer malo y resulta tan útil, tienen algo de impostado. Sobre todo youtubers, columnistas de extremo centro que dicen barbaridades o personajes televisivos. Pero, aunque no sean malos de verdad, tienen las mismas consecuencias.

– Por verle algo bueno: ¿no es mejor que se expresen con franqueza, sin caretas, a que sigan disfrazados?

– En ocasiones he pensado eso, pero nunca es real del todo. De hecho se vende así, diciendo que son sinceros. Pero no es cierto. Los políticos pueden utilizar esta estrategia para conseguir un objetivo y, si se pasan de frenada y no funciona, se modulan con justificaciones clásicas del mal.

– ¿Es la extrema derecha quien más se ha quitado la careta y alardea de malismo?

– Sí. A pesar de que es un mecanismo transversalmente ideológico, es una de las estrategias más claras de la ultraderecha o de la derecha más cercana a ella, la que intenta que no le quiten votos por ese lado. La actual derechización del debate político ha ocurrido en buena parte por el malismo, que se mezcla con otras como la estrategia de los bulos.

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«Hay algunos que cometen maldades y ahora ven que ni siquiera necesitan ocultarlo»

«Mucha gente aplaude esta moda sin ser conscientes de que tiene consecuencias»

– ¿No es paradójico que la derecha se haga pasar por antisistema, anarcoide, contracultural e incluso punk?

– Es antiintuitivo, pero tiene su lógica. A la derecha siempre le ha traído por la calle la amargura la consabida superioridad moral de la izquierda. Por eso han empezado robando la palabra liberal y ahora roban libertario, anarco, desacato, rebelde, punk... Incluso empiezan a robar términos culturales. Este robar se debe a que no están muy contentos con los términos que verdaderamente les corresponden.

– Menciona la superioridad moral de la izquierda, pero ahí tampoco se privan de malismo.

– No, pero es más habitual desde el anonimato de las redes. Todavía no ha saltado a la arena pública con nombres y apellidos.

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– Esto no es exclusivo de los políticos. Para que les sea rentable, los malistas necesitan adoradores: ¿pequeños malos o grandísimos tontos?

– Para que exista el malismo se necesita un público, porque, sin público que aplauda estas exposiciones de maldad, no existiría. Hay mucha gente que aplaude esta moda sin ser conscientes de que tiene unas consecuencias.

– En un país dividido entre Pablo Motos y Broncano, ¿quizás lo que haría falta, entre otras cosas, es ver menos televisión?

– No lo sé (risas). Reconozco que me hace más gracia Broncano, pero enseguida me aburro y no consigo ver un programa entero.

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– Un poco de autocrítica: banalizar cuestiones importantes mediante el humor ¿ha contribuido a que la política no sea tomada en serio o pierda interés?

– Cruda cuestión. Es complicado esto de banalizar o no. El humor siempre lo ha hecho para que podamos sobrevivir, incluso en los campos de concentración había humor negro entre quienes iban a morir. Estaban banalizando pero también se daban esperanza.

– Este estado de cosas, que tiene que ver con los bulos y la desinformación, ¿influye en el resurgir del pensamiento mágico, tanto de religiones como del esoterismo y otras marcianadas?

– Hay una vuelta muy peligrosa a creerse cualquier cosa.

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– Veo a Elon Musk sorteando millones para votar a Trump y pienso que, tal vez, simplemente es que somos gilipollas.

– Sí (risas). Nos reíamos viendo estas cosas en Estados Unidos y creyendo que eso en Europa no nos lo iban a colar, pero ya tenemos aquí a tipos como Alvise.

– ¿Trump representa el malismo a nivel planetario?

– Yo creo que Musk es incluso peor.

– ¿ Y en España?

– La precursora y mayor usuaria es Díaz Ayuso. Siempre hay que estar hablando de ella por las burradas que dice, algunas mezcladas con simples demencias.

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– Sánchez, en cambio, con aquella carta de hombre enamorado y caballero andante contra el fango, ¿no se pasó de buenista?

– Puede ser, pero no presume del mal. Él utiliza otras tácticas más tradicionales.

– Asegura que la verdadera irreverencia es patrimonio de los de abajo. ¿Qué hacer cuando la tendencia se está invirtiendo?

– Señalarlo. Es lo que hacemos los humoristas: señalar algo que es ridículo.

– Malos tiempos para la sátira siempre son buenos tiempos.

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– Siempre son buenos, en ese sentido, pero tenemos que evolucionar, porque la sociedad cambia y el humor también. Tu revisas chistes de hace años y no hacen gracia porque la realidad política hoy es aún más exagerada.

– ¿Qué opina cuando oye que ahora hay menos libertad y no se puede hacer humor sobre nada?

– Me parece una tontería. No conozco a nadie que haya ido a la cárcel por hacer chistes de enanos, por ejemplo, y en cambio sí por hacerlos de la monarquía.

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– ¿De verdad va a matar a Herminio Bolaextra [su personaje más políticamente incorrecto]?

– Sí, lo voy a matar. Ya no tiene sentido. Será en un cómic que se va a titular 'La muerte de Herminio'. Y, como no es un superhéroe de Marvel, no resucitará.

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