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Las calles de Camprovín se llenan de arte
El festival Camprovinarte celebra su novena edición convirtiendo el municipio en un museo al aire libre, con obras creadas por artistas nacionales a partir de materiales donados por los vecinos
Juan Marín del Río
Logroño
Sábado, 19 de julio 2025, 19:43
Un pequeño pueblo convertido en lienzo. Desde hace nueve años, cada verano las calles de Camprovín, con apenas 150 habitantes, se transforman en un museo al aire libre gracias al festival Camprovinarte. Sin entradas ni horarios, artistas llegados de varias partes de España decoran las fachadas del municipio con tapices, artesanos ofrecen productos manufacturados en un colorido mercado frente a los cientos de visitantes que atrae y otros, pincel en mano, transforman rincones del pueblo en cuadros vivos que dialogan con la piedra y el paisaje. Lo que nació como una iniciativa para frenar la despoblación del municipio y acercar la cultura contemporánea al medio rural se ha convertido en un referente de arte rural a nivel nacional.
La conexión de los habitantes de Camprovín con las obras presentadas es una de las principales características del festival. Aunque sean decenas las personas involucradas en Camprovinarte –artesanos, pintores o músicos–, cuatro artistas llegados desde cada punta de la península aspiran a alzarse con el primer premio. La idea surge antes de viajar a Camprovín, pero la obra se elabora en las calles del propio municipio, con los materiales donados por sus habitantes «que pasan a formar parte de la propia obra», explica María Meiga, una artista «textil y gráfica» llegada desde Vigo para presentar su obra 'Conversaciones'.
Meiga, que ha confeccionado su tapiz en plena calle con una pequeña mesa, una silla y los retales donados por sus vecinas, aprecia el cariño recibido. Jofre Sebastian, de Vilopriu, «un pueblecito de Girona», también siente el apoyo de los habitantes. Para elaborar su obra 'Ancestros' ha recibido «aperos y herramientas de campo de todo tipo», señala. Los vecinos no solo han donado hoces, corquetes o hachas, sino que además, se ha nutrido de «todas esas anécdotas detrás de cada utensilio de la gente del pueblo» que le han servido de inspiración para llevar a cabo su obra.
Al igual que ellos, Elisa Terroba, de Arriate, Málaga, ha necesitado «cientos de libros para tapiar la ventana de una casa». No solo lo ha conseguido, sino que ahora tiene «dos cajas llenas de libros en el coche por si quiero repetir el proceso en otro lugar», asegura entre risas. Sergio Delicado viene de Albacete y a través de sus veletas en forma de abubilla creadas con restos metálicos, aspira a alzarse con el premio, aunque en este concurso, a diferencia de otros en los que la competitividad puede llegar hasta límites insospechados, la victoria no es lo más importante, sino compartir el proceso, crear en comunidad y dejar huella.
Esto es, precisamente, lo que motiva a los artistas a no pensar en cómo proteger sus obras de la lluvia, el sol o el viento, porque «evolucionan y dialogan con el tiempo», como lo han hecho durante su confección con los habitantes de Camprovín.
Un mercado de artesanos
Durante este fin de semana, vecinos y visitantes de Camprovín disfrutan de las obras de esta novena edición, de las de otros años que permanecen en las fachadas y de un mercado de artesanos que ofrecen productos muy variados en un ambiente en el que se respira creatividad y tradición. Camprovinarte incluye visitas guiadas, música en directo y hasta un puesto de cerveza artesanal.
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