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Dylan y su banda, en el escenario del teatro del Generalife, hace una semana en Granada, una de las pocas fotos de la gira que han trascendido. R. I.
'Rough and rowdy ways'

Bob Dylan pone Logroño en el mapa de la canción

El Palacio de los Deportes de La Rioja, que acoge hoy la gira del legendario cantautor norteamericano, aguarda una velada histórica

J. SAINZ

Miércoles, 21 de junio 2023, 02:00

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La cuna del castellano es hoy el centro del universo de la canción en inglés. Bob Dylan, uno de los músicos más influyentes de la historia moderna, toca este miércoles en Logroño ante tres mil personas que casi llenarán el Palacio de Deportes (ayer quedaban sin vender menos de un centenar de entradas). El concierto pertenece a la gira 'Rough and rowdy ways', correspondiente a su último disco (2020), que ha incluido doce citas en España y termina este sábado en Barcelona. Si la presencia de todo un mito viviente como Dylan siempre es un acontecimiento en cualquier plaza, en la capital riojana, donde nunca antes ha actuado, la jornada de hoy adquiere tintes de leyenda.

Con ochenta y dos años recién cumplidos, el cantautor norteamericano llega a Logroño envuelto en un buscado halo de misterio por el celo con que guarda su intimidad fuera del escenario, y también por cierta controversia a causa de la prohibición de usar los móviles durante su actuación, pero, sobre todo, llega precedido de grandes críticas sobre su estricto desempeño artístico. Para empezar, 'Rough and rowdy ways' es un disco extraordinario y en directo, según las crónicas, se convierte simple y llanamente en un espectáculo basado en las grandes canciones que lo forman, sin alharacas ni concesiones. El espectáculo de la canción, y en eso no hay mayor maestro que el autor de 'Like a rolling stone'.

Pero no cabe esperar ninguno de sus grandes éxitos en el repertorio de esta noche, por más que se cuenten por decenas los temas elevados a categoría de himno en más de medio siglo de composición e interpretación, desde su esplendor folk en los sesenta, incluyendo su compromiso político y social, su conversión al blues eléctrico y el rock y toda una carrera de grandes letras que le llevaron hasta el Nobel de Literatura (en 2016), concedido por vez primera y última a un trovador.

No ha habido 'hits' en los conciertos previos y quien acuda al de Logroño con la expectativa de oír que 'los tiempos están cambiando' o cosas parecidas se va a llevar una decepción. En cambio, puede resultar una grata sorpresa pararse a escuchar y prestar atención a la densa sucesión de historias que se narran desde 'I contain multitudes', un primer tema que comienza con ese verso de Walt Whitman, hasta la preciosa 'Mother of muses'. Sin embargo no está incluyendo en directo la monumental 'Murder most foul', un larguísimo canto salmódico al gran desengaño del sueño americano.

En Madrid, en las Noches del Botánico, donde la semana pasada comenzó con dos bolos consecutivos sus conciertos en España, intercaló algunas canciones de otros discos, como 'To be alone with you', 'I'll be your baby tonight' o 'Gotta serve somebody', e hizo una versión de 'Not fade away', de Buddy Holly. El jueves, en Alicante, hizo por primera vez en su vida una versión de 'Into the mystic', de Van Morrison. Pero en ningún caso nada de 'Knockin'on Heaven's door' ni 'Blowin'in the wind' ni 'Hurricane' ni 'All along the watchtower'... Solo algunas concesiones a la nostalgia mucho menos conocidas y las enormes baladas, blues, rocanrol y algún vals que configuran este 'Rough and rowdy ways', un título que podría traducirse como 'modales rudos y pendencieros'.

Frente al piano

Precisamente, los modales del artista ante el público tampoco destacan por su simpatía. Ni saludos ni gestos para la galería ni mensajes ni despedidas; simplemente se limita al repertorio ensayado con la banda. Solo en Granada Dylan 'regaló' un escueto comentario, al parecer conmovido por la Alhambra. «Qué hermoso lugar para tocar. Ojalá todas las noches fueran así», dijo casi al final de su concierto en el teatro del Generalife. Pero tampoco es algo nuevo que Dylan aparezca en escena, se siente al piano rodeado por sus músicos y no se mueva de ahí hasta el último acorde. Con suerte saca la armónica. Su desdén hacia los fans es ya proverbial.

Lo que sí es novedad en esta gira es el veto a los móviles mediante un sistema que los embolsa y los inutiliza durante el concierto, y con la advertencia de expulsión en caso de incumplimiento. Es una práctica discutible pero obviamente persigue (como ocurre en los teatros) evitar la insidiosa molestia de las pantallas y favorecer el disfrute del show en vivo.

Montaje del concierto, esta mañana J. S.
Imagen principal - Montaje del concierto, esta mañana
Imagen secundaria 1 - Montaje del concierto, esta mañana
Imagen secundaria 2 - Montaje del concierto, esta mañana

El Palacio de los Deportes de La Rioja estará casi lleno esta noche (a partir de las 21.30 horas), pero el elevado precio de las entradas ha impedido el 'sold out' (las más baratas eran de 65 euros y ayer todavía quedaban de 145 y 185 euros; en Madrid y Barcelona las había de más de 300 euros). Tampoco se ha llenado el Kursaal este lunes y martes en San Sebastián. El domingo en Huesca hubo que suspender a causa de la lluvia (el concierto estaba programado en la plaza de toros). Se dice que él quería salir a tocar pero había un palmo de agua sobre la arena del ruedo. Aquí la organización ha corrido a cargo de Promociones Musicales Iregua con la colaboración del Gobierno de La Rioja. Muy pocos pases de prensa, nada de fotógrafos y secretismo máximo para que nada incomode a una estrella tan oscura.

Barcelona despedirá en el Liceu (viernes y sábado) esta gira española. Y luego proseguirá ruta europea por Francia, Suiza e Italia. Pero la carretera de este extraordinario vagabundo llamado Bob Dylan hoy hace escala en Logroño, situada ya para siempre en el mapa de la canción.

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Bob Dylan pone Logroño en el mapa de la canción