Luis Puchades | Presidente de la Asociación Española de Biogás (AEBIG)

«Las plantas de biometano son, a la vez, un proyecto medioambiental, agrario y energético»

En un contexto de creciente preocupación por la sostenibilidad, el aprovechamiento eficiente de los recursos y el impulso al medio rural, las plantas de gestión de residuos agroganaderos consiguen dar solución a un grave problema produciendo además fertilizantes ecológicos y un gas renovable –el biometano– que se puede inyectar directamente en la red y representa una oportunidad estratégica para España como motor de desarrollo rural, innovación y empleo verde.

AEBIG (Asociación Española de Biogás), junto al IDAE ha elaborado la ‘Guía de Buenas Prácticas para la Implantación de Proyectos de Biogás y Biometano’ para facilitar el desarrollo territorial de este tipo de plantas. Luis Puchades, presidente de AEBIG, analiza la situación.

– ¿Por qué surge esta iniciativa (Guía de buenas prácticas) y cuáles son sus objetivos?

– Esta iniciativa surge de la necesidad de establecer criterios que garanticen una implantación que genere beneficios tangibles tanto para el medio ambiente como para las comunidades que acogen estas instalaciones.

El documento tiene como objetivo principal potenciar la contribución de estos proyectos a la economía circular, fortalecer su integración social y minimizar los posibles impactos adversos. Para ello, se han analizado experiencias reales de funcionamiento de plantas en los últimos años, lo que ha permitido identificar siete áreas clave de actuación: el diálogo, la transparencia, la comunicación y la participación ciudadana; el compromiso medioambiental y el respeto por el entorno; los beneficios para la comunidad; el emplazamiento adecuado de las plantas; la gestión eficiente de los residuos y el almacenamiento seguro de las materias primas; la gestión eficiente del digerido; y la seguridad y el control de riesgos.

– ¿Cuál es la situación en España frente a Europa?

– El desarrollo del sector en España se encuentra rezagado respecto a otros países europeos. Alemania, Francia, Dinamarca e Italia cuentan con decenas de miles de plantas de biogás y más de un millar de instalaciones de biometano. En cambio, en España existen únicamente 270 plantas de biogás y 14 de biometano (datos a 31 de diciembre de 2024), y se prevé cerrar 2025 con unas 25 plantas de biometano.

«La gestión de residuos agroganaderos consigue biometano y fertilizantes ecológicos»

– ¿Qué líneas de actuación considera como prioritarias?

– El sector se enfrenta a diversos retos que limitan de forma significativa su crecimiento, entre ellos la falta de un compromiso político firme y de un marco regulatorio estable, factores que retrasan los proyectos e inhiben la inversión de manera continuada. La fragmentación normativa entre comunidades autónomas y la escasa coordinación administrativa dificultan la planificación y puesta en marcha de nuevas plantas. Además, la legislación actual sobre el digerido resulta insuficiente, lo que impide su valorización como fertilizante de forma segura y eficiente. A todo ello se suman otros desafíos, como la falta de información pública y la necesidad de establecer incentivos económicos adecuados, por ejemplo, para el desarrollo de infraestructuras de inyección.

– De forma breve, ¿cómo es la transformación de los residuos en fertilizantes y biogás? ¿Tiene el proceso alguna repercusión para el entorno rural?

– El proceso comienza cuando se recogen residuos orgánicos, como restos agrícolas, estiércoles o lodos de depuradora, y se introducen en unos grandes tanques cerrados llamados digestores. Allí, unas bacterias naturales descomponen la materia orgánica en ausencia de oxígeno. De este proceso se obtiene, por un lado, biogás, que puede transformarse en biometano para generar energía renovable, y por otro, un digerido, que se puede usar como fertilizante orgánico para los cultivos.

El proceso tiene un impacto muy positivo en el entorno rural: ayuda a gestionar los residuos de forma sostenible, reduce los malos olores y emisiones, genera energía local y limpia, y ofrece nuevas oportunidades económicas para agricultores, ganaderos y pequeñas comunidades.

– ¿Cuáles son los principales beneficios de estas instalaciones?

– Las plantas de biometano son a la vez un proyecto energético, medioambiental y agrario. Su desarrollo permite gestionar de forma sostenible residuos orgánicos como alperujos, estiércoles o lodos de depuradora, transformándolos en recursos útiles. Además, contribuyen a la generación de energía renovable –en particular gas renovable–, reduciendo la dependencia del gas importado y reforzando la autonomía energética del país.

Otro de sus valores añadidos es la posibilidad de obtener fertilizantes orgánicos a partir del digerido, fomentando una agricultura circular y eficiente. Estos proyectos fortalecen la industria agroalimentaria, impulsan la sostenibilidad y ofrecen nuevas oportunidades de desarrollo para las zonas rurales.