Santo Domingo
Sin vender la casa y sin restauranteUna familia achaca a la lentitud administrativa, que se fuera al traste una transacción en el casco antiguo, donde no es fácil sacar adelante iniciativas
Los cinco hermanos de la familia Lobato Hueto tienen una casa, heredada de sus padres, de dos plantas más alto y 376 metros cuadrados en ... el 30 de la calle Pinar (también da a Isidoro Salas), en pleno casco antiguo de Santo Domingo de la Calzada. Valor sentimental aparte, para ellos fue una alegría que, hace más de un año, apareciera un comprador. La zona histórica no se caracteriza, precisamente, por la facilidad en las transacciones inmobiliarias. Además, el aspirante a la propiedad la quería para abrir un restaurante, lo que, además de para dinamizar la zona, conllevaba su puesta en valor, restauración y un futuro para el antiguo inmueble, en el que sus padres y abuelos tuvieron zapatería.
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Sin embargo, el gozo de los vendedores y la ilusión del joven comprador se fue difuminando con los meses, ahogados en la lentitud administrativa que la familia denuncia que, causalmente, terminó por echar al traste la compraventa.
Todo había empezado el 23 de febrero de 2022, cuando las partes comprometieron la transacción y fijaron la firma de las escrituras no más tarde del 15 de mayo de ese mismo año.
A partir de ese momento comenzó la tramitación administrativa: papeles, documentos, proyectos, informes... «En octubre nos dicen en el Ayuntamiento que el informe de Medio Ambiente es favorable y que ya estaba todo correcto, que enseguida darían la licencia municipal de obra. Luego, que no entra en esta junta de gobierno, que en la siguiente... Y fue pasando el tiempo», recuerdan los vendedores. «Después nos dicen que lo van a hacer después de ferias, es decir, en diciembre».
El caso es que era ya mediados de diciembre cuando al interesado se le entregó la licencia de obra que la junta de gobierno local había aprobado el 30 de noviembre. Dicha licencia estaba vinculada a la hipoteca y, cuentan los vendedores de la casa, que cuando el comprador fue al banco, las condiciones económicas previamente pactadas habían cambiado, «como ya venían anunciando tiempo atrás los medios de comunicación que iba a ocurrir», apostillan. El euríbor, principal referencia para fijar el tipo de interés de los préstamos hipotecarios, se había disparado ese mismo mes de diciembre. «Las cuentas ya no le salían», dice la familia Lobato. Así las cosas, decidió perder la fianza y renunciar al inmueble y al proyecto.
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«Me encantaría ver bien la casa donde hemos nacido todos, y, por otra parte, me fastidia mucho ver que este y otros proyectos no salen adelante por tanta demora. Hay unos cuantos que se han ido, porque les piden cosas que no piden en ninguna parte. Y se han instalado, pero no aquí, a 18 kilómetros. Es muy triste», lamenta.
«Lo que marcan los técnicos»
El alcalde, David Mena, explica que el expediente, al ser una actividad clasificada, requería de licencia de obras y otra ambiental y que, oficialmente, se comenzó con la solicitud en julio de 2022. Sin embargo, la familia Lobato documenta que, tres meses antes, el 31 de marzo, ya se entregó en el Ayuntamiento el proyecto básico de rehabilitación del inmueble para restaurante.
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El regidor comenta que, hasta la concesión de las dos licencias en noviembre «se fueron instruyendo los expedientes con publicaciones en el BOR (20 días hábiles), permiso a Patrimonio (se reúne una vez al mes), informes, autorizaciones, requerimientos para subsanar documentaciones incompletas, aspectos guiados por los técnicos que tienen su proceso administrativo para ultimar su puesta a punto, etc». «Haremos lo que esté en la mano para todo tipo de proyectos, pero siempre, lógicamente, según la instrucción que marquen los técnicos reglamentariamente. No podemos entrar en opiniones de decisiones tomadas por el titular por algún motivo personal», añade el alcalde.
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