'La Rueda', una ofrenda de cera y no un milagro
La restauración del monumento devuelve a la actualidad una tradición que muchos aún siguen interpretando erróneamente
La actual restauración del monumento de La Rueda, que se procesiona con gran fervor en la tarde de cada 11 de mayo, dentro de las fiestas patronales del Santo, dará lustre a una tradición que muchos interpretan aún, erróneamente, como la conmemoración del milagro de la resurrección de un trabajador atropellado por un carro durante la construcción del puente.
Sin embargo, nada tiene que ver con ello. En realidad, se trata de una ofrenda de cera de la ciudad a su Santo, en agradecimiento por sus hechos, su ejemplar vida y sus milagros.
Cuenta el doctor en Historia Francisco Javier Díez Morrás que en 1768 Carlos III obligó al ayuntamiento calceatense a reducir la ofrenda anual, pues de los 1.540 reales de cera que se entregaban inicialmente, se debía pasar a solo 500. La razón fue la obligatoriedad de minorar gastos municipales superfluos, «entendiéndose por la Corona que este era uno de ellos», explica. Añade el historiador que, en un principio, tanto el Ayuntamiento como el cabildo catedralicio hicieron lo posible para que no se redujese la ofrenda, pero no encontraron la documentación justificativa que hubiese ayudado a mantenerla como hasta entonces. El Ayuntamiento aceptó el mandato real, pero la catedral no, lo que dio pie a la disputa conocida como 'Pleito de la Rueda' en el que también participó, como parte interesada, el marqués de Ciriñuela. Este recibía en su capilla dos velas, por lo que si el cabildo se negaba a recibir la ofrenda, él se quedaba sin la regalía.
El procesionado del artefacto nació a mediados del siglo XIX, cuando se cambió de lugar el viejo hospital
La Corona no cedió y, para cumplir con lo establecido, se construyó la actual rueda en sustitución de una anterior que parece ser era totalmente de cera, siendo los actuales hachones el equivalente a los 500 reales. Desde entonces hasta hoy se cuelga cada víspera del 12 de mayo, con la banda sonora de El Resuene, un villancico compuesto por Villadagut en 1818.
Díez Morrás indica que el nombre de 'Procesión de la Rueda' nació a finales del siglo XIX, al modificarse el lugar de salida de la misma. «Varias referencias señalan que la ofrenda había partido siempre desde el hospital de peregrinos u hospital del Santo. Este estuvo situado en el actual parador de turismo hasta 1840, año en el que se reubicó en el exconvento de San Francisco, extramuros de la ciudad. Trasladado el hospital, también se produjo el de la salida de la rueda, con lo que nació su procesionado», señala. Con el tiempo este fue adquiriendo un protagonismo propio por ser multitudinario y muy festivo, tal y como se ve en la imágenes más antiguas, y especialmente en la película filmada por el fotógrafo Jesús Muro en 1924. El nombre real del acto, a juicio del historiador, es «Ofrenda de La Rueda».
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