Campanas que quitan el sueño

La petición de la familia Lumbreras Pastor al Ayuntamiento de Lardero de apagar o atenuar por la noche el sonido de las campanas de la iglesia de San Pedro ha abierto el debate. Una mayoría parece estar a favor de mantener el repique nocturno, mientras lo que parece una minoría sufre el ruido. Una persona que denunció la emblemática sirena del Espolón de Logroño logró en 2021 que dejara de sonar, después de 70 años, porque le impedía descansar, debido a que incumplía la normativa de ruidos. La verdad es que somos bastante permisivos con la contaminación acústica, a menudo nos acostumbramos al ruido y no le damos importancia.

Diario LA RIOJA ha realizado unas pruebas de medición con la aplicación Sonómetro y ha podido comprobar que casi cualquier ruido dispara los decibelios alrededor de la iglesia de San Pedro. El pasado jueves, a las 21.00 horas, las campanas alcanzaron los 94 decibelios, el contenedor de basura, 93; un coche, 89; un autobús, 87; y un grupo de gente, 86. La ordenanza municipal sobre el control de la contaminación por ruidos marca un límite de 50 decibelios en el exterior por el día y de 40 por la noche en zonas residenciales, aunque exceptúa el ruido del tráfico y la construcción. Por otra parte, aunque se prohibe todo dispositivo sonoro con fines de propaganda, reclamo, aviso o distracción, esta norma no rige «en los casos de alarma, urgencia o tradicional consenso de la población, pudiendo ser dispensada por la autoridad municipal por razones de interés nacional o de especial significación ciudadana».

El alcalde de Lardero, Manuel Vallejo (PP), defiende que el tañir de las campanas es legal en base a la ordenanza actual. «Siempre que sea posible, es voluntad del Ayuntamiento procurar el bienestar de todos los vecinos, que se han declarado mayoritariamente a favor de las campanas», afirma Vallejo. La teniente de alcalde, Marta Gómez (Cs), aclara que no es un tema político sino de convivencia que, hasta ahora, no había generado problemas. «Si el Ayuntamiento tuviera que tomar una decisión, lo hará conforme a la normativa municipal», advierte Gómez.

Elena Martínez, portavoz del PSOE, principal partido de la oposición, considera prioritario escuchar a los afectados. «Hay que buscar un acuerdo razonable y una solución sencilla sería reprogramar el reloj para que deje de sonar por la noche. El descanso de las personas es primordial y es innecesario que las campanas suenen por la noche», cree Martínez. Laura Bravo, concejala de UP-IU, propone un proceso abierto a los vecinos. «Ya propusimos actualizar la ordenanza de ruidos, que entendemos obsoleta, y prueba de ello son las quejas por ruido de motos y de campanas», subraya Bravo. La edil no adscrita, Maite González, va más allá. «Cuando las tradiciones son perjudiciales para algunos y no benefician a nadie, la Administración debería modificarlas», declara González. La otra edil no adscrita, Raquel Cabrera, no ha querido hacer declaraciones.

Mariana González Molina, médica del hospital Viamed Los Manzanos de Lardero, asegura que el sueño es una necesidad fisiológica. «Un sueño reparador es el que nos permite recuperar el bienestar porque, cuando descansamos, se produce una mejoría celular. El descanso es fundamental, de entre 7 y 8 horas en adultos, más en jóvenes y menos en ancianos», explica González Molina. No obstante, el ruido es un concepto personal, hay gente acostumbrada a dormir con ruido, que hasta lo necesita para conciliar el sueño, y otra a la que le molesta cualquier sonido leve. La médica advierte que todo sonido que supere los 30-45 decibelios genera pérdida del sueño apacible y, aunque no nos despierte, provoca que el descanso no sea correcto. «Las personas que no descansan son más irritables, con riesgo de sufrir alteraciones metabólicas, están más predispuestas a la obesidad y a alteraciones emocionales, psicológicas...», afirma González.

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