«En mi profesión siempre voy a dar pinceladas artesanales y mejor si son de tradiciones del país»

– Aficionada a la moda y a la tauromaquia, ¿cómo se conjugan?

– Vine por ambos caminos, pero a la vez, sin saber que se iban a juntar. Como mi abuela hacía zapatos, desde pequeña he tenido presente la costura. Y siempre me ha gustado dibujar, coser... La afición del toro me viene por el entorno de Arnedo, por parte de la familia... Fui dama y me hice de la directiva del Club Taurino.

– La de sastrería taurina no es una profesión habitual

– Tenemos a las casas de siempre, Santos y Fermín; a raíz de ellos, han crecido en el sur, como el sevillano Algaba o la Maestra Nati, que falleció el año pasado, y hay otras dos en Madrid. Es una profesión muy específica... A la gente le llama la atención mi juventud...

– ¿Cómo se ha formado para llegar hasta ella?

– Es una profesión completamente artesanal. Yo he ido caminando, me ha ido viniendo y me ha ido gustando. Hice la carrera de Diseño de Moda en la Esdir de Logroño. Al ir a hacer prácticas, por mi afición al toro, me interesó el tema de los bordados y la ornamentación, que en los libros no los explican bien. Busqué hacer las prácticas en un taller que fuera íntimo, familiar, donde aprender el trabajo artesanal. Ahí conocí a otro sastre y trabajé en Madrid en otra sastrería. He enfocado un camino muy específico.

– Cuando Diego Urdiales le entrega el traje de torero para el manto, ¿qué le tocó hacer?

– Lo primero, lo tuve dos meses en casa sin tocarlo, con todo el respeto a la confianza que depositó en mí Diego. Después, saqué todos los patrones del bordado para calcular los tamaños, formas, distancias... Costó muchas horas prepararlo. Y deshice todo el vestido, algo que me dio mucho miedo.

– ¿Tenía alguna referencia de algún manto anterior para una Virgen desde un traje de luces?

– He buscado y no he encontrado ninguno como éste. En el sur, hay varios trajes donados para vírgenes, pero no para manto, pues allá las visten enteras. En mi manto, he extraído todas las piezas, he desechado todo el tejido y me quedé sólo con los bordados. Después, fue el coser y los acabados. Por eso el manto no parece un traje de luces. Y queda muy elegante. Eso sí, en su parte inferior lleva alamares como guiño a su procedencia taurina.

– Urdiales donó para esto al Club Taurino el traje con el que inauguró el Arnedo Arena. ¿Qué dijo al ver el manto?

– Él es muy devoto a la Virgen de Vico, como yo. Había mucho respeto por ambos lados. Antes de cortar, hice un boceto digital y se lo enseñé a Diego. Y me dijo, «todo para mí». Me dio toda su confianza. Cuando se lo llevé, un día que estaba entrenando en la plaza, se lo ofrecí. Lo abrió y se quedó callado, serio. Le llegó.

– ¿Qué le ha dicho la gente?

– Está teniendo muchísima repercusión. También en los ámbitos y medios taurinos fuera de La Rioja. A nivel profesional, la repercusión es importante. No sé dónde acabaré en lo profesional, pero siempre voy a dar pinceladas artesanales. Y me gustan más si son alrededor de tradiciones de nuestro país.

– ¿Qué sintió al ver vestida con el manto a su patrona en el día de los santos de Arnedo?

– Le dio la calidad que merece el manto, que tiene detrás mucha historia, mucha solera, mucho sentimiento, valor, personalidad... No es algo tangible. Veo muy guapa a la Virgen con el manto.