Dulce sabor a Semana Santa

El zurracapote es una bebida muy riojana que va siempre ligada a la celebración de fiestas. Sin embargo, pocas son las localidades que mantienen esta tradición en Semana Santa y muchas las que la encuadran en las fiestas patronales de verano. En Haro la Cuaresma sigue siendo la fecha tradicional para elaborar y beber 'zurra' y son muchos los bares que han empezado a ofertarlo a sus clientes.

El sabor en solitario del vino no necesita nada más para disfrutarlo, pero a veces se permiten ciertas licencias que logran que una buena materia prima adquiera otro sabor. Y la peña Cachondeo, con más de un cuarto de siglo a sus espaldas, prepara el zurracaporte cada año para ofrecérselo a los socios y todos los jarreros que pasen por su sede. La idea surgió el mismo año de su fundación para «tener un detalle con la gente», asegura Jesús Luzuriaga, uno de sus socios.

Y desde entonces, quince días antes de la Semana Santa comienzan a preparar los litros de zurra. La Cooperativa Virgen de la Vega les ha regalado ocho cántaras de vino a las que le han añadido varios kilos de azúcar, y bolsas de naranjas y limones partidos por la mitad, además de unas barras de canela para darle sabor.

El secreto de un buen zurracapote es dejarlo macerar. Luzuriaga se ha encargado esta vez de ir todos los días a la peña para remover bien la mezcla e ir probándolo. El pasado sábado finalmente lo colaron y lo pasaron a cántaras y botellas «para que termine de hacerse y coja cuerpo».

Este año les han salido 160 litros de zurracapote que repartirán entre hoy jueves y mañana viernes en la sede de la peña, en la calle Padre Risco, acompañado de aceitunas y cacahuetes. El horario de apertura será de 19 a 22.30 horas y aunque la degustación es gratuita, siempre colocan un bote «para cubrir gastos».

Vino tinto, aunque también se puede hacer con clarete. Naranjas, limones, azúcar y canela en rama.

Se coloca el vino en una recipiente grande según los litros que se quieran preparar. Se echa el azúcar y se remueve bien hasta que se disuelva completamente. Se parten las naranjas y los limones por la mitad. También las barras de canela. Todo se echa al vino dentro de unas mallas y se deja macerar durante varios días, entre una a dos semanas. Se remueve todos los días y se va probando.

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