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Con el fin de agradecer a Domingo Peña su generosidad hacia el pueblo, los vecinos de aquel entonces –finales del siglo XIX– contrataron a un fotógrafo profesional para que los inmortalizara junto a los recién construidos ayuntamiento e iglesia, imágenes que enviaron como regalo al destacado prohombre de Berceo. CEDIDAS POR R. R. A.
La desconocida vida de Domingo Peña, benefactor de Berceo

La desconocida vida de Domingo Peña, benefactor de Berceo

Una tesis doctoral saca a relucir la figura de este comerciante del siglo XIX que construyó la iglesia, las escuelas y el ayuntamiento de la localidad

Viernes, 6 de diciembre 2024, 08:26

Domingo Peña Villarejo, nacido en Berceo en 1825 y muerto en Elche en 1897, fue una personalidad clave en su pueblo natal. Los vecinos le recuerdan por la placa de la iglesia y la plaza anexa que lleva su nombre. Sin embargo, su legado va más allá de eso, pues él y sus sucesores formaron una dinastía que contribuyó enormemente no solo al progreso de este pueblo riojano, sino también a la España de la 'Belle Époque'.

Ahora, su figura está siendo reivindicada gracias a una tesis doctoral que ha reconstruido la vida de este rico comerciante burgués. El responsable de este rescate es Roberto Rodríguez, cuya amplia investigación en torno a Peña Villarejo y su familia le ha reportado la calificación 'cum laude' como doctor en Historia por la Universidad de La Rioja.

«Estoy casado con una mujer de Berceo, y cada vez que íbamos a misa en la iglesia del pueblo veía la placa que agradece a Domingo Peña la construcción del templo en el año 1886», relata Rodríguez. «No obstante, al preguntar a los vecinos, nadie sabía mucho de la historia de este personaje, porque no dejó descendencia alguna en Berceo», añade el doctor en Historia.

Las raíces

«En esa época, era común que la rica burguesía realizara grandes desembolsos por sus pueblos de origen»

Roberto Rodríguez

Doctor en Historia

Al consultar la hemeroteca histórica de la prensa española, este estudioso descubrió que había más de 5.000 noticias del siglo XIX que hablaban de Peña Villarejo. «Vi que su figura podía tener una dimensión enorme y decidí que iba a hacer la tesis doctoral sobre él», cuenta Roberto Rodríguez. Ahí fue cuando comenzó a reconstruir la historia.

Domingo Peña nació en el seno de una familia muy pobre de Berceo. Corría el año 1825. Al pequeño protagonista de esta historia le esperaba una vida dura. Pero, al cumplir los 11 años, su destino cambió. «Un tío suyo de Madrid, comerciante bastante rico, les pidió a sus padres que lo mandaran a la capital a vivir y trabajar con él», detalla Rodríguez. Una vez en la meseta, a tan temprana edad, comenzó a adueñarse del negocio de quincalla y mercería de su tío, según este descubría su gran olfato mercantil.

Retrato de Domingo Peña colgado en el consistorio berceíno. R.R.A.

«Mientras crecía, Domingo fue invirtiendo en algunos de los negocios más pujantes de la época; como el ferrocarril, la metalurgia o el sector textil», explica Roberto Rodríguez. Estos sectores le convirtieron en uno de los hombres más ricos de Madrid, y su incipiente estatus de burgués le permitió acceder a puestos destacados. Llegó a ser director de la Unión Mercantil, participó en la fundación de la Cámara de Comercio y entró en política como senador. De hecho, fue hombre de confianza del liberal Práxedes Mateo Sagasta, único riojano presidente del Gobierno español.

A pesar de su urbanita vida, Domingo Peña nunca olvidó sus raíces. Todos los años pasaba el verano en Berceo y, comprometido con su pueblo, construyó gratuitamente la iglesia, el ayuntamiento y las escuelas –pagando de su bolsillo a los mejores profesores de La Rioja–, en el ya lejano año 1886. «En aquella época, era común que la rica burguesía realizara grandes desembolsos por sus pueblos de origen», apunta el doctor en Historia, responsable de la investigación sobre su figura.

Domingo Peña Villarejo murió sin descendencia en el año 1897. Fueron tres de sus sobrinos quienes heredaron los negocios. Pero ninguno de ellos mantuvo esa estrecha relación con Berceo. «A pesar de ello, la saga familiar es muy interesante, porque uno de los herederos, Antonio Alesanco, fue otro magnífico empresario que contribuyó al progreso del país», finaliza Rodríguez.

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