La feliz transformación del blanco al tinto en Alfaro

Hasta unos instantes antes de las 12.00, la plaza de España de Alfaro era un mar de impecables ropajes blancos. Pero en escasos segundos se tiñó felizmente de tinto. Sobre todo, la parte central, en la que cientos de jóvenes saltaban brazos en alto, se abrazaban y celebraban lanzando calimocho al aire que las fiestas mayores habían comenzado. Esa transformación fue la imagen de que las fiestas patronales por San Roque y San Ezequiel estallaban en alegría hasta la medianoche del 20 de agosto.

El blanco había predominado en el paisaje de las calles alfareñas hasta ese instante. Hasta que la balconada del antiguo ayuntamiento recibió a la alcaldesa, Yolanda Preciado, al concejal de Festejos, Alberto Martínez, y a los pregoneros de estas fiestas, el atleta Nacho García y el bailarín y coreógrafo Javier Vidorreta (el tercero, el piloto Unai Orradre está camino de Austria para incorporarse al Mundial de Moto2).

Todas las miradas se alzaron. Amarró el micrófono el concejal de Festejos, Alberto Martínez. Lanzó su característico y popular «¡Poporopopopó!», que respondió toda la plaza volcada con felicidad que se multiplicaba. «¡Disfrutad de estas fiestas con pasión y alegría! No tengáis vergüenza en decirle a vuestros seres queridos que los queréis. Abrazad, saltad, bailad y dad muchos besos. ¡Por las mejores fiestas del mundo!», arengó con la plaza encendida.

Las voces celebraron su saludo y los vivas a los patronos y a Alfaro en boca de los pregoneros. En boca de los miles de personas que llenaban la plaza. Y las arengas, los saltos y los corazones se aceleraron al prenderse la mecha y ascender el cohete anunciador por los cielos. Y los alfareños y sus cientos de invitados estallaron con él. Tras una larga espera, ¡ya estaban en fiestas!

La pasarela en blanco había comenzado pronto por la mañana. Sabedores de la exigencia del día, una jornada que es principalmente de celebración en la calle sin prisa pero sin pausa, las cuadrillas quedaron pronto para almorzar. Primeros encuentros entre amigos, primeros brindis y a coger fuerzas para todas las horas de baile, música y alegría que venían por delante.

En cuartos, en bares y restaurantes, decenas de cuadrillas compartieron una tradición más que consolidada. Un momento también de reencuentro, pues son muchos los alfareños residentes en otras ciudades y comunidades que cumplen el anhelo de estar el 14 de agosto en casa, entre los suyos. Junto a ellos, muchos invitados que también quieren participar del día más esperado, de uno de los chupinazos más multitudinarios y participados de la zona.

Eran mesas de comensales en blanco. Aunque otra tradición rompía la uniformidad: los más jóvenes comenzaban a mancharse y romperse las camisetas. El calor ya presente no lo impedía.

Los almuerzos fueron acabándose, los brindis se aceleraron y todos los pasos conducían a la plaza de España. Entre música actual, los primeros bailes. Y los blancos cada vez eran menos en el centro de la plaza, en el cogollo de la celebración. Eso sí, se mantenían en su alrededor.

Y llegaron las 12.00, la balconada se abrió, el cohete voló, estalló. Alfaro en fiestas. Y cientos de jóvenes de todas las edades rodearon las dos charangas, la de Makoki y la alfareña La Veleta, para dejarse llevar por ritmos que significan celebración. Comenzó un largo pasacalles, compartido por todas las edades, sin prisa hacia la Puerta Tudela. Otra de esas tradiciones imperecederas entre los alfareños es la de que las cuadrillas se repartirán por cuartos, bares y terrazas llenas de música para bailar y celebrar esa sensación única de estar en fiestas.

Sólo una cita iba a hacer una parada en el desenfreno y el baile, el tradicional desfile de carrozas y su imaginación, color y miles de personas en el paseo de La Florida. A su conclusión, regresó la música: más urbana, electrónica y actual en la placeta de San Francisco con los pinchadiscos ribereños Numak, Iván Sainz y Mangado y más bailarina y mexicana para todas las edades a partir de la medianoche con el concierto del grupo Puro Relajo en la plaza de España.

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