La Rioja manifiesta su orgullo por los hombres y mujeres del campo

Una de las frases más contundentes de la noche de este jueves la pronunció la consejera de Agricultura, Ganadería, Mundo Rural, Territorio y Población, Eva Hita, dirigiéndose a los hombres y mujeres del campo que llenaban el Aula Magna del CCT: «Sois el orgullo de esta región».

Antes, de esa intervención a la responsable política del agro riojano le habían precedido en la toma de la palabra el rector de la Universidad de La Rioja, el director de Diario LA RIOJA y la directora territorial Ebro de Caixa Bank.

Juan Carlos Ayala, rector universitario, ejerció de anfitrión y dio la bienvenida recordando que la vinculación universitaria con el campo no viene solo a través del grado en Ingeniería Agrícola sino también de otros estudios como los de enología.

Le siguió José Luis Prusén, director de Diario LA RIOJA, quien se remontó al nacimiento del periódico a finales del siglo XIX para recordar que lo hizo con una sensibilidad especial hacia el mundo del campo y el entorno rural porque una gran parte de la población riojana vivía fuera de las ciudades y señaló que aunque ha pasado el tiempo, Diario LA RIOJA mantiene ese apego al territorio y a sus pueblos como lo demuestra el hecho de que sea el único medio de la comunidad que mantiene una red profesional de corresponsales en las principales localidades de la región «para hacer un periodismo de proximidad que comparte con vosotros la preocupación por la incertidumbre, la inquietud por la siembra o por la recolección».

CaixaBank estuvo representada por Isabel Moreno, la directora territorial Ebro de la entidad que reconoció a la ganadería y agricultura como «un sector profesional y a la vez primordial en la región, que atraviesa un momento difícil, pero que merece toda nuestra atención».

Animó a la gente del campo a que «mantenga la ilusión por seguir siendo un sector estratégico porque su peso no es sólo económico, sino que también es vertebrador de la región porque fija la población».

Moreno recordó el compromiso con el sector agrario de la entidad a la que representa que está al lado del agricultor y ganadero «con una línea de negocio como es Agrobank, dirigido específicamente al sector primario».

Por su parte, la consejera Eva Hita cerró las intervenciones. Pero empezó la suya con un «reconocimiento a las personas que trabajan en el campo y hacen que tengamos un plato de comida y garantizan nuestra soberanía alimentaria».

Lamentó que las circunstancias actuales «hayan hecho perder rentabilidad al campo como ha ocurrido con otros sectores», pero lanzó un mensaje de optimismo ante lo que parece una estabilización de los precios y una contención del IPC.

No obstante, no era una noche de lamentos sino de celebración y para que la fiesta fuera aún mayor, cuando la gente del campo miró al cielo, vio que llovía. Otro motivo más de fiesta.

Emilio Barco es un hombre peculiar, tanto es así que lo primero que hizo cuando llegó al micrófono del escenario es dirigirse al jurado de los Premios del Campo e interpelarles: «¿Pero qué os he hecho yo para me que la liéis así? Pero si hasta me rompí la cabeza del fémur para que todos me dejarais tranquilo y poder hacer una de las cosas que más me gusta que es leer...». Luego, en un tono ya más serio, agradeció el premio pero para entonces ya se había ganado a un público que le demostró su aprecio en todo momento como lo habían hecho también en el vídeo de presentación previo a la entrega del galardón.

Un premio que se desveló en el propio acto –no se conocía con anterioridad– y que fue acogido con unánime satisfacción por el auditorio. El aplauso al jubilado profesor universitario fue el más largo y sentido de la noche y eso que él reconoció que no encontraba mucho mérito en los suyo porque, dirigiéndose a los que habían sido premiados antes que él, dijo: «Vosotros producís champiñones, hortalizas, verduras, quesos... yo solo palabras».

He incluso reconoció que a veces no es del todo correcto con esas palabras a la hora de defender con vehemencia sus ideas y por eso, desde el propio atril del escenario se dirigió a la consejera y le dijo: «Perdón Eva».

Barco aprovechó para recordar cuando hablaba a sus alumnos de la seguridad alimentaria y de la soberanía alimentaria y les explicaba que «a los ricos les preocupa la seguridad alimentaria mientras que a los de Kenya, por ejemplo, lo que les preocupa es la soberanía alimentaria o lo que es lo mismo, el derecho a la alimentación» y en tono reivindicativo, también lamentó que hoy en día, aún hay «mucha gente para la que morir de hambre es un problema, un riesgo», pero matizó que ese problema de demasiada gente «no es un problema de producción, sino de renta».

Y Barco abandonó el atril después de recordar que él durante toda su vida se ha ido preguntando siempre «¿Por qué?»

Ricardo Achútegui fue el primer en subir al escenario después de ver el vídeo que glosaba su trayectoria, miró al público y exclamó: «¿Cómo explico yo ahora este premio? Al agricultor profesional... ahí es nada». Después apuntó que el premio no debe ser solo para él, sino para todo un sector «que lo está pasando muy mal, pero que sigue para que La Rioja siga siendo el mayor productor de champiñón».

Héctor Fernández recogió el premio que el jurado le otorgó a Hejul la almazara de Galilea que ahora está dirigida por la tercera generación de la familia, aunque Héctor recordó que fue su abuelo quien plantó unos olivos «sin los cuales no estaríamos aquí porque con él se inició la actividad». Recordó la historia familiar y acabó con un guiño al jurado «que ha tardado mucho en darnos el premio», bromeó.

Nicolás Morteruel se reconoció un hombre de pocas palabras. Subió al escenario tras recoger su premio, y la beca de 1.000 euros de CaixaBank, dio las gracias y se retiró. Está más cómodo en el monte con su rebaño y haciendo el queso «como me enseñaron Goyo y María», en Tondeluna, antes de jubilarse. Él vio la noticia en Facebook y pese a no tener tradición familiar quesera, se quedó con el negocio.

Iñigo Torres, del Grupo Rioja, puso cara y recogió el premio al proyecto Oidio Detection un trabajo en el que han participado muchos actores («lo mejor del proyecto ha sido el trabajo conjunto de muchos», señaló) para conseguir una fórmula que permite contener al oidio, uno de los grandes males que atacan al viñedo y que permitirá «ahorrar dinero al agricultor y cuidar más el medio ambiente».

Juanma Gómez, en representación de Alimentos Ecológicos de La Rioja y el CPAER, explicó que hay que seguir avanzando en la producción ecológica, porque con estos productos «se cuida nuestra salud, se cuida el planeta y se favorece la economía», por lo que animó a seguir y felicitó a los valientes que ya producen en ecológico.

Hace 16 años, Alicia Fernández decidió dejar Barcelona, para volver al pueblo de su padre –Ortigosa– y montar una pequeña quesería nutrida de la leche de su propio rebaño: «Me hice emprendedora, y cuando uno emprende, con él emprende toda la familia, y eso me ocurrió a mí», ahora tiene vendida toda su producción mientras su rebaño crece.

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