El ala del que en su día fue el Gran Hotel, hoy sede de Aransa, volverá a tener uso hostelero. :: DÍAZ URIEL
LOGROÑO

Un grupo local inicia los trámites para abrir un restaurante en el antiguo Gran Hotel

Wine Fandango ya ha solicitado la licencia de obras para adecuar los bajos del palacete de Vara de Rey donde estuvo McDonald's

JAVIER CAMPOS

Miércoles, 19 de febrero 2014, 01:39

Casi 11 años después de que cerrase al público como McDonald's, empresarios locales no sólo estarían interesados en reabrir un restaurante en los bajos del palacete de Vara de Rey que en su día fuese el antiguo Gran Hotel de Logroño -hoy sede de Aransa Construcción y Obra Civil-, sino que además ya han comenzado a dar los pasos necesarios para ello.

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Según ha podido saber Diario LA RIOJA, y tal y como se publicaba el pasado 29 de enero en el Boletín Oficial de La Rioja (BOR) quedando abierto un plazo de 20 días hábiles para presentar reclamaciones, Wine Fandango Logroño, empresa dedicada a la prestación de servicios de gestión y administración, diseño de interiores, hostelería, restauración, de ocio y entretenimiento, «desea instalar un establecimiento destinado a restaurante» precisamente en la esquina del número 5 de Vara de Rey, para lo que solicitaba licencia conjunta ambiental y de obras al Ayuntamiento de la capital riojana.

Un inicio de trámites sobre el papel del que, sin embargo, prefieren guardar silencio los implicados en la apertura del futuro negocio que supondría retomar la actividad en un ala del antiguo Gran Hotel desocupada desde la marcha de la multinacional de la hamburguesa en el 2003 a su actual ubicación en Fardachón, un McAuto en las proximidades de Parque Rioja (Alcampo).

La franquicia en cuestión abría sus puertas en 1999 en la esquina conocida como la de la vieja cafetería Las Cañas no sin cierta polémica: y es que la decisión de instalarse en un inmueble de tanto valor histórico y artístico (además de sentimental) llevó entonces al Ayuntamiento a ser especialmente puntilloso en los requisitos que impuso.

No permitió emplear toldos como soporte de rotulación, exigió que se redujera también las dimensiones del anagrama previsto (la popular 'eme' de la cadena alimenticia) y obligó a respetar la configuración de los huecos originales del edificio. También fue muy estricto en el cuidado de la peculiar carpintería del palacete, según publicó este periódico en aquel entonces.

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