Una decoración por los suelos

Placas de hierro y acero con motivos representativos de Logroño y La Rioja que no se distinguen, recetas de cocina que no se leen e informaciones sobre vitivinicultura imprecisas... Lo que se anunció como la mayor renovación estética de la historia de las calles Laurel y San Juan lleva paso de convertirse en una de las mayores polémicas y en uno de los primeros quebraderos de cabeza para el nuevo equipo de Gobierno municipal.

De momento ha sido la Asociación Hostelera 'La Laurel' quien ha puesto en tela de juicio la actuación. Y lo ha hecho en la reunión mantenida con la nueva concejala de Comercio, Cultura y Turismo, Pilar Montes, donde advirtieron a la misma de una posible mala ejecución de los elementos decorativos que se comenzaron a incrustar en el adoquinado a finales de marzo.

El proyecto de adecuación y mejora de la afamada zona de vinos y pinchos de la capital regional, adjudicado por 187.114 euros a la empresa Obenasa el pasado 15 de diciembre dentro del también controvertido plan de dinamización enoturística de Logroño, el mismo de las esculturas desaparecidas y las placas de menos, no ha dejado indiferente a nadie. Y es que más allá de que pueda gustar o no, las protestas se centran en los supuestos desperfectos que durante su instalación han hecho que la radial haya convertido los dibujos y leyendas prácticamente en jeroglíficos.

El Ayuntamiento, ante las quejas suscitadas, anunciaba ayer a Diario LA RIOJA que revisará lo contratado por la anterior Corporación a fin de analizar junto a los técnicos posibles fallos y errores de ejecución antes de recepcionar y liquidar las obras. «No vamos a entrar en valorar tales elementos pues todo es opinable y el problema no estaría en la dimensión estética de la ornamentación sino en su instalación», precisaba Montes, quien pese a todo prefirió mostrarse cauta antes de comprobar «si lo contratado se ajusta a lo realizado» para solo entonces pedir explicaciones a la adjudicataria en forma de reclamación.