En caída, pero espero que todavía con freno. Los datos de natalidad conocidos esta semana son para preocuparse seriamente por una cuestión que sigue fuera ... del guion político, más allá de determinados gestos de cara a la galería. Cada vez nacen menos niños, la fuga de jóvenes riojanos, que buscan ganarse la vida en otros territorios y ciudades que ofrecen mejores oportunidades, sigue siendo una evidencia y el problema de la despoblación, no únicamente del ámbito rural, no solo no se frena, sino que se acrecienta para el conjunto del territorio regional.
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La natalidad cayó en el 2021 un 5,7% en La Rioja y en los seis primeros meses del presente año hay que añadir otro 8% adicional. En números, estamos hablando de que, si en el 2016 nacieron 2.662 niños, este año, si no mejoran las cosas en lo que queda, se cerrará por debajo de los dos mil.
Vamos, irremediablemente, hacia una sociedad de viejos, de muy viejos, y hasta ahora únicamente los flujos migratorios han logrado mantener un cierto equilibrio, pero que, sin embargo, tampoco ha sido suficiente para La Rioja. En este sentido, en las dos primeras décadas del siglo XXI España ha experimentado un importante crecimiento demográfico al pasar de 41,1 millones de habitantes en 2001 a 47 millones en el 2020 gracias a la llegada de inmigrantes, pero, más allá de la cifra, la realidad es que al mismo tiempo se ha intensificado el problema de la despoblación.
Así, son nueve las comunidades autónomas (de un total de 17), entre ellas La Rioja por supuesto, las que han perdido población durante la última década, agudizándose cada año que pasa el problema del desequilibrio territorial. Más allá de digitalización, lo que hace falta es invertir recursos y diferentes tratamientos fiscales, progresivos no solo por rentas sino incluso por territorios, para quienes moran esta España menguante. ¿No es eso sostenibilidad?
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