Nunca me entero de nada

Oda al gotelé constitucional

Sábado, 6 de diciembre 2025, 08:29

Usted hoy se rompe una pierna y de repente la calle es un hervidero de muletas y escayolas. Usted se aficiona a la papiroflexia y ... comienzan a surgirle pajaritas de papel hasta en los rincones más insospechados. Podría ser que el mundo no exista fuera del mí, me, conmigo, y que tan solo sea un mero telón de fondo donde se desarrollan nuestras miserias y vanidades, pero en el actual libre mercado desorejado no hay chorrada sin su etiqueta, y a este ombliguismo se le conoce como Fenómeno Baader-Meinhof. Y no es que usted se haya convertido en un terrorista zumbado de la ultraizquierda, sino que existe un sesgo cognitivo por el cual cuando vemos algo por primera vez empezamos a percibirlo con mucha más frecuencia. A mí me pasa, por ejemplo, que llevamos más de dos meses de obras en casa para lo que parecía una sencilla transformación de la cocina, y ya solo veo albañiles, escombro y presupuestos sobrepasados por todas partes. Hoy sin ir más lejos, efeméride de una Constitución a la que una cuadrilla de ñapas ha decidido someter a un proyecto de reforma integral, y además en b. Tan pronto levantan muros como tiran de piqueta, el caso es hacer ruido y levantar polvo. Será que las crisis de la mediana edad antes se solventaban echando una canita al aire, pero en esta época de estricta observancia puritana está mejor visto demoler el pisito heredado del 78 y hacer alardes de praxis política imaginativa. Sánchez y Puigdemont son nuestros nuevos Pepe Gotera y Otilio; Otegui y Rufián se han puesto manos a la obra deconstructiva con un guiño evidente a los añorados Benito y Manolo. Recientemente he leído en Forocoches, la IA de los pobres de cuando no había IA, que en el interiorismo arrasa la tendencia del Neopaquismo, que consiste en la renovación radical de los viejos pisos Paco del Desarrollismo y la Transición. Donde había varias habitaciones para cada miembro de la familia en torno a un pasillo, se derriba todo en aras del concepto abierto. Se quita el gotelé de las paredes y los muebles de sólida madera maciza acaban en el contenedor; mejor piezas ligeras y económicas que se montan con una llave Allen y tienen nombre de faringitis, tipo Hävsta o Kallak. Plantas de plástico, tazas con mensajes motivacionales y la carísima colección de Funkos donde antes estaban las fotos de boda y primera comunión en marquitos de plata. Cocinas en las que no se cocina ni huele ni se manchan porque solo se utilizan para calentar el pedido de Uber Eats. Si el Paquismo era feo pero honesto y perdurable, el Neopaquismo es bonito, provisional y gaseoso. Hoy estamos en esta casa, en este trabajo y en esta pareja, mañana dios dirá; el perfecto equivalente a la presente guía de acción gubernamental: estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros. Seré muy rancio, pero me gusta pensar que si estoy solo, perdido y cansado, hay siempre una casa a la que volver, con su gotelé y su reconfortante olor a guisos, con su democracia liberal, su separación de poderes y una monarquía parlamentaria votada en referéndum.

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