El Grupo de Danzas de Logroño estrenando la coreografía de su director, José Ángel Bartolomé. JUSTO RODRÍGUEZ
San Mateo

Solemnidad, emoción y una gran coreografía

El Sagasta volvió a acoger el Pisado de la Uva, curiosamente con sol y con el estreno de un vistoso e integrador baile del Grupo de Danzas de Logroño

Sábado, 21 de septiembre 2024, 19:26

Un acto tan popular como el Pisado de la Uva de San Mateo se ha convertido casi en un evento académico, obligado durante los dos últimos años a cobijarse en el interior del instituto Sagasta por el riesgo de lluvia. Una amenaza que este sábado no solo no se cumplió, sino que se vio contrarrestada por una soleada mañana, como así lo apreciaron a través de las claraboyas de los patios del centro educativo los más de 800 invitados al acto central de las fiestas mateas. La mitad lo vivió en directo y el resto, en diferido a través de la gran pantalla.

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Con todo, el 'encierro' no restó un ápice de emoción y solemnidad a la producción, bendición y ofrenda del primer mosto de la cosecha de 2024 a la Virgen de Valvanera, patrona de La Rioja. Un acto cuyo guion y protocolo apenas cambia una coma a lo largo de los años, si bien ayer se vio ligeramente modificado y engrandecido por una vistosa coreografía final. Un baile que estrenó para la ocasión el Grupo de Danzas de Logroño e ideado por su director, José Ángel Bartolomé. Aún sin título, esta coreografía aúna pasos de distintas danzas tradicionales de la región, concretamente de Ausejo, Briones, Sorzano, Mansilla y Logroño. Con esta bonita e integradora miscelánea de ritmos, pasos y vestimentas ocuparon los danzadores el escenario, pasillo y contados espacios libres que aún restaban en el patio central del Sagasta. Un brillante final para una ceremonia que brilló por mucho más, amén de por el sol.

Pablo Rioja, representante del colegio Marqués de Vallejo, deposita sus uvas en el tinanco. Justo Rodríguez
Público aplaudiendo el paso de los escolares de Logroño. Justo Rodríguez
Antonio y Diego, los pisadores, lucían tatuajes en las pantorrillas. Justo Rodríguez

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Guiños deportivos

Pasados veinte minutos del mediodía, la Banda de Música de Logroño accedía al instituto Sagasta interpretando el 'Himno de Logroño', tímidamente coreado por los presentes. Tras sus músicos, una amplia comitiva de niños y danzantes, representantes de las distintas cabeceras de comarca, autoridades y la pareja de vendimiadores , Marta Gil Riva y Marcos Ascacíbar, abriendo camino a la imagen de la Patrona, que portaban en andas los Caballeros de Valvanera.

Más de 800 invitados se dieron cita en el acto central de las fiestas mateas, aunque la mitad lo vivió en diferido

Pablo Rioja, representante del colegio Marqués de Vallejo, mereció los aplausos más cerrados a su paso por el tinanco

Antonio Tobalina y Diego Muñoz, nietos de los hermanos Urdiales, pisaron los racimos de tempranillo del primer mosto

Aún sin título, la coreografía ideada por José Ángel Bartolomé aúna pasos de danzas de Ausejo, Briones, Sorzano, Mansilla y Logroño

Una vez todos acomodados, el periodista Julio Carpintero, compañero de Onda Cero, orquestó la ceremonia con la ligereza que se agradece en actos tan solemnes y, por aquello de la deformación profesional, con algún guiño deportivo: «En la fiesta, como en el campo, la lluvia marca los tiempos». Recordó los 67 años que adornan ya el Pisado de la Uva –«acto que aúna tradición y futuro», dijo– para dar paso a los numerosos portadores de los racimos de tempranillo procedentes de toda la geografía riojana y que momentos después tornarían en mosto. Entre la prolongada comitiva de danzantes, escolares logroñeses y representantes de fiestas de las distintas cabeceras de comarca, hubo niños que apenas asomaban al tinanco e incluso un bebé en brazos de su madre/danzadora. Pero los aplausos más cerrados los mereció Pablo Rioja, representante del colegio Marqués de Vallejo, quien depositó sus uvas ayudado por su padre.

El posterior pisado, como es tradición, tuvo la huella Urdiales, ya que fueron Antonio Tobalina y Diego Muñoz, nietos de los míticos hermanos pisadores, quienes se abrazaron dentro del tinanco para obtener el primer mosto de esta vendimia. En su bendición, el obispo Santos Montoya advirtió de que «aunque no vamos a aguar el vino, sí lo vamos a bendecir con agua». Y así fue, momentos antes de ofrecerlo a la Virgen de Valvanera y de dar paso al discurso del presidente Gonzalo Capellán, trufado de metáforas y citas de filósofos, políticos y humanistas.

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En crudo y arriesgando

Aunque ningún estilismo es capaz de hacer sombra a nuestros trajes regionales (bien lo saben los ediles Francisco Iglesias y Rubén Antoñanzas), hubo 'outfits' dignos de mención, entre no poca gabardina, mucho traje de chaqueta/pantalón y algún que otro vestido primaveral. Cuca Gamarra y Cristina Maiso arriesgaron, y acertaron, con sus propuestas, ambas en la gama de crudos y marrones. La primera, con unas arquitectónicas hombreras-volante; Maiso, con una amplia falda bicolor. Frente a su discreción cromática, un potente naranja advertía de la presencia de Esther Herranz.

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