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Sillas y mesas apiladas en la calle Bretón de los Herreros. SADÉ VISUAL
Terrazas de Bretón de los Herreros

«No me parece muy normal que se dirijan solo hacia nosotros»

Los hosteleros de esta zona critican que solo ellos tengan que ajustarse a la ordenanza municipal

Martes, 13 de febrero 2024, 19:42

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Pasear por la calle Bretón entre semana tiene sus privilegios: apenas hay afluencia, no se escucha ningún bullicio y uno puede permitirse el lujo de decidir si prefiere sentarse en una de las terrazas habilitadas –no todas están montadas– o entrar a uno de los diversos establecimientos, que la pasada semana fueron requeridos por el Ayuntamiento para que se ajusten «en cinco días hábiles» a la ordenanza, que les exige, entre otras cosas, que el mobiliario de la terraza no esté situado fuera del espacio autorizado.

El Consistorio, en concreto, remitió 27 requerimientos que entregó a los hosteleros después que los técnicos municipales detectasen incumplimientos de la normativa local –con terrazas situadas fuera del espacio autorizado, mesas, sillas y pies de sombrillas apilados en la vía pública (pueden permanecer amontonadas en la calle al término de la jornada desde el 1 de mayo hasta el 30 de septiembre), así como la ausencia del plano y la licencia–. «Nos los entregaron a todos los locales de la calle Bretón, pero tendrían que hacerlo a todos los bares de la ciudad, porque aquí solo hay un poco de jaleo los sábados; entre semana no hay nadie», expone Víctor Riera, uno de los hosteleros afectados.

Por todo ello, apunta que «no me parece muy normal que se dirijan solo hacia nosotros, máxime cuando queremos presumir que somos una ciudad turística, porque es una calle de ambiente, en la que no hay peleas, en la que es inevitable que la gente venga a tomar un café y una copa después de ir a la calle Laurel». No solo por eso. «Están comentando que, por los ruidos, tenemos que guardar las sillas, separadores, veladores, calefacciones y sombrillas dentro, con lo que cuesta, cuando solo estamos hasta las dos y media, porque no tenemos más licencia y, al tener que guardar todo el mobiliario dentro, vamos a generar más ruido», expone preocupado.

En este sentido, explica que tanto desde la Asociación Calle Bretón, que se creó la semana pasada, como desde la Federación de Empresas de La Rioja (FER) se ha solicitado una reunión con los técnicos municipales «para ver a dónde llegamos, porque está todo el mundo soliviantado». «Me parece excesivo todo. Lo normal es sentarse, hablarlo e intentar llegar a un acuerdo», afirma Chisco Arnáiz, propietario desde hace 34 años del Café-Pub Pasarena mientras denuncia que «hay que cumplirlo sí o sí, a pesar de que no se cumple en el resto de la ciudad, donde están todas las terrazas fuera».

A su juicio, tener que recogerla al término de la jornada supondrá «un impacto sonoro mucho mayor». «Yo no la podré guardar hasta que no cierre dentro, pero el ruido de todos las terrazas metiéndose dentro a la vez con carros, con cerramientos que pesan, con sombrillas, pies de sombrillas... ahí sí que va a haber ruido, cuando no es necesario», critica. El problema, no obstante, es que no todo resulta tan sencillo. «Muchos locales, desde el Soho hasta el café Bretón o el Stress, tienen terrazas muy grandes y no van a poder meterlas dentro, no porque no quieran, sino porque no caben, es imposible», expone.

Sobre las quejas por el bullicio, alega que «ruido ha habido siempre porque es una calle céntrica, como puede suceder en la calle Portales o Sagasta, en La Laurel, en la San Juan o en la plaza del Mercado, pero solo pasa durante un día a la semana». En este sentido, reconoce que en esta zona se ha producido «una acumulación de la hostelería», acrecentada por su ubicación. «Estamos en el centro de la ciudad y, probablemente, sea una de las calles más emblemáticas. Hemos intentado cuidar la imagen y no hay problemas de delincuencia ni de consumo de drogas. Es una calle tranquila, sin grandes trifulcas», resalta. De ahí que «si tienen que controlar el ruido, que lo hagan local por local, de manera independiente, porque de repente parece que toda la calle somos el infierno del mundo, cuando la gente solo quiere salir y juntarse».

«Tendrían que entregar los requerimientos a todos los bares de la ciudad, porque aquí solo hay un poco de jaleo los sábados»

Víctor Riera

Dueño de Casa Víctor y del Soho

«Ruido ha habido siempre, porque es una calle céntrica, como sucede en Portales o Sagasta, pero solo pasa un día a la semana»

Chisco Árnáiz

Propietario del Café-Pub Pasarena

«Que estén las terrazas en la calle no creo que vaya a influir, porque lo que genera ruido es la gente que está de fiesta»

Igor Álvarez

Propietario de La Pepita Burger Bar

«Que estén las terrazas en la calle no creo que vaya a influir en el tema del ruido, que es por lo que se quejan los vecinos, porque lo que genera ruido no son las terrazas, sino la gente que está de fiesta», expone Igor Álvarez, propietario de La Pepita Burger Bar, al que le parece «bien» que el Ayuntamiento haya dado un plazo de cinco días hábiles para que los hosteleros de la zona se ajusten a la ordenanza, pero «si lleva tiempo tendrían que hacerlo hecho cuando se aprobó, porque las normas están para cumplirlas».

«Bretón es la calle que más afluencia tiene de terrazas de Logroño, pero no entiendo entonces por qué dan tantos permisos», cuestiona. En su caso, sin embargo, le es «imposible» guardar el mobiliario de su terraza en el interior por la estructura de su establecimiento (tiene escaleras para acceder a su interior). «Es inviable, a ver cómo lo hago para meter sombrillas, separadores... es imposible», asegura.

Ferdinando Battista, propietario de la hamburguesería Bococa, el restaurante La Trattoria y The Club Bar, también percibe numerosos inconvenientes a la hora de tener que guardar todo el mobiliario en alguno de sus tres locales. «No sé cómo lo vamos a hacer para meter la terraza», reconoce Battista mientras apunta que «tenemos unas estructuras mucho más complicadas y unos biombos mucho más pesados, que para aquellas personas que no pueden levantar peso... es incómodo. Además, tenemos sombrillas que no se pueden meter, que no entran en Bococa y, en The Club, de manera muy complicada, mientras que a otros locales directamente no les entra».

«Estoy en contra de que nos exijan adaptarnos solo a esta calle a la normativa. Al igual que hay ruido aquí, lo hay en Portales»

Ferdinando Battista

Propietario de Bococa, La Trattoria y The Club

«Me parece una medida un poco exagerada, todo debido a que en Logroño, en invierno, la gente solo sale un día por la noche»

Branly

Trabajador del sector de la hostelería en la calle Bretón

No solo eso. «Si hay que meter la terraza por la noche y sacarla por la mañana para poder hacer la limpieza de los locales, la empleada que venga a las seis hará mucho más ruido al tener que sacarla ella sola a esa hora», expone. Por todo ello, asegura que está «en contra» de que el Ayuntamiento logroñés «nos exija adaptarnos solo a esta calle a la normativa, porque en Logroño, al igual que hay ruido en esta calle, lo hay en Portales, en la calle Laurel o en la plaza del Mercado». «Que busquen otra manera, pero no esta. Que las quite todo el mundo y en todas las calles, porque esta es una calle de turismo y, en La Laurel, también hay ruido los fines de semana», concluye.

Por su parte, Branly, trabajador del sector de la hostelería en la calle Bretón, asegura que es «un palo enorme» tener que estar «metiendo y sacando constantemente tantas mesas y sillas, cuando, además, hay una sombrilla que es inmensa, que pesa un montón, que es imposible de meter en el interior». A su juicio, por el ocio de la ciudad, le parece «un poco exagerado», todo debido a que «en Logroño, en invierno, la gente solo sale un día por la noche». Por ello se pregunta «si por un día, que trabajamos hasta tan tarde y terminamos tan cansados vamos a tener que recoger las terrazas, si no va a solucionar nada», concluye.

«En la calle Bretón, local que cierra, bar que abre»

Adelaida (nombre ficticio), vecina de Bretón de los Herreros, ya se ha reunido en diversas ocasiones con el Ayuntamiento de Logroño para evidenciarle la «desesperación» que sienten con esta calle, donde «en los últimos años, después del covid, se les ha concedido mucho espacio de terrazas y en esta calle, local que cierra, bar que abre». Aunque su descanso se ve afectado, «en ningún caso vamos en contra de la hostelería, ni pedimos que cierren los bares, sino que haya un equilibrio, que se respete nuestro derecho al descanso, que haya una conciliación entre los que trabajan y los que queremos descansar». De ahí que les parezca «bien» el plazo que les ha dado el Ayuntamiento a los hosteleros para ajustarse a la ordenanza. «Estamos contentos y esperanzados porque parece que el Ayuntamiento quiere hacer algo. Si de verdad se cumple y hay un cambio, estaremos contentos. Solo pedimos que cambie la situación, porque es insoportable».

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«No me parece muy normal que se dirijan solo hacia nosotros»