«La tolerancia a la frustración se ve reducida con los teléfonos móviles»
El docente apunta que hay que educar y concienciar a las familias sobre el uso y el impacto que tienen los dispositivos en el desarrollo cognitivo y emocional de sus hijos
Coincidiendo con el inicio del curso escolar, el psicólogo y profesor del área de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de La ... Rioja (UR), Javier Ortuño, incide en el impacto que tiene el uso y abuso de las pantallas en los menores riojanos. «Es importante concienciar de que los móviles, los videojuegos o las redes no son inocuas», asegura.
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– ¿Cómo afecta el uso de las pantallas al rendimiento académico de los niños y adolescentes?
– Esta es una pregunta bastante compleja, porque todo nos afecta a cada uno de nosotros de manera diferente. Dependerá un poco de las características personales de cada niño, de las vulnerabilidades de cada uno, y en función de esto, va a haber una afectación u otra,pero es cierto que hay aspectos generales que se deberían de tener en cuenta. Al final, los dispositivos móviles, las pantallas y las redes sociales que se utilizan mediante estos dispositivos, sin un control y con un uso inadecuado, pueden tener un impacto bastante claro en diferentes ámbitos y aspectos a nivel cerebral. Todo depende de la utilización y de la persona, pero en el ámbito académico los niños están perdiendo capacidad para mantener la atención de forma sostenida, para fijarse en una tarea por más tiempo y prestar interés a los estímulos relevantes. Todo ello también está disminuyendo su capacidad de rendimiento.
– Hay centros en La Rioja que no tienen ni pizarras electrónicas, ni tablets ni móviles... ¿son necesarios estos recursos?
– Es bastante complejo, porque hemos realizado una gran inversión en digitalizar las aulas, pero hay estudios que empiezan a plantear que no está claro que esta digitalización haya tenido un impacto positivo y que tampoco se sabe si podría tener un impacto negativo. Por definición, tampoco se tiene muy claro que el avance que se ha producido en esta digitalización, en esta introducción de las pantallas en el aula, pueda ser positiva. Mi opinión es que todo depende del uso que se haga; no veo que haya muchos estudios que permitan afirmar que tener pantallas mejoran la educación y el rendimiento académico.
– En España ya se planteó la regulación del teléfono móvil. ¿Deberíamos tomar ejemplo de otros países y sacar estos dispositivos de las aulas?
– Hay algunos centros que ya han prohibido acudir con el móvil al alumnado, pero habrá que planteárnoslo como sociedad. Más allá de la prohibición, deberíamos hacer una labor bastante importante en el ámbito de la educación: educar a las familias en el uso del teléfono móvil, porque hay quienes se lo dan a sus hijos pequeños para distraerlos o que lo utilizan de forma indiscriminada delante de ellos. Al final, pedirle a un niño que no lo utilice cuando se le ha puesto desde muy pequeño como elemento distractor o cuando todo el mundo lo usa a su alrededor, es un poco incongruente.
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– ¿Hay una edad recomendada para comenzar a usarlos?
– Mi opinión personal es que cuanto más tarde, mejor. Todo depende del uso que se le dé a estos dispositivos, pero en la medida en la que se emplean para el visionado de contenidos audiovisuales, de videojuegos o de otros contenidos sobre los que hay veces en las que no tenemos el control, su uso resulta mucho más perjudicial y bastante pernicioso para un cerebro que está en desarrollo. El gran problema de estos dispositivos es que afectan a las redes neuronales, a su desarrollo neuronal y también, a su capacidad de desarrollo afectivo, social y ambiental.
– ¿Hay alguna etapa en la que los menores resulten especialmente vulnerables?
– Yo creo que en todas, porque el cerebro es un órgano plástico, que se moldea durante toda la vida. Es evidente que es en los primeros años de vida cuando más plástico es y cuando más capacidad tiene de moldearse en positivo y negativo. Por eso, el uso del móvil en los cinco o seis primeros años es especialmente desaconsejable.
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«Están perdiendo capacidad para mantener la atención de forma sostenida, para fijarse en una tarea por más tiempo»
«El móvil permite la inmediatez y todo lo que tiene que ser en el ya y en el ahora, quita capacidades importantes como la inhibición de la respuesta y saber esperar»
– ¿Cómo afecta la tecnología a su manera de relacionarse?
– La tecnología nos ha cambiado a todos y por eso, no podemos hablar solo de niños y adolescentes, pero está claro que están con el cerebro en desarrollo y estructurando las relaciones sociales... En este caso, se sabe que el móvil afecta a la interacción cara a cara y reduce el tiempo de la misma. En la medida en la que se disminuye el tiempo de interacción, se reducen sumamente las habilidades sociales y emocionales y el tiempo de calidad con las personas. Aunque todo depende del uso, puede tener un potencial impacto en el bienestar emocional, porque no es lo mismo estar con alguien y poder abrazarlo que recibir un whatsapp.
– Nos hace más fríos.
– No sé si más fríos, pero están perdiendo capacidades personales. Aquí entran aspectos emocionales y de regulación, porque el móvil permite la inmediatez y todo lo que tiene que ser en el ya y en el ahora, quita capacidades muy importantes como son la inhibición de la respuesta y el saber esperar para obtener las cosas. Esta tolerancia a la frustración, que se va adquiriendo en la infancia y en la adolescencia, se ve reducida con el teléfono móvil.
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– Habla de su uso, pero también habrá que abordar los contenidos que se consumen. Los dispositivos abren las puertas a las adicciones y a la pornografía.
– Por supuesto, porque la pantalla de por sí es inocua. La cuestión es cuándo la usamos y qué contenido visualizamos, porque permite un acceso indiscriminado a internet. Hay estudios que hablan del impacto de las redes sociales en el bienestar emocional de los adolescentes. Por supuesto, el acceso a la pornografía a edades tempranas sin control también puede tener un impacto bastante importante. Si visualizan contenidos con total inmediatez y todos captan su atención, también impacta en los centros de atención.
– ¿Son conscientes los padres de cómo llegan a utilizar sus hijos las pantallas o de cómo les repercute en su comportamiento?
– En este punto es bastante importante la educación, que los padres sean conscientes del potencial impacto que tienen los móviles en el desarrollo cognitivo y emocional de sus hijos. Es esencial concienciar de que las pantallas, los videojuegos o las redes no son inocuas, por eso permitir que los niños utilicen los móviles de manera continuada e inadecuada desde edades tempranas, tiene su impacto. Cada vez hay una mayor sensibilización entre los padres, pero tienen que saber los efectos y establecer medidas, marcar límites con motivos que puedan entender los menores.
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