Las recientes granizadas ponen en riesgo las campañas de ciruela y peras en el Iregua
En Nalda, castigada con cuatro tormentas de piedra en las dos últimas semanas, empiezan a tratar con cicatrizantes las frutas para tratar de salvar parte de la producción
«Horrible». Rotundo, seco, como uno de los estampidos que han sonado estos días en el cielo antes de descargar piedras de hielo del tamaño de avellanas para poner en riesgo el trabajo de todo un año. Iván Martínez, presidente de la Cooperativa Frutos del Campo Nuestra Señora Villavieja de Nalda, pone voz a la desesperación que sienten todos los agricultores de la comarca.
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Cuatro granizadas en estas dos últimas semanas, la más reciente la de este pasado miércoles por la tarde, amenazan con arruinar la cosecha de ciruelas, de peras y otros frutales tanto en Nalda, la localidad más castigada por las tormentas en este inestable arranque estival, como en gran parte del rico valle del Iregua. «La granizada del miércoles por la tarde vino a rematar lo que ya provocó la primera de la semana pasada, que hizo muchísimo daño, porque cayó piedra muy gorda, de gran tamaño, y además muy dura», se lamenta el presidente de la cooperativa, que admite que «hay que esperar, es muy pronto todavía para valorar los daños que se hayan podido producir».
Con la recogida de cereza prácticamente rematada en todo el valle, el pedrisco se ha cebado especialmente en la comarca con la ciruela, cuya campaña de recogida suele comenzar a lo largo del mes de julio, aunque también con la pera, la manzana y otros frutales, como los albaricoques.
«Es horrible», insiste Iván Martínez, quien prefiere esperar unos días antes de hablar de datos y poder estimar las pérdidas. «Ahora tenemos que tratar con cicatrizantes la fruta golpeada para ver si se cierran las heridas y podemos salvar algo», explica, para admitir que los daños son evidentes. «Además de en los frutales, la huerta, y aquí hay mucha, ha sufrido muchísimo. La piedra ha destrozado todo lo que es de planta, tomateras enteras, calabacín, pimientos... No ha quedado ni el palo», asegura con tristeza el agricultor.
Ese era el ambiente que se vivía este jueves en Nalda. «Los agricultores están tristes, hundidos, porque es desesperante ver cómo en un rato, la granizada del miércoles duró diez minutos o menos, puedes perder el trabajo de todo un año», se admitía desde la asociación 'El Colletero'.
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Nueva amenaza de tormentas este viernes y desplome térmico el fin de semana, 13 grados menos
El verano se resiste en La Rioja. La influencia de la DANA que llegó a la Península el pasado martes mantendrá el ambiente de inestabilidad en la región tanto en la jornada de este viernes, con riesgo de tormentas fuertes, como durante el fin de semana, en el que, además, se producirá desde mañana un desplome térmico con una caída en las temperaturas máximas de hasta 13 grados.
Según informó la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), la Ibérica riojana entrará desde la medianoche del viernes al sábado en situación de aviso amarillo por lluvias –posibilidad de acumulación de 20 litros por metro cuadrado– y por tormenta –«que puede ir acompañado de granizo y rachas muy fuertes de viento»–.Junto a los posibilidad de precipitaciones la jornada del viernes se caracterizará por el calor, con máximas previstas que rondarán los 31 grados en Haro (17 de mínima), los 35 en Logroño (18) y los 37 en Calahorra, donde el mercurio no bajará de los 17. Sin embargo, para el día siguiente, los pronósticos oficiales anuncian temperaturas en descenso, «notable en las máximas». Las temperaturas máximas caerían hasta en 13 grados en solo 24 horas, para quedarse en 19 en Haro, en 22 en Logroño y en 24 en Calahorra. A partir del martes, empezaría de nuevo una escalada en los termómetros.
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