Calahorra estudiará el estado de la vivienda en el casco antiguo tras los derrumbes

La alcaldesa, Mónica Arceiz, lo avanzaba ayer martes delante de la Casa Consistorial, donde las banderas ondeaban a media asta como señal de duelo por la muerte de la inquilina del número 18 de la calle La Estrella, a quien se le cayó el techo de su habitación mientras dormía en su cama.

La regidora explicó que una vez finalicen las fiestas patronales de la localidad se abordará la problemática de vivienda en el casco histórico en una comisión integrada por técnicos del área de Urbanismo, de Servicios Sociales y la secretaria municipal. Esa reunión se convocará para el viernes 1 de septiembre con el fin de «ver qué hacemos» –señaló Arceiz– ante el riego que entrañan aquellas construcciones del casco antiguo que presentan un grado importante de deterioro. «Hay que hacer un estudio en profundidad de la situación de las viviendas y de las condiciones de habitabilidad», señalaba la alcaldesa.

La víctima en La Estrella 18, de 61 años de edad, era natural de Zaragoza. Aunque, según el testimonio de sus compañeros de piso, llevaba «muchos años» residiendo en este edificio, no estaba empadronada en Calahorra. Se llamaba Mari y trabajaba como recolectora de fruta para una empresa de servicios agrícolas que contrata personal para labores en fincas de Navarra y La Rioja.

Mari y sus otros cinco compañeros de piso formaban parte de la misma cuadrilla de temporeros, que estos días habían sido contratados para la campaña de la pera y de la manzana. El cuerpo de la fallecida permanecía ayer en el Instituto Anatómico Forense de La Rioja, donde se le realiza la autopsia para concretar las causas y la hora de su muerte. Este último dato es importante conocer, ya que ni sus compañeros de piso ni el resto de inquilinos del inmueble afectado puede señalar en qué momento se produjo el derrumbe.

De hecho, los hombres, de distintas nacionalidades, con los que compartía piso, no supieron del siniestro hasta que no volvieron a casa después de trabajar y alertados porque Mari no respondía a sus llamadas, tiraron la puerta de su habitación y vieron que el techo se le había caído encima. El suceso había sido consecuencia del derrumbe de una parte del tejado. En el edificio, de tres plantas, vivían además de Mari y los cinco hombres, otras ocho personas. Cuatro de ellas conforman una familia con dos hijos pequeños. Todos los vecinos han sido desalojados y se encuentran de momento en un hostal de la localidad y en el albergue juvenil.

Su realojo a más largo plazo es motivo de preocupación en el Ayuntamiento, una vez que todas las viviendas de emergencia social de las que dispone están ocupadas, debido también a los desalojos que tuvieron que realizarse el 19 de agosto por el derrumbe del número 18 de la calle San Andrés. «Hay mucha gente a la que realojar ahora mismo, los 11 de San Andrés y los 14 de La Estrella, y hay que ver de qué viviendas disponemos», afirmaba Arceiz, al tiempo que adelantaba que es probable que puedan utilizarse algunas de las conocidas como 'casas de los camineros', que rehabilita el Gobierno de La Rioja en la Carretera de Logroño «Nos han dicho que igual podríamos disponer de tres de ellas», explicaba la alcaldesa.