Foto de familia de trabajadores y usuarios de ARPAAutismo Rioja. Miguel Herreros

ARPA Autismo Rioja, una red conectada de centros y servicios

La asociación atiende a, aproximadamente, 300 personas con TEA y sus familias

Iñaki García

Logroño

Martes, 2 de abril 2024, 07:43

ARPA Autismo Rioja acoge a más de 300 personas con TEA y sus familias. «Ellos son nuestro motor para seguir adelante», los define Valle Vaquero, ... una de las caras visibles de una asociación formada por distintos centros y servicios interconectados y destinados a prestar atención a las personas autistas y su entorno durante todos los momentos de su vida.

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Se trata de un camino que arranca por el servicio de atención temprana. «Es una parte fundamental», afirma su responsable, Iria Losada. «Tenemos a niños de 0 a 6 años que casi nunca llegan con diagnóstico y trabajamos con ellos y, sobre todo, con las familias», recalca. En ese periodo, las intervenciones se realizan en el entorno, es decir, en los propios domicilios. «Es así para que ellos puedan adaptarse y adaptar también el hogar», incide Losada, quien apostilla que en algunas ocasiones es necesario «reajustar las expectativas» de los familiares.

Una vez que superan los seis años van dando los siguientes pasos. «Cuando son muy pequeños trabajas más la autonomía y las relaciones sociales y a partir de los 11 o 12 años son temas más de adolescencia y con otro nivel de madurez y necesidades», expone Estíbaliz de Cañas.

De esta manera, las personas con TEA van atravesando por diferentes proyectos y programas. Así, de los 12 a los 14 años participan en Esporas. «De lunes a jueves nuestro trabajo está enfocado a conseguir objetivos encaminados a que sean autónomos:los viernes, por su parte, contamos con dos grupos enfocados al ocio», enumera Paloma de Vicente. «Y los chicos que logran estos objetivos tienen un grupo, el de los expertos, que viene una vez al mes a compartir las experiencias que han ido acumulando», apostilla. A partir de ahí, existen otros servicios como el de respiro o el de vivienda tutelada, entre otros, e iniciativas como Purpurina, liderada por personas con trastorno del espectro autista y en cuya tienda pueden encontrarse productos como tazas, mochilas o camisetas.

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La red de servicios se sigue ampliando y, de hecho, hace tres meses se puso en marcha el centro ocupacional. «Intentamos que pueda ser un trampolín laboral», indica el director, Rafael Elícegui. «Queremos que vayan adquiriendo habilidades que les puedan servir en su autonomía y en un futuro trabajo», resume.

Y también para los adultos se levanta el centro Leo Kanner, que cuenta con 28 plazas para residentes, doce para centro de día y una ratio de un educador por cada dos usuarios. «Trabajamos la autonomía y el desarrollo personal, así como el aprendizaje de nuevas habilidades», explica Francisco Chinchilla. «También desarrollamos actividades de ocio y, sobre todo, llevamos a cabo una labor encaminada a mantener un estado emocional estable», añade. Los usuarios cuentan con un plan de apoyo individualizado porque, tal y como coinciden todos, cada uno tiene necesidades y características distintas.

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