El Logroño pone sobre la mesa su gran personalidad

Porque el equipo de Velasco dominó el encuentro los sesenta minutos de juegos, tanto atrás como adelante. En cuadro, afrontó el choque con personalidad, como quien no tiene nada que perder. Y eso que rápidamente se le pusieron las cosas en contra, cuando Ismael El Korchi se marchó injustamente expulsado por una acción que tan siquiera suponían una exclusión.

Pero el Ciudad de Logroño, que había mostrado seriedad desde el primer minuto, no sucumbió. La falta de recambios no fue un problema y después de empezar a someter al conjunto local a base de ataques fluidos y lanzamientos precisos, los franjivino supieron que también tendrían que jugar con cabeza. Y mucho corazón. En cada acción.

Pese a la roja al madrileño, los franjivino se mantuvieron en partido. Los efectivos con los que Velasco podía contar para la primera línea se limitaban a Juan Palomino, que jugó su mejor partido desde que está en Logroño, Álvaro Preciado, Ángel Rivero y Edu Cadarso, que todavía no se encuentra al cien por cien de sus posibilidades.

Pero los de Velasco, con un balonmano bastante vertical, sorprendieron a la defensa comandada por Oriol Rey y Joan Amigó y mantuvieron su ritmo anotador, profundizando las internadas a los seis metros o jugando con el pivote. Así, los riojanos abrieron huecos que llegaron a ser de cuatro goles, pero que el Granollers redujo a dos antes de alcanzar el descanso (16-18) después de enlazar la ofensiva logroñesa dos errores consecutivos. No obstante, los riojanos seguían prendidos en el partido, atentos a cada jugada, dejando muy poco margen para el error.

Pocas cosas pasaron en el inicio de la segunda parte. El Ciudad de Logroño continuó jugando a lo mismo, a un ataque contundente que casi siempre encontró huecos y subsistiendo a la gran actuación del exfranjivino Rangel Luan da Rosa, que se despidió con trece paradas, más que los dos guardametas del conjunto riojano. Sin embargo, tanto Jorge Pérez como Sasha Markelau detuvieron balones importantísimos, cortando una y otra vez la remontada local.

Con el dominio en el marcador (con rentas entre tres y cuatro goles), se llegó a los minutos finales en los que el Granollers profundizó su defensa, colocó una mixta a Álvaro Preciado e intentó asfixiar a los riojanos, que supieron jugar con cabeza, a veces utilizando el recurso de atacar con siete jugadores. Pero lo más importante, los franjivino jugaron con personalidad y se divirtieron en un triunfo histórico.