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Gonzalo anula la alegría del Ciudad de Logroño
La portería sentencia. El toledano fue decisivo para que el Barça se apunte la victoria en la segunda parte ante un gran equipo franjivino
Gonzalo Pérez de Vargas es, sin duda, uno de los mejores porteros del mundo. Sus intervenciones ganan partidos. Como el de este martes ante un ... Ciudad de Logroño que jugó un gran partido, sobre todo en la primera parte. De hecho, los franjivino llegaron a hacer sentir incómodo a un Barça que sentenció en el inicio de la segunda etapa gracias a las paradas del internacional español, aunque en los últimos minutos los azulgrana vieron limada una diferencia que llegó a ser de ocho goles. Al final, fue 30-35 para los catalanes, pero con un juego que gustó a la afición local, que ovacionó a los suyos.
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El Ciudad de Logroño hizo un gran primer tiempo. No tanto en defensa, donde encajó 21 goles, algo normal cuando se juega ante el mejor equipo del mundo, pero en ataque fue un reloj suizo, jugando con pasión y con mucho orden. La pasión le sirvió para mantenerse en partido en los momentos en los que el Barça sacó a relucir a sus jugadores de más calidad. La cabeza también ayudó, y mucho, para aferrarse al parqué del Palacio de los Deportes y mantenerse en partido.
El conjunto franjivino jugó probablemente los mejores minutos de esta primera vuelta, contagiando a su afición en cada ataque. El equipo azulgrana, cada vez que era marcado, utilizó su velocidad para nivelar las cosas. Porque en esos primeros veinte minutos, fueron los riojanos los que mandaron en el marcador. La defensa y la portería hacía lo que podía, pero se agarraba al encuentro.
Carlos Ortega se vio obligado a solicitar un tiempo muerto y poco después, tras una discutida exclusión de Serradilla pasaron al frente con una renta de tres goles. Pero los de Miguel Ángel Velasco supieron minimizar los daños, achicar aguas y seguir sorprendiendo a un Barça que probó con un 5-1 defensivo ya que el mayor daño lo estaba haciendo Javi Rodríguez a espaldas de Fabregas y Dika Mem.
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Tampoco pudo ampliar las rentas y a un minuto del paso por los vestuarios Leo Dutra, en una gran acción de fly con Mamadou Diocou, logró el empate (20-20) desnivelado por Fabregas, implacable en los seis metros (el pivote francés anotó siete tantos en esos primeros treinta minutos).
El partido quedaba abierto. El Ciudad de Logroño parecía haberle perdido el miedo al doble campeón europeo. Podía pasar cualquier cosas, pero las sensaciones eran muy buenas.
Y pasó lo de los grandes equipos: apareció Gonzalo Pérez de Vargas para aguarle la fiesta a los riojanos, que en el inicio de esos segundos treinta minutos vieron cómo el Barça sentenciaba las cosas con un parcial demoledor de 5-0 nada más salir de los vestuarios (20-26). Los de Velasco parecían entonces un equipo totalmente distinto, sin mordiente, acusando cada pérdida o parada del cancerbero, que detuvo seis lanzamientos en los primeros siete que le tiraron tras el paso por los vestuarios.
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Sin embargo, el Ciudad de Logroño, en un acto de pundonor, levantó la cabeza y miró otra vez al Barça de igual a igual para empezar a jugar con la misma tranquilidad de los primeros minutos. No le alcanzó para remontar, pero obligó a Ortega a pedir un tiempo muerto para evitar la sangría. La ovación final al equipo fue el premio a esa reacción.
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