Diocou da el triunfo al Logroño en el segundo final

Un triunfo muy celebrado por los riojanos, que en sus últimas dos salidas habían empatado. Pero ese gran gol no solo permite a los de Velasco sumar dos puntos en la cancha de un rival directo; ese triunfo le permite a los franjivino meterse en la pelea de la zona noble a falta de dos partidos para el final de la primera vuelta.

No arrancó bien el Ciudad de Logroño. Nada bien, sobre todo en su puntería. Porque en esos primeros instantes de encuentro se topó con un gran Roberto Rodríguez en portería y el Benidorm aprovechó los desajustes defensivos visitantes para marcar un parcial 4-0.

Lejos de desesperarse, el conjunto franjivino fue despejando esos fantasmas. El cero lo rompió Ángel Rivero y a partir de entonces fueron los riojanos los que mandaron en el Palau l'Illa alicantino. En un abrir y cerrar de ojos, las tornas cambiaron drásticamente y con un parcial de 7-1 los riojanos se pusieron a mandar en el electrónico frente a un Benidorm que pareció acusar el esfuerzo de jugar competición europea.

Un tiempo muerto de Fernando Latorre frenó la sangría de un Logroño bien manejado por Ismael El Korchi, responsable de los goles importantes para dar vuelta el resultado. Pero Miguel Velasco sabía que no había ganado, pese a abrir una renta de tres goles (7-10, minuto 20). Pronto el Benidorm cambió su fisonomía ofensiva y empezó a atacar con siete jugadores. Y con ese juego interior sumado a algunas distracciones riojanas, el partido se volvió a equilibrar.

A partir de entonces, todo se transformó en un toma y daca. Los de Velasco desaprovecharon dos balones sin portero para irse al descanso arriba en el marcador. Sin embargo, a falta de nueve segundos y después de un tiempo muerto del entrenador segoviano, Dutra estableció el 13-13.

Pocas cosas cambiaron en la segunda parte. Cualquiera de los dos conjuntos sumó méritos y errores por partes iguales. Estaba claro que se iba a decidir por detalles. Y esta vez, por fin, la moneda cayó del lado franjivino, que necesitaba una alegría así para escapar de la mediocridad en la que campaba.