Una medalla por la fuerza mental

María asegura que «las cosas si no te las crees no las consigues» y esa máxima parece compartirla con sus progenitores que un mínimo de cuatro días a la semana (cinco si hay competición) desplazan a María y su hermano Adrián –también atleta– desde Anguiano a Logroño para que puedan entrenar en el Adarraga. Por eso María explica que «la mitad de la medalla puede ser para mí, pero luego un cuarto es para mis padres y el otro cuarto, para mi entrenador (Eduardo Barrionuevo, por quien profesa devoción)».

María llegó al lanzamiento de jabalina casi de forma casual porque empezó a hacer vallas «pero no me gustaban y optaba por irme con otro grupo a lanzar». Ni siquiera después de estar con los dos brazos rotos se le quitaron las ganas, y por ello, con Eduardo Barrionuevo dirigiéndole, se centró en la jabalina, donde su progresión ha sido constante, «también probé con el disco, y también me gustaba, pero la jabalina se me daba mejor. Podía haber sido lanzadora de disco».

Al principio, el atletismo y la jabalina sólo eran un hobby, «luego ir al Nacional ya era un premio, y ahora, después de ser tercera... es una razón más de motivación, aunque la verdad es que yo soy muy motivada», admite.

Es gracias a esa motivación y a la capacidad de organización por lo que no tiene demasiados problemas a la hora de compatibilizar los estudios y los entrenamientos. «Ya sé que todos los días tengo 35 minutos de coche para llegar al Adarraga, más o menos otros 90 de entrenamiento, y otros 35 para volver a Anguiano. Pues es cuestión de hacer algo antes de iniciar el viaje y luego seguir estudiado cuando vuelvo».

Si todo va bien, en septiembre comenzará INEF en León, la cuna española de los lanzamientos. Para ella será un paso complicado dejar el Ultreia y a su entrenador. Este año ya ha cambiado la camiseta negra del Ultreia logroñés por la amarilla y blanca del Pamplona Atlético. Una de las entrenadoras de lanzamientos más prestigiosas del país, Idoia Mariezkurrena, se fijó en ella para el equipo sub 20 de la entidad; «Compito con el Pamplona Atlético, pero no ha cambiado mucho porque yo sigo entrenando con Edu y con mi grupo de siempre, por lo que es como si no me hubiera ido. Cambié de club porque era un paso adelante... pero no me crezco», bromea.

Después de una semana de vacaciones ya empezará a entrenar la temporada de verano donde «no me pongo ni techo ni límites», afirma, «llegaré hasta donde se pueda». Aunque en sus cálculos entra el llegar este verano a los 43 o 44 metros, «ahora estoy en 41 por lo que es mejorar». Si está en esa distancia no estará muy lejos del podio tampoco en verano. «Yo lo que quiero a partir de ahora es estar en condiciones de luchar por las medallas. Si las consigo, bien; si no las consigo, pues no pasa nada porque ya tengo una». No obstante, esa afirmación es falsa, porque no la tiene. De momento, María López es una medallista sin medalla. La Federación Española cometió un error a la hora de grabar las medallas que las lanzadoras debían recibir, así que les 'prestaron' unas para la ceremonia de premiación, pero se las retiraron un poco después con la promesa de que 'la buena' se la enviarían a casa.