Las hermanas Castelar (Rakel y Dori) manejan el asador y su tradicional horno de leña en el que elaboran cordero. JUSTO RODRÍGUEZ
Asador El Cortijo

Experiencia y buen gusto en un asador

Las hermanas Castelar –Rakel y Dori– dirigen el restaurante donde el horno de leña es el gran protagonista

César Álvarez

Logroño

Sábado, 31 de agosto 2024, 19:25

Alejado del bullicio de la capital riojana, pero muy cerca de ella, el Asador El Cortijo (ubicado en la calle Escobosa s/n del popular ... barrio logroñés) ofrece una oferta de cocina tan tradicional como el horno de leña, con varias décadas ya de vida, del que salen espectaculares asados.

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Rakel y Dori gobiernan el local. Les sobra experiencia... y carácter. Después de haber bregado en diferentes locales de la capital riojana decidieron arriesgarse y hacerse cargo del local que ahora ocupa el asador que lleva el nombre del barrio.

Con la experiencia acumulada en el Torrecilla de la calle Laurel, allá por los años 90; y después de haber pasado también por La Tasca de la Tía, poner en marcha el Pata Negra o lidiar con los habituales de la noche en el Gwenda, decidieron dar un paso al frente y asumir un reto aún mayor como era ponerse detrás de los fogones para atender un comedor. «Nosotras habíamos atendido bares de pinchos, pero nunca un restaurante», explican las hermanas que buscaban, nada más salir de las restricciones de la pandemia, un lugar donde poder trabajar con cierta amplitud, algo que no habían conseguido en la calle Laurel y que cuestionaba la viabilidad de sus negocios. El Asador El Cortijo abrió sus puertas en junio de 2020, huyendo de esas restricciones que afectaban a la hostelería en tiempos de pandemia.

La propuesta es muy tradicional, con asados y platos basados en productos de proximidad

En El Cortijo comenzaron por 'tunear' el local. Y lo hicieron ellas mismas –«no teníamos un duro, así que nos pusimos nosotras a ello, con ayuda de nuestros hijos», aseguran– y con bastante gusto. Pintaron las paredes con pintura con ceniza y como tenían muy claro qué iban a ofrecer y cuál iba a ser su estilo, diseñaron ellas mismas las lámparas que cuelgan del techo del amplio comedor (era una antigua nave de la contigua bodega Treviño) y que se basan en un elemento tan tradicional como las gavillas de sarmiento.

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El siguiente paso fue conseguir dominar el horno de leña ubicado en el local y que llevaba años en desuso. «No resultó fácil. Hay que controlarlo bien porque no se trata de meterle leña y jugar con eso. Acumula el calor dentro», señalan, explicando que aunque esté 'apagado' puede seguir cumpliendo su labor porque el ladrillo refractario con el que está construido mantiene la temperatura. «De hecho no es lo mismo cuando se enciende por primera vez, por ejemplo, por la mañana a cuando lo haces por la tarde después de haberlo tenido encendido hasta mediodía». Incluso para que coja temperatura, y pueda estar a pleno rendimiento para los asados de la comida, gente de la bodega Treviño (con la que comparten ubicación) les encienden el horno a primera hora de la mañana.

La cocina tradicional

Una vez descubiertos todos los secretos del horno, concretaron la propuesta gastronómica. Con los asados como estrellas de la casa, la carta se acompaña con chuletillas al sarmiento, pero también bacalao, lecherillas, varios tipos de croquetas, embuchados... y variadas ensaladas. Todo ello conforma una propuesta muy casera y de proximidad.

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Ese kilómetro cero alcanza su máxima expresión con la oferta vinícola del restaurante. Todos sus vinos blanco o tinto (joven, crianza o reserva) proceden de unos metros más allá. Se los proporciona la bodega Treviño, con la que 'comparten muro'.

Ahora en verano, todo ello se ha servido en horario de comida y cena, pero a partir de ahora su horario se centra en la comidas. El coqueto espacio ajardinado que se sitúa junto al restaurante «pierde sentido cuando la temperatura ya no es buena» y por eso, este fin de semana es el último en el que servirán cenas, pero seguirán atendiendo (salvo los lunes y martes que cierran por descanso semanal) a la hora de las comidas, que se alargan en la terraza con el tardeo, y también con almuerzos. «Mucha gente viene por aquí a pasear y luego almuerzan en lo que ya es casi una comida con sus croquetas, sus huevos...».

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