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15 miradas sobre 'The Logroñer'
Artistas riojanos recrean su personal paisaje y paisanaje de Logroño, en la colectiva abierta en Biblioteca de La Rioja hasta fin de mes
Si al otro lado del Atlántico presumen del semanario The New Yorker, a este lado del Ebro ya tenemos nuestro The Logroñer. O, al menos, varias de sus portadas, firmadas por quince autores locales con los que recorrer la capital desde distintas perspectivas gráficas y personales, y con una mirada positiva y afectuosa sobre la ciudad.
'The Logroñer: Un homenaje ilustrado a Logroño' da título a la exposición que reúne estas portadas en la Biblioteca de La Rioja hasta el 31 de enero, en el marco del festival Actual 2024.
Comisariada por el dibujante Pedro Espinosa, la muestra es un tributo a la ciudad de Logroño y a la creatividad local, que en el ámbito del dibujo y la ilustración vive un momento «muy rico y variopinto», reconoce. Y prueba de ello es que en 'The Logroñer' no están todos los que son, pero sí una notable representación.
El propio Espinosa se autorretrata en su portada junto a la concha del Espolón como el 'dibujante sudoroso' que es en su último cómic, y lo hace entre adolescentes raperos y hiphoperos y su madre. En el mismo paseo, en la fuente de Espartero, levanta su carta del tarot Mariano Espinosa con los protagonistas de la película 'Alegrías riojanas' de César Velasco, de cuya gráfica es responsable.
En su 'Laurel Square', Carlos Sacristán 'Tris' ha fusionado Time Square con nuestra calle más popular, donde en grandes rótulos se anuncian establecimientos de la solera de The Tudelilla's Soldier, Angel's, House Pali o Sorian. Tampoco falta el icónico beso del marinero inmortalizado por Alfred Eisenstaedt, aunque en este caso la besada no es una enfermera sino una riojanita.
Manuel Romero ha recuperado una ilustración de hace unos años en la que homenajeaba a Tintín y su aventura 'Objetivo la Luna'. El objetivo es ahora Logroño, donde Tintín brinda con un Rioja ante La Redonda, cuyas torres emulan al cohete de Hergé a punto de despegar. Jorge Frías 'Sinsal' ha optado por un trenecito, el de las chuches del Tívoli, esquina donde lo mismo se dispensaban golosinas que droga, advierte en su ilustración.
José María Lema, por su parte, ha creado una Atenea para el Mercurio alado que en su día ideó (y pintó Carlos López Garrido) en la trasera de los Cines Moderno a modo de gran mural. Como en aquel Mercurio que homenajeaba al comercio de la ciudad, en esta Atenea también recupera rótulos de comercios icónicos como La Inglesa, Tívoli, Niza, Logroñesa de Armas, Torino, La Roja...
Enrique Cabezón echa mano de Galactus, el devorador de planetas de la factoría Marvel, que asoma amenazante sobre el Paseo de las Cien Tiendas, un guiño a los tebeos de su infancia y a una 'pesadilla' urbana. De las profundidades del Puente de Hierro extrae José Antonio Troya el atrezzo musical, literario y artístico de los amigos de la adolescencia, retroalimentados en sus actividades culturales con el paso del tiempo. La debilidad de Jorge Ochagavía por los animales le ha llevado a recrear el vecino León dormido, y no descarta fantasear sobre los sueños de la fiera en futuras ilustraciones.
Todos estos autores riojanos acudieron este martes por la mañana a la inauguración de la exposición, una colectiva que se completa con las propuestas de Antonia Santolaya, Naiara Arrieta, Raquel Marín, Sara Ramírez, Javier Jubera y César Herce.
Por la tarde, Santolaya, Romero, Herce, Lema, Raquel Marín y Pedro Espinosa compartieron mesa redonda en la Biblioteca, donde hablaron de 'Nuevas narrativas visuales de La Rioja'.
Momento de reivindicar
«Cuando empecé estaba yo solo y ahora hay riojanos que están publicando nacional e internacionalmente con una gran riqueza y variedad de estilos; hay quien ilustra en prensa, en libros, gente que hace cómics, guionistas...». Pedro Espinosa se jacta de la buena salud de la ilustración y el cómic. «Es algo general. La novela gráfica ha aumentado en cantidad y calidad por todas partes. Y en La Rioja es un buen momento para reivindicarla, porque aquí hay mucho y bueno en ilustración». ¿Algo común a los autores locales? «Que amamos la profesión», sentencia.
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