Borrar
Ana y Roberto se besan en el cartel de Iberpop 84, un diseño de Jorge Elías con fotografía de Jesús Rocandio (1984). A esta imagen se superpone la de Meri y Sonia, que se besan en el mismo lugar cuarenta años después (2023), fotografiadas por Justo Rodríguez.

40 años de Iberpop

Cuando Logroño salió de las cavernas

Tras ser denunciado «por incitar a la homosexualidad», el cartel del festival Iberpop 84 se convirtió en icono de una Rioja que quería ser moderna

J. Sainz

Logroño

Domingo, 26 de noviembre 2023

Comenta

Logroño salió de las cavernas con aquel cartel de Iberpop 84. La hoy icónica imagen de una pareja besándose levantó una polémica nacional, que, con el efecto contrario al pretendido por sus censores, fue la mejor publicidad para un festival nuevo y situó en el mapa a una pequeña ciudad de provincias que a duras penas asomaba a la modernidad. La idea era del diseñador Jorge Elías y la foto, tomada en un garaje de la calle Velázquez, de Jesús Rocandio. Para asombro de todos, el presidente del Tribunal de Menores de Logroño puso una denuncia por considerar que «incitaba a la homosexualidad». Hoy puede parecer una sandez –que lo es–, pero hace cuarenta años todavía había quienes se erigían en defensores de las 'buenas costumbres' y tenían poder para castigar su incumplimiento.

En 1984, año distópico por excelencia, cualquier cosa podía suceder. Incluso en la aparentemente apacible capital de una nueva comunidad llamada La Rioja. Pero aquello tan pacato y anticuado incluso entonces sorprendió a todo el país. El juez de Menores Francisco Martínez Corbalán vio obscenidad y escándalo público en aquella imagen, un atentado «contra la dignidad social y masculina».

2023

Imagen después - Arriba, Ana y Roberto se besan en el cartel de Iberpop 84, un diseño de Jorge Elías con fotografía de Jesús Rocandio. Abajo, Meri y Sonia se besan en el mismo lugar cuarenta años después.

1983

Imagen antes - Arriba, Ana y Roberto se besan en el cartel de Iberpop 84, un diseño de Jorge Elías con fotografía de Jesús Rocandio. Abajo, Meri y Sonia se besan en el mismo lugar cuarenta años después.
Arriba, Ana y Roberto se besan en el cartel de Iberpop 84, un diseño de Jorge Elías con fotografía de Jesús Rocandio. Abajo, Meri y Sonia se besan en el mismo lugar cuarenta años después. IBERPOP / JUSTO RODRÍGUEZ

Eran las navidades, última semana del año. El póster hizo que las uvas se les atragantasen a los de moral más estrecha y la denuncia, a sus autores. Finalmente, el fiscal, de apellido Tejero, desestimó el caso por no encontrar indicios de delito, no sin que antes los responsables del cartel tuvieran que explicar que se trataba de una pareja heterosexual y, además, matrimonio. ¿Año nuevo, vida nueva? No del todo.

El creador de Iberpop, Ignacio Faulín (veintidós años entonces), había encargado el proyecto a Jorge Elías (veinte años), amigo suyo, estudiante de Diseño en Zaragoza y alumno de fotografía de Jesús Rocandio (veinticinco años) en Cámara Oscura, la academia de imagen recién implantada en la ciudad (hoy Casa de la Imagen). Los tres son actualmente profesionales de prestigio con acreditadas trayectorias, pero entonces solo eran 'unos modernos de Logroño'. Poca cosa para todo un magistrado de casta.

Newsletter

Y todo por un esguince

Al recibir el encargo, Elías enseguida tuvo la idea para su diseño: «Algo muy moderno, una imagen garajera, muy de la Movida, algo que diese un golpe encima de la mesa en una ciudad tan tradicional como Logroño».

Rocandio, por su parte, propuso «un estilo de fotografía muy americano»: «Se llevaba lo 'underground' –recuerda–, pero siempre hecho con mucha calidad, mucha producción, con protagonismo de los colores, la iluminación, el posado impecable...»

No fue fácil encontrar modelos. Jesús pensó en «una pareja que frecuentaba una discoteca de Nájera, que siempre vestían muy modernos y se maquillaban y llamaban la atención». Cuando se lo propusieron «aceptaron encantados»: se llamaban Roberto y Ana, él de Casalarreina y ella de Zaragoza, los dos eran médicos en Santa Coloma, y estaban casados.

Era el otoño del 83. 'Under-ground' en un Logroño sin subterráneos solo podía ser un garaje, así que decidirse por el de la familia Elías en Velázquez fue lo que menos les costó. Lo convirtieron en su estudio por unas horas. Dispusieron los coches de forma determinada: en primer plano el Seat Ritmo verde de la pareja y al fondo el Panda rojo de Rocandio.

Para que entonara habían pedido a Ana que también vistiese algo verde y apareció con un jersey de ochos ajustado, «nada sexy», recuerdan que dijo, «pero que iba muy bien». También llevaba una minifalda negra y pantis verdes. «La combinación de colores de ella con la chupa negra de él era estupenda», para el fotógrafo.

Rocandio estrenaba una Mamiya RZ que le permitía trabajar con un formato mayor y daba «una calidad de imagen contundente, sin nada de grano». «Probamos distintas cosas –recuerda–, sobre todo en el posado. Ellos más o menos apoyados en su coche, besándose con más lengua o con menos lengua. Esas cosas. Pero enseguida tuvimos la foto. Quedó genial».

Jorge Elías (sentado), junto al recordado Francis Cillero, Jesús Rocandio, Pedro Almodóvar y Santiago Tabernero, en Iberpop 85. IBERPOP

El problema surgió al ponerse a trabajar con la diapositiva en el cartel. Resulta que Ana se había hecho un esguince días atrás y por debajo de los pantis llevaba un vendaje del que solo se percataron entonces. Como les pareció que «quedaba mal», sencillamente decidieron cortar la imagen por la parte de abajo. Y así quedó.

Nadie podía imaginar lo que pasaría después: que un juez iba a interpretar que la pareja estaba formada por dos hombres porque los dos llevaban pantalones, pelo corto y sin pendientes. Y tampoco nadie podía imaginar que los denunciaría por homosexualidad. Probablemente el esguince lo tuviera él en la mente.

«Se montó un buen revuelo –asegura Faulín–. Toda la prensa nacional se hizo eco de aquello, los telediarios, los programas importantes, los periódicos. Había incluso cierto cachondeo, pero nosotros estábamos preocupados. El 2 de enero pude reunirme con el consejero y él nos tranquilizó».

Al socialista José Ignacio Pérez Sáenz –el festival lo financiaba la Comunidad Autónoma–, lo único que le había parecido «un poco fuerte» cuando le mostraron el diseño fue el beso en sí, según la hemeroteca, pero al conocer la denuncia y sus argumentos declaró que no lo veía «tan escandaloso».

Ante todo les tranquilizaba el hecho de que la denuncia se basara en una falsedad, un presupuesto erróneo. Y eso es lo más lamentable de esta historia. «De haber sido de verdad una pareja homosexual –responde Rocandio cuarenta años después–, sí habríamos tenido serios problemas. Aquella interpretación ya era anticuada entonces, pero todavía te lo podían hacer pasar mal».

Les pedían dos millones de pesetas de multa y diez años de inhabilitación para trabajar con la Administración. Al final, cosas de la vida, les salvó el fiscal, el tal Tejero. Jorge ahora se ríe pero todavía se acuerda de la cara de su padre en la cena de Nochevieja, «como diciendo: Hijo, ¿por qué nos haces esto?». Fue así cómo se comieron las uvas en aquella casa con un garaje que de algún modo todavía representaba las cavernas.

Un beso por la normalidad

En su día la icónica imagen de Iberpop 84 fue transgresora sin pretenderlo en la lucha por la libertad sexual. Cuarenta años después, Diario LA RIOJA ha querido homenajearla reinterpretándola con otra joven pareja sin preguntar por su identidad de género ni opción sexual. En aquel mismo garaje de Velázquez, en el mismo punto de Logroño donde Roberto y Ana se besaron un día de otoño de 1983, lo han hecho ahora Sonia y Meri. Ellas no conocían esta historia, ahora sí. El resto lo pone la magia del fotógrafo Justo Rodríguez.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja Cuando Logroño salió de las cavernas