Artistas de instituto dentro de su musical de película

Lo bueno que haces a los diecisiete es para toda la vida. Si montas un musical con tu clase, por muchas vueltas que dé el mundo, siempre tendrás el recuerdo de aquel curso en el que cantasteis juntos, bailasteis y fuisteis una compañía de artistas sacando adelante un proyecto común. Veinticinco alumnas y alumnos de segundo de Bachillerato de Artes del IES Batalla de Clavijo son ahora esa compañía efímera y al mismo tiempo indisoluble, y juntos ultiman 'Teen Beach Movie', el espectáculo que llevan seis meses preparando. Lo representan este fin de semana (hoy jueves y viernes en la Sala Gonzalo de Berceo y sábado en el Auditorio de Logroño). Están impacientes y a la vez sienten que se acaba. Todavía no saben que esa experiencia no va a dejar de acompañarles. Y que parte de ellos va a estar siempre dentro de esa historia que han hecho suya.

Algo parecido les sucede a los protagonistas de 'Teen Beach', que viven su aventura dentro de una película de surferos, moteros y villanos a los que tendrán que derrotar juntos con el entusiasmo de su juventud y con la mejor de sus armas: la música. Es una película de Disney Channel que el Batalla versiona y actualiza. «Hemos crecido viendo esa película, pero nosotros le quitamos la ñoñería, metemos muchas canciones y la hacemos a nuestra manera», afirman.

«Sobre todo, esto nos ha unido como grupo. Esta clase es la mejor», comentan los chicos al finalizar uno de los últimos ensayos. Son las cinco de la tarde y el grupo al completo permanece en el instituto fuera del horario lectivo trabajando en algo que les motiva durante todo el curso infinitamente más que estudiar partituras. «Es una actividad que me piden los propios alumnos –explica Paloma Pérez–. Les hace mucha ilusión, se la toman muy en serio y trabajan muy duro desde octubre hasta marzo. Yo creo que esto es lo que se van a llevar de su paso por el instituto».

La profesora de Análisis Musical II dirige el espectáculo y es su verdadera alma máter. Lleva diez años haciéndolo con cada grupo que pasa por su aula: Chicago, Los 40 Principales, Hoy no me puedo levantar, We will rock you, El gran showman, Camp Rock, que se suspendió hace dos años por la pandemia cuando ya estaba casi listo, o por supuesto Grease, el musical juvenil por excelencia. «La elección la hacen los alumnos y también el reparto de papeles, que es lo que más nos cuesta, pero luego todos se entregan. Y lo representamos con música en directo, que es una dificultad añadida no muy habitual, pero este año hay muy buen nivel».

También echan una mano otros profesores del centro, para el que el musical es una de las actividades que contribuye a su prestigio ante la comunidad educativa y entre los propios jóvenes. Y además colaboran profesionales de las artes escénicas, como el director Fernando Gil, el actor César Novalgos o el tenor Miguel Olano: «Principalmente –dice el cantante al salir del ensayo– les he dado consejos para que sepan respirar porque van a tener que cantar, bailar, recitar e ir corriendo de un lado a otro. Creo que son técnicas que les servirán cuando actúen y, sobre todo, les harán ver el trabajo que hay detrás de un artista».

Hacer teatro también despierta en ellos el interés por ver teatro y, en este tiempo en el que las relaciones virtuales tienen tanta influencia, cualquier expresión artística presencial y compartida como esa es casi una forma de resistencia. Ahora además los artistas son ellos: tocan quince instrumentos, cantan en vivo, bailan e interpretan una historia de jóvenes soñadores. Y sueñan juntos.

Quizás el día de mañana, cada cual por su lado, se dediquen a la música, al teatro o a cualquiera de las artes. O quizás el mundo los lleve por otros caminos. Pero ahora son artistas y están viviendo su propia película. Y eso a los diecisiete es ya para toda la vida.