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Algunos establecimientos generan una gran cantidad de residuos orgánicos que tienen obligación de separar. Si lo hacen bien, multiplican los efectos de su acción

En el caso de los residuos orgánicos o biorresiduos, la cantidad que es importante. No es lo mismo lo que se genera en un domicilio que lo que produce un restaurante o las cocinas de un comedor en una gran empresa… La correcta separación de los biorresiduos por parte de los grandes generadores es importante a la hora de alcanzar los objetivos de reciclaje previstos a nivel europeo.
Se considera gran generador de biorresiduos a la persona o empresa que genera gran cantidad de residuos orgánicos en su actividad diaria. Aunque la legislación no establece las cuantías claramente, algunas comunidades autónomas califican así a todo el que produce más de 100 o 120 litros de biorresiduos al día, o más de 500 kg a la semana.
Sector prioritario
Según el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico los grandes generadores producen hasta el 30% de todos los biorresiduos municipales. Y si separan bien, producen una materia orgánica limpia y con pocos impropios, por lo que son un sector prioritario.
Además, la legislación vigente establece para estos negocios la obligatoriedad de separar la materia orgánica y depositarla después en los contenedores marrones puestos a su disposición en las calles del municipio (o bien gestionarla a través de gestores autorizados)
En La Rioja –sin contar Logroño–, aunque no hay un registro detallado, existen más de 1.000 establecimientos que pueden ser considerados grandes generadores. Las estimaciones señalan que existen unos 720 restaurantes, bares y cafeterías (lo que supone el 70% del total de grandes generadores); 180 establecimientos como fruterías, tiendas de alimentación, floristerías (17%), o luego 90 supermercados (8%), 40 centros educativos con comedor (3%) y unas 20 residencias y centros de día personas mayores (2% del total ).
En La Rioja se ha dado prioridad al sector y se han visitado e informado durante estos últimos meses a casi un millar de estos establecimientos (la campaña aún no ha finalizado).
También está previsto realizar una jornada informativa específica para el sector que contará con la participación de las asociaciones más representativas.
Pilar Bernechea, la coordinadora de campo que ha supervisado al equipo de educadores ambientales durante sus visitas informativas a los grandes generadores en la campaña, valora como ha sido la aceptación de los establecimientos. «En general, los negocios más pequeños se han mostrado bastante receptivos y colaborativos», señala, y explica: «Normalmente, todos suelen recibirnos correctamente, aunque a veces relacionan la visita con posibles multas o impuestos, sobre todo si han tenido visitas previas relacionadas con el reciclaje de otros residuos».
Bernechea lamenta, no obstante, que «en general, la mayoría de los establecimientos visitados todavía no separan la orgánica ni conocen los beneficios de usar el contenedor marrón».
Una cocinera deposita en el contenedor marrón del restaurante los restos de pelar una patata. L.R.
Entre los pocos que sí la separan, «las prácticas son variadas: algunos depositan los residuos directamente en los contenedores, sin bolsa (lo que está permitido); otros utilizan bolsas de plástico en vez de compostables, lo que ocasiona graves problemas en las líneas de tratamiento del Ecoparque. Por último, los hay que utilizan un gestor autorizado para recoger sus residuos», explica la coordinadora de la campaña.
En sus visitas, los establecimientos le han transmitido algunos obstáculos: «Uno de los problemas que comentan es que la boca del contenedor marrón resulta demasiado pequeña para la cantidad de residuos que generan». Sin embargo, esto tiene una solución sencilla: los contenedores cuentan con una cerradura, y los establecimientos pueden solicitar una llave para poder abrir la tapa por completo.
Igualmente, comenta Bernechea se refirieron al uso de bolsas compostables de gran tamaño, «dicen que a veces se rompen porque no soportan el peso de los residuos. La solución sencilla es utilizar varias bolsas compostables pequeñas, que además son más cómodas y fáciles de manipular, o incluso echar los restos a granel dentro del contenedor marrón. Lo que bajo ningún concepto se puede hacer es utilizar bolsas de plástico –por ejemplo, la típica bolsa negra industrial– porque, al no ser compostables, producen problemas en la línea de tratamiento».
Problemas con solución
Para solventar esos inconvenientes, desde el Consorcio de Aguas y Residuos de La Rioja, se han aportado soluciones: «Por una parte, se les ofrecen cubos marrones gratuitos para transportar sus residuos orgánicos más cómodamente. Hay dos tamaños disponibles, de 40 litros o de 120 litros con ruedas para que cada establecimiento elija el que más le conviene en función de la cantidad de materia orgánica que produce», señala la coordinadora de la campaña, quien añade: «También tienen a su disposición llaves especiales, para que puedan abrir la tapa del contenedor marrón completamente y no tengan que depositar sus bolsas a través de la abertura pequeña, como el resto de los ciudadanos».
Además, como reconocimiento a su labor de reciclaje y para que quede constancia ante sus propios clientes, a los negocios que se comprometen a usar el marrón se les entrega un adhesivo para que coloquen en su pared, con el lema ‘Este establecimiento Recicla la Orgánica’.