Laguardia
En memoria de los tres fusilados del día de SantiagoEl maestro de Treviana, un religioso de Anguciana y un joven no identificado fueron asesinados en el 1936
El 25 de julio de 1936 la festividad de Santiago quedó ensombrecida en Laguardia por el cruel asesinato de tres vecinos de La Rioja, fusilados en su pedanía. El júbilo se transformó en la sangre de esos hombres, uno de ellos aún sin identificar, que perdieron la vida por defender sus valores e ideales a manos de los contrarios del gobierno de la II República. Casi 90 años después, su recuerdo sigue latente en un tótem instalado en la Senda de la Traición que ayer fue presentado por familiares, allegados e instituciones públicas.
A la orilla del río que lleva de Assa a Laguardia, junto a una choza, aparecieron los cadáveres de tres hombres. Gracias al encomiable labor del juez muncipal de la localidad riojanoalavesa, Bienvenido Martínez García, pudo conocerse la identidad de dos: Antonio Bombín Hortelano y Juan Larreta Larrea. Ambos vecinos de La Rioja. Antonio Bombín Hortelano era un religioso franciscano de Castrillo de Don Juan (Palencia). Estuvo destinado en Lima, donde fue además profesor de literatura y filosofía, antes de aterrizar en Anguciana. Además de sus funciones como religioso, se significó en actos políticos socialistas y era colaborador del semanario Izquierda Republicana.
Juan Larreta Larrea, natural de Pamplona, era maestro de profesión y había ejercido en Izaba (Navarra) hasta que en 1922 tuvo que abandonar el municipio por sus ideas. Fue nombrado director de la escuela de Treviana, donde ejerció de profesor hasta su asesinato en 1936. Además, fue miembro de Izquierda Republicana y de UGT, fundó el círculo socialista del pueblo y fue encargado de proclamar la Segunda República en la localidad. Tenía cinco hijos, uno de ellos huyó al exilio mientras que el resto fue internado en un orfanato. Ayer, en el lugar de los asesinatos, una de sus nietas, Asún Larreta rememoró la injusticia que tuvo que vivir su abuelo.
