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Torrecilla en Cameros
Abandono y ruina en plena Red Natura 2000La CHE debe demoler de forma subsidiaria las instalaciones de la piscifactoría abandonada hace más de una década, convertida en un vertedero
Pocas cosas tan extrañas y tan inútiles como una piscifactoría abandonada. Es el caso de la de Torrecilla en Cameros, a la que en 2017 le expiró el derecho de aprovechamiento de las aguas públicas del Iregua obtenido en 1968, después de varios años sin ejercer la explotación del río. Los dueños intentaron reconvertir las instalaciones en una central hidroeléctrica, pero la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) no lo permitió. Desde 2012 las asociaciones Amigos de la Tierra y Ríos con Vida han solicitado la restauración del curso fluvial del Iregua mediante la eliminación de la infraestructura que ocupa el dominio público hidráulico y en 2019 la CHE ordenó la demolición de la piscifactoría, si bien ha pasado un lustro y las instalaciones siguen intactas.
Hasta hace apenas siete meses, tras agotar los plazos concedidos y los preceptivos apercibimientos para la presentación del proyecto de demolición, cuyo incumplimiento puede acarrear sanción administrativa a los responsables, no se había presentado nada. Ahora la Consejería de Agricultura, Ganadería, Mundo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de La Rioja ha informado a Diario LA RIOJA de que la empresa ha presentado el proyecto anunciando que no realizará la demolición, aunque asumiría la ejecución subsidiaria, por lo que ahora es la CHE la que debe acometer la restauración del curso fluvial del Iregua mediante la eliminación del azud y presentar la factura por los costes a los responsables, alargando aún más la rehabilitación del curso del río y el entorno, puesto que no se prevé que se lleve a cabo hasta al menos 2026. Y es que, actualmente, ni se ha licitado dicha obra.
La CHE no ha respondido a ninguna de las numerosas peticiones de información que ha realizado este medio sobre este caso. «La CHE demuestra un completo desinterés por proceder a su demolición y lograr conseguir la continuidad fluvial del Iregua», expone Juan Donaire, miembro de Amigos de la Tierra en La Rioja. «No solo pedimos la demolición de esta antigua piscifactoría, también del azud. Es una medida que se está realizando en muchas partes de España pero en La Rioja apenas se ha llevado a cabo», añade Juan Donaire.
Los propietarios han presentado el proyecto de demolición y asumirán la ejecución subsidiaria
Amigos de La Rioja y Ríos con Vida reclaman desde 2012 la restauración del curso fluvial del Iregua
Durante años la piscifactoría dio empleo a una decena de trabajadores del pueblo
Por otra parte, el alcalde de Torrecilla en Cameros, Sergio Martínez Astola, señala que las instalaciones se encuentran «en una situación de ruina total y abandono», por lo que considera «una prioridad» la demolición de la infraestructura si no hay posibilidad de recuperarla. Una piscifactoría en la que trabajaban habitualmente una decena de personas, la mayoría del pueblo. «Una vez las instalaciones de la piscifactoría dejaron de ser productivas y de ser un punto de generación de actividad económica y empleo, perdiendo además cualquier tipo viabilidad futura, creemos que su demolición, así como la restitución del entorno a su situación original no sólo es la solución más acertada sino una medida absolutamente necesaria», declara Sergio Martínez Astola.
Cinco muertos
Para colmo, en 2022 las Peñas del Iregua, el precioso enclave en el que se encuentra la piscifactoría, fueron incluidas en la Red Natura 2000, que supone el principal instrumento de conservación del patrimonio natural. La piscifactoría es un borrón en el pecioso paisaje. Por toda la instalación, que parece que alguien ha utilizado alguna vez como corral y también como residencia okupa, se han vertido las barcas de corcho blanco en las que antaño se distribuía y servía el pescado, hay garrafas de todo tipo y hasta un coche desvencijado al que no le quedan ventanas ni volante, inundado, como todo, por la maleza. La piscifactoría está cerrada, y es propiedad privada, pero el acceso es sencillo y en algunos puntos, por agujeros y posibles caídas, resulta peligroso.
Las instalaciones, en ruina tras el abandono tras más de una década, se han convertido en un vertedero
El dueño de la empresa y su hijo murieron asfixiados en 2007 y en 2010 apareció el cadáver de un directivo
Si bien hay una serie de circunstancias que merecen ser tenidas en cuenta. En 2007 cuatro personas murieron asfixiados a causa de los gases de una fosa séptica en una piscifactoría de Guadalajara, el dueño, su hijo y dos empleados, unos intentando salvar a otros. El grupo Piszolla poseía entonces siete plantas en España especializadas en truchas arcoíris, entre ellas la de Torrecilla en Cameros, produciendo en total más de 4.000 toneladas anuales de pescado que comercializaban en España, Portugal, Francia, Alemania y Austria. Un año después, Luis Barrios, directivo de la piscifactoría camerana en 2008, desapareció. Su cadáver fue hallado junto a una pistola dos años después, en 2010, en El Espinedo, paraje de Torrecilla en Cameros. Poco después la piscifactoría cerró y hasta hoy.
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